El reto solidario de Javier Abaurrea, una marcha popular al Ilso el pasado 9 de junio, se ha traducido en más de 14.000 euros recaudados para donar a la Asociación de Cáncer de Mama y Ginecológico de Bizkaia, Acambi. La simbólica entrega del cheque en la sede cerró la cuarta iniciativa de este tipo, nacida del deseo de concienciar sobre la enfermedad que sufrió su mujer, Karmele Isusi y recordar que también afecta a los hombres. El lema Porque no estás sola... ni solo le acompaña siempre.
“Quiero agradecer a todas las personas y entidades que han colaborado con las iniciativas que se desarrollaron a lo largo del fin de semana”, agradeció. Y es que, además de la caminata de montaña, Gordexola se volcó con conciertos, una subasta, campeonato de paellas, talleres infantiles y monólogos... todo con una vocación altruista.
El programa comenzó con una charla en la Sala de cultura de Camino Ibarra a cargo de María Vivanco, investigadora del CIC BioGUNE de Zamudio e Iratxe Vázquez. Natural de Gordexola, el vínculo de esta última ponente, ginecóloga con el matrimonio se estrechó cuando trató a Karmele. La labor de la pareja en torno al cáncer de mama “siempre ayuda a conocerlo, dar la posibilidad de que la gente se adhiera más a los programas de detección precoz, recordar la importancia de la autoexploración...”, recalca la también médica adjunta del hospital de Cruces. Además, “conseguir fondos para seguir investigando es vital”.
Síntomas de alerta
¿Cuándo correr a buscar atención sanitaria? Apunta como principales signos de alerta “la aparición de un nódulo en la mama o axila, aumento de tamaño de uno ya conocido, secreción por el pezón, cambios en la piel, en el contorno de la mama y cambios en el pezón”. “Por desgracia”, el cáncer de mama se detecta “en cualquier franja de edad: el 71% se da en menores de 70 años y el 23%, en menores de 49 años”. De ahí la relevancia de los programas de detección precoz “y la autoexploración mamaria”, enfatizó.
La incidencia ha ido aumentando “alrededor de un 0,9% anual según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica, no sólo desde la pandemia”. Cabría atribuirlo “al avance de las pruebas diagnósticas, así como la mayor concienciación sobre la enfermedad, que hace que cada vez más pacientes se realicen mamografías a partir de los 40”. No hay que olvidar que “afecta a un varón por cada cien mujeres”. Extrapolándolo a la “alta incidencia representa un número significativo de casos anuales”, alerta Iratxe Vázquez.
Ante el diagnóstico de cáncer de mama, resulta fundamental “transmitir tranquilidad y, sobre todo optimismo”. No equivale a una sentencia de muerte. La mortalidad “va en descenso gracias a los progresos en el diagnóstico y su tratamiento, disponemos de medios adecuados y eficaces para poder tratarlo”.
Cirugías “menos radicales”
En cuanto al tratamiento, “hemos ido desescalando, con cirugías menos radicales sin que se vea afectada la supervivencia con la intención de reducir la morbilidad asociada a esos tratamientos”. Así, han pasado “de practicar mastectomías a tumorectomías, de linfadenectomias axilares a realizar la biopsia selectiva del ganglio centinela para conocer el estado de los ganglios de la axila”. En quienes no pueden conservar el pecho “ofrecemos la reconstrucción de la mama, siempre que sea posible”. En los casos en los que sí se puede “intentamos mejorar las técnicas quirúrgicas para buscar un resultado estético óptimo”. En definitiva, “pensar en la paciente, en la persona, no solo en la enfermedad, pensar en todo lo que implica una enfermedad como esta que afecta en lo físico, en lo emocional, en lo social…”
En todas estas dimensiones asociaciones como Acambi cobran un papel crucial. “Sabemos que existen recursos limitados y en ocasiones no son todo lo suficientes como nos gustaría”. La Asociación de Cáncer de Mama y Ginecológico de Bizkaia “acompaña, apoya y dota de recursos, como psicólogos, rehabilitación”.
El apunte
Cuatro desafíos solidarios. Javier Abaurrea puso en marcha sus retos solidarios en 2021 como una manera de compartir y visibilizar la lucha contra el cáncer de mama de su mujer, Karmele Isusi. Caminó durante 16 horas por los montes de Gordexola, una por cada sesión de quimioterapia de su esposa. En 2022 repitió con 15, en referencia a las horas de radioterapia. En 2023 elevó el listón con el más difícil todavía: 31 horas, la suma de ambos tratamientos sobre un circuito que recorrió todo Enkarterri.