La Diputación de Bizkaia se ha marcado un ambicioso objetivo en materia de residuos: aspira a que, para 2030, cada ciudadano genere 23 kilos de basura menos al año. Es uno de los ejes del nuevo plan de residuos del territorio, cuyo proyecto acaba de aprobar la institución foral, y entre cuyas líneas de actuación se encuentran también reducir prácticamente al mínimo los residuos que se llevan a vertedero e incrementar los que se separan para su reciclaje.

Finalizada la prórroga del II Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Bizkaia 2005-2016 (PIGRUB), el departamento foral de Medio Natural y Agricultura ha elaborado una nueva hoja de ruta que ayude al territorio a cumplir los objetivos establecidos por la Unión Europea para 2030. Un plan que, según se plantea en el propio borrador, “aspira a aplicar los principios de la economía circular a la gestión de residuos, luchar contra el cambio climático y conservar el patrimonio natural, y ser el instrumento que permita transformar Bizkaia en una sociedad comprometida con el cuidado del medio ambiente sobre el principio fundamental de la no generación de residuo”. Su horizonte temporal abarca hasta el año 2030, aunque, para darle flexibilidad y poder redireccionar los objetivos, programas y actuaciones si fuera necesario, en función de los resultados que se vayan obteniendo, se prevé una evaluación y una revisión general del PIPGRB en 2025. El documento marca como objetivos la reducción de generación de residuos en un 15%, la recuperación de 4,9 de cada 5 kilos, la reducción de un 20% en los residuos de envases ligeros, la recogida separada de biorresiduos en los municipios y asegurar la cobertura del 100% de la recogida selectiva de los residuos peligrosos del hogar, de textiles, de aceites de cocina, de voluminosos y residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Todo ello, con actuaciones que suman un presupuesto de más de 84,6 millones de euros. ¿Cómo? Veámoslo por partes.

Cada vizcaino genera el año una bolsa de basura que pesa 472 kilos; una cantidad comedida, teniendo en cuenta que, en las últimas dos década, llegó a dispararse hasta los 610 kilos. Fue en 2007, justo antes de la crisis, pero la ralentización de la actividad económica la hizo reducirse hasta los 444 kilos anuales de 2015. A partir de ahí, la bonanza provocó que volviera a ascender hasta los 472 kilos actuales (referenciados a 2021, que son los datos a partir de los que se ha elaborado el plan). La normativa europea establece que para 2030 se tienen que generar un 15% menos de basura que en 2010 lo que, llevado a datos reales, supone que ese año la bolsa de basura anual de cada vizcaino debe pesar 449 kilos, 23 menos. 63 gramos menos cada día. ¿Le parece insignificante? Pues es el equivalente a seis botes de yogur menos. Manda el principio de que el mejor residuo es aquel que no se genera. Para ello, se desarrollarán diferentes iniciativas, como una guía de establecimientos con artículos de alquiler, una línea de subvenciones para que los Ayuntamientos pongan en marcha talleres de reparación municipales de bicicletas, muebles, textiles o electrodomésticos –con bonos descuento para las personas que los utilicen–, e incluso ayudas para que los comercios distribuyan entre sus clientes elementos reutilizables para hacer sus compras, como bolsas o fiambreras. Uno de los aspectos en los que también se hará hincapié será el desperdicio alimentario: de los 172 kilos por habitante que terminan en la basura al año hoy en día, se quiere llegar a la mitad, 86 kilos.

Otro de los objetivos a alcanzar es alcanzar las mayores cotas posibles de recogida selectiva de residuos. Porque sí, los contenedores de cada fracción se utilizan mucho, pero queda aún margen de mejora. ¿Un ejemplo? Los residuos orgánicos, los del contenedor marrón. Pese a que, dentro de una bolsa de basura tipo, suponen la fracción con más peso –ocupan más del 26% de ella–, solo se está recuperando un 8,27%. Esto es, el 92% de esta materia no se deposita en el contenedor marrón, lo que imposibilita su recuperación en las plantas de reciclaje. Otro tanto ocurre con los envases ligeros: representan el 12,14% de los residuos que generamos pero solo se recoge selectivamente un 32,58%. En el extremo contrario destacan los voluminosos y la madera, en las que prácticamente se recoge la totalidad de forma separada –un 89,10 y un 85,45%–, y también el papel y cartón –se separa el 68,35%– y el vidrio –un 66,58%– que, a pesar de tener unos porcentajes elevados, disponen aún de margen de mejora. Las fracciones con más peso entre los residuos son la orgánica (representa un 26,15%), el papel y cartón (un 22,69%) y los envases ligeros (un 12,14%), por lo que mejorando sus porcentaje de recogida selectiva, se incrementará el ratio global.

