Avanzar hacia una sociedad que deje a un lado los combustibles fósiles es ya no solo un objetivo a alcanzar, sino una necesidad perentoria. Alrededor del 80% de la energía mundial dependen del carbón, el petróleo y el gas natural, principales responsables del calentamiento global y el cambio climático. La descarbonización del transporte, también la del transporte público, ha entrado en las principales agendas de todos los gobiernos. La normativa europea es clara: para 2025, el 45% de los autobuses públicos deben ser vehículos limpios y, para 2030, el 65%. Bizkaibus, con más de 330 unidades operativas, se prepara para afrontar la descarbonización de su flota, con la mirada puesta en 2035. Según el calendario previsto por la Diputación, para ese año habrá 66 autobuses eléctricos en la flota de Bizkaibus, multiplicando por once los seis actuales.

No es baladí que, entre las políticas que se están desarrollando para lograr un mundo más sostenible, se esté haciendo especial hincapié en aquellas relacionadas con el transporte: es el sector que más energía consume, alrededor del 30% y casi el 95% del consumo final corresponde al que se realiza por carretera. En el marco de la estrategia de la Unión Europea para la descarbonización del sector del transporte, en 2019 se aprobó una directiva, transpuesta al Estado español dos años después, para promover vehículos limpios y energéticamente eficientes. Entre otros, fija unos objetivos mínimos de contratación pública de vehículos no contaminantes, que deben alcanzarse en dos periodos de referencia establecidos en 2025 y 2030, y que se han adaptado a cada estado miembro teniendo en cuenta su capacidad económica, medida en PIB per cápita, y su exposición a la contaminación, en términos de población urbana. En el caso del Estado español, se han establecido una cuota de vehículos limpios del 45% en los contratos públicos hasta 2025 y del 65% en los que se realicen hasta 2030. Con un añadido: la mitad de ese porcentaje deben ser de autobuses de emisión cero.

La Ley de Sostenibilidad Energética de la CAV, además, obliga a las administraciones públicas vascas a que el 100% de la flota que se renueve utilice combustibles alternativos ya desde 2020 en las concesiones que se otorguen o renueven. Un requisito que ya prevé la propia Diputación, al incorporar “exigencia de que el servicio Bizkaibus sea mediante vehículos que utilicen combustibles alternativos en la renovación de licencias o concesiones administrativas”.

En ese escenario, la Diputación va a elaborar un estudio especializado en tecnologías de vehículos limpios que le permita desarrollar una estrategia de cara a las próximas adquisiciones de vehículos. El objetivo es, por un lado, cumplir los objetivos legales de descarbonización que le son de aplicación y, por otra parte, minimizar el impacto económico de esas nuevas compras. Y es que, mientras el coste de un autobús con carburante tradicional tiene un coste de entre 300.000 y 400.000 euros, en el caso de los eléctricos el precio se dispara hasta los 600.000. ¿Los eléctricos? 800.000 euros. Teniendo en cuenta además que los autobuses tardan unos 15 meses en fabricarse, la planificación y anticipación es fundamental.

El plan analizará, en primer lugar, las tecnologías de propulsión que están disponibles actualmente en el mercado y que se podría incorporar a la flota de Bizkaibus, teniendo en cuenta, por ejemplo, el trayecto que cubre. Se plantearán tres alternativas tanto de vehículos de emisión cero como de los que utilizan combustibles alternativos –batería eléctrica, pila de combustible...–, eligiendo la mejor opción teniendo en cuenta el precio –tanto inicial como de los recambios o la variación que puede tener el coste del combustible– o la madurez y disponibilidad en el mercado de la tecnología. Se realizará un análisis de este tipo por cada una de las seis concesiones del servicio.

Cronograma

También se elaborarán un cronograma para ir incorporando las tecnologías elegidas a la flota, analizando la autonomía de cada una en función de los kilómetros de operación, los puntos de recarga y la cuantificación del posible incremento de kilómetros en vacío. Todo ello se incorporará a un simulador que analizará la tecnología elegida, el tipo de vehículo, el dimensionamiento necesario de la flota, la localización de los puntos de recarga, variables relacionadas con las necesidades de climatización y calefacción... Finalmente, será necesario calcular la inversión necesaria para afrontar esa renovación de la flota, identificando los ahorros por el cambio de tecnología de propulsión y por reducción de emisiones, y los costes adicionales del mantenimiento, así como de las instalaciones accesorias necesarias. l

Al detalle

Flota

Autobuses eléctricos. En la actualidad, las líneas de autobús interurbanas de Bizkaibus cuentan con seis vehículos eléctricos y 79 híbridos, lo que supone el 25% de la flota. El resto de los vehículos cumple con las directrices europeas en materia medioambiental.

330

Flota. La flota del servicio de Bizkaibus está compuesta por más de 330 autobuses, que se distribuyen en 102 líneas para dar cobertura a todo el territorio. Recorren, cada jornada, más de 100.000 kilómetros como media, efectuando alrededor de 89.000 viajes diarios.