Si alguien encontrara una tortuga en Bizkaia, probablemente pensaría que se trata de una mascota abandonada por alguna familia. Uno de esos ejemplares exóticos, por ejemplo las de Florida, tan populares como animal doméstico. Pero no. El territorio cuenta con dos especies autóctonas de galápagos; apenas suman medio centenar y viven amenazadas por la agresividad de las invasoras y la fragmentación de sus hábitats naturales. Son Donatela, que vive en el Ibaizabal; Eider y Lauki, que han hecho del humedal de Laukariz su hogar; Birdy, que disfruta del humedal de Orueta, en Gautegiz Arteaga... Un proyecto trabaja desde hace años para garantizar su conservación y ahora ha lanzado una llamada de colaboración a la ciudadanía para que, en caso de localizar alguna, avise de su localización.

“Son minoritarias, si las comparamos con las exóticas, y muy difíciles de ver porque se mimetizan mucho en el entorno”, explica Xabier Arana, jefe del Servicio de Patrimonio Natural de la Diputación de Bizkaia, el amplio desconocimiento que existe sobre estos animales, que están incluidos en el catálogo de especies vulnerables. Su existencia, de hecho, era una de las mayores incógnitas en relación a la fauna vertebrada. “Antes de que comenzaran las investigaciones, en 2006, no se disponía casi de ningún dato sobre su presencia, ni siquiera sobre el tipo de hábitat en el que se debía buscar. El desconocimiento sobre ellas las situaba al borde de la extinción”. Por ello, Arana habla de “deuda de extinción” que tendríamos para con estos animales. “Los daños causados al hábitat y al medio las han situado en una situación virtual de extinción, que aún no ha llegado gracias exclusivamente a su longevidad”.

Son dos, en concreto, las especies de galápagos autóctonas de Bizkaia: el europeo, también llamado tortuga de monte por los desplazamientos que realiza más allá de los humedales cuando estos se secan en verano por bosques y prados, en busca de alimentos, y el leproso, que se ha aclimatado a las mil maravillas a nuestras tierras tras poblar históricamente el vecino Araba. Apenas suman medio centenar las que están localizadas a día de hoy, un número ínfimo comparadas con las exóticas: de las 113 tortugas que se capturaron el año pasado, 33 eran autóctonas y 70 foráneas, 65 de ellas galápagos de Florida. “La mayoría son ejemplares adultos y, a pesar de que hay reproducción, se conocen pocos jóvenes. De ahí la necesidad de localizar más y conocer el estado real de la población en Bizkaia”.

El proyecto SOS Galápagos, con el que la Diputación comenzó a colaborar en 2006 aunque en sí se puso en marcha en 2001, ha localizado poblaciones en la cuenca del Butroe, el humedal de Bolue, la laguna de Orueta –en Gautegiz Arteaga– y Orduña. Omnívoras, se alimentan de huevos de rana, pequeños peces o larvas, y pueden llegar a poner 20 huevos al año, si es favorable con más de una puesta. Y, pese a ser longevas –pueden vivir hasta 30 años–, su principal problema para sobrevivir es lo dispersas que se encuentran sus poblaciones, lo que dificulta que puedan reproducirse. Sin contar con la amenaza de las especies exóticas; la comercialización del galápago de Florida está prohibida, sí, pero entran en la rueda otras especies, igualmente foráneas, más agresivas al acaparar el territorio, que algunos ciudadanos sueltan en el medio natural cuando se cansan de ellas. “Es preferible que nos llamen para que nos hagamos cargo de ellas”, sugiere Arana. Son “puntos negros” los embalses de Laukariz (Mungia), Lertutxe (Leioa) o Martiartu (Erandio), en Parkotxa y Laguna Grande (La Arboleda), el río Castaños y las graveras del monte Avril o Sierra Ganguren (Zamudio), entre otros.

Lo delicado de la situación en la que se encuentran fue, de hecho, el origen del proyecto. “Nos interesa conocer nuevas poblaciones y ejemplares”, afirma el jefe del servicio foral. El trabajo de campo de los investigadores ha cubierto ya todo el territorio, zonas húmedas tanto naturales como artificiales, “pero hay tantos humedales y microhumedales, y la red fluvial es tan amplia, que es difícil prospectar todo”. De ahí la llamada a la colaboración que se ha hecho a los ciudadanos. “Hay gente que anda por el monte, sale a cazar o simplemente sale a dar un paseo, puede ver tortugas, que son muy esquivas y se mimetizan con el entorno. Toda esa información nos resulta muy interesante”. En caso de localizar un ejemplar, se puede contactar con los teléfonos 688847376 o 619490556, indicando el lugar donde se ha visto.

¿Qué se hace una vez avistada una tortuga autóctona? Puede ser por una llamada o porque entra dentro de las nasas que los técnicos colocan para localizarlas. Se les toman datos biométricos y se identifican, bien con marcas o con chips de seguimiento, para seguir sus pasos.

La otra pata del proyecto es frenar la población de las tortugas que no son propias de Bizkaia. Desde 2006, de hecho, se han retirado unos 1.500 ejemplares de diferentes especies. En el caso de que la localizada sea una de ellas, se traslada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Gorliz.