Pago por generación

En este ámbito, se desarrollarán campañas de sensibilización y se garantizará la cobertura de recogida selectiva de las diferentes fracciones en todos los municipios de Bizkaia. Pero, además, se valorará la idoneidad de aplicar sistemas de pago por generación en papel y cartón, vidrio, o envases ligeros.

Un tercer melón que tiene que abordar este nuevo plan es minimizar los residuos que se llevan a vertedero. En los últimos 17 años, en Bizkaia se ha ido dando prioridad a la valorización energética y material de la basura frente a la eliminación en vertedero: si en 2005 se eliminaba directamente el 40,20% de los residuos, y únicamente se recuperaba el 59,8%, actualmente las tasas se han invertido: se recicla, reutiliza, convierte en compost o en energía prácticamente el 86%, y solo el 23,22% restante se lleva a un depósito. Aunque la nueva directiva de vertido del paquete de economía circular establece un vertido de solo un 10% en 2030, el nuevo plan foral plantea que solo se depositen, en su caso, residuos secundarios, es decir, aquellos que ya han recibido un tratamiento previo. Además de garantizar que todos los residuos tengan antes una valorización material o energética, se actuará sobre todo para reducir los residuos secundarios, con mejoras técnicas en la planta TMB para reducir la parte de rechazo.

¿Y cómo se va a conseguir que no vaya tanta basura al vertedero? Logrando que se recuperen 4,9 de cada cinco kilos de basura. Y no tanto aprovechándolo energéticamente –de hecho, se prevé que para 2030 la basura que se utiliza para generar energía se reduzca del 41,54 al 20,90%–, sino reciclando y reutilizando –el porcentaje se quiere incrementar el 41,1 al 70,97%–, y generando compost con la materia orgánica, que pasaría del 3,4 al 5,64%.

Y es que una de las líneas de actuación será, precisamente, promover una cultura que fomente la prolongación de la vida útil de los materiales y su reutilización. Para ello, entre otros, se instalaran casetas para objetos que pueden ser recuperados en más garbigunes –hoy solo existen en 9 de los 23–, ampliar el número de contenedores blancos e incluso analizar la posibilidad de establecer incentivos fiscales a la ciudadanía que lleve los dispositivos electrónicos que ya no utiliza en centros autorizados.

También se tratará de alcanzar el mayor volumen de compost que se obtenga, estudiando también nuevas aplicaciones para este último con el objetivo de incrementar sus opciones de comercialización. Para el resto de fracciones, se abordarán mejoras tecnológicas en las instalaciones de clasificación de envases ligeros, así como en la planta TMB, para que se realice una mejora separación y clasificación.

Participación

Ayuntamientos. Dado que las actuaciones recogidas en el plan tendrán un gran impacto en la sociedad, en la elaboración del mismo se ha propiciado la participación de ayuntamientos y mancomunidades. Se han mantenido 11 encuentros comarcales, en los que han participado un total de 94 ayuntamientos y nueve mancomunidades.

Aportaciones. Se han recibido un total de 492 aportaciones en bruto que, una vez agrupadas y consolidadas, se han identificado 169 distintas, que se han trasladado para su análisis al equipo que ha redactado el plan. De ellas, se han incluido finalmente 129, lo que representa el 76% de ellas.

Exposición pública. Se recibieron 25 alegaciones de 11 remitentes, principalmente sobre los aspectos normativos y objetos estratégicos, instalaciones, destino de los materiales secundarios, y los sistemas de recogida selectiva.

Elaboración

Análisis Mejores prácticas en siete regiones

Para elaborar el plan, se estudiaron las prácticas europeas más avanzadas en sistemas de gestión de residuos, para identificar tendencias y su posible aplicación en Bizkaia. Así, se estudiaron los casos de la provincia de Amberes (Bélgica), Flandes Oriental (Bélgica), Brabante Flamenco (Bélgica), Limburgo (Países Bajos), Güeldres (Países Bajos), Brabante del Norte (Países Bajos) y la región alemana de Arnsberg.