El pavoroso incendio de Campanar, en Valencia, ha despertado una psicosis colectiva sobre la peligrosidad de los fuegos que se producen en las viviendas y cómo actuar en el caso de quedar atrapado por uno. No es para menos; las llamas se propagaron por el edificio en cuestión de minutos, cobrándose la vida de diez vecinos. En Bizkaia, el año pasado se produjeron 347 incendios en edificios, los denominados estructurales, en los que fallecieron tres personas. Los bomberos forales han lanzado hoy un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía: ni es más peligroso vivir en un piso alto ni la falta de autoescalas gigantescas significa que no se pueda extinguir un fuego por otros medios. "Contamos con los recursos suficientes para afrontar con garantías la extinción de un incendio", ha destacado el director general de Gestión de Emergencias y Protección Civil, Pedro Izaga.

El servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación Foral de Bizkaia cerró 2023 como el año con mayor número de salidas atendidas: un total de 7.090, con una media de 20 avisos diarios, lo que supone un crecimiento del 10,8% respecto al ejercicio anterior. De las actuaciones, 2.798 fueron asistencias técnicas (como saneamiento de calzadas, operativos de prevención o fugas de líquidos o gases...), otros 2.339 se debieron a rescates y 1.953 estuvieron provocadas por incendios.

Entre ellos, los más numerosos son lo que se producen en exterior, esto es, en contenedores, vehículos ligeros o mobiliario urbano; representan casi una cuarta parte del total. Los estructurales, los que afectan al interior de viviendas, garajes, lonjas o bajos comerciales fueron 347. Únicamente uno de ellos fue un gran incendio estructural de nivel 4, los de mayor gravedad: ocurrió en Barakaldo, la madrugada del 16 de julio y en él falleció un joven de 16 años. En total, el año pasado murieron tres personas en fuegos atendidos por el servicio foral; además del adolescente Barakaldo, otra persona falleció en su vivienda de Sestao en noviembre y el tercero perdió la vida en una caseta en Santurtzi en diciembre.

Patrón estable y definido

Casi la mitad (158) fueron incendios de vivienda aislados en el interior o el exterior, sin riesgo de propagación, el nivel inferior en peligrosidad; otras 125 estuvieron clasificados como de nivel 2 (en el interior de edificios, en horario diurno y no festivo) y otras 65 de nivel 3, en horario nocturno o día festivo, o en estructuras con un riesgo especial.

Los incendios en edificios en Bizkaia siguen un patrón definido y estable, con dos picos en los que se disparan las intervenciones: la hora de la comida (14.00 horas) y la de la cena (22.00 h.). Y es que una parte importante de ellos tiene su origen al coger fuego las campanas extractoras.

Aunque su número es considerablemente menor, los incendios que se producen de noche suelen ser de mayor gravedad porque sorprenden a sus habitantes dormidos y tardan más tiempo en darse cuenta de lo que está ocurriendo, reaccionar y avisar a los servicios de emergencia.

Campaña de prevención

El propio director foral de Emergencias y Protección Civil ha reconocido que, tras el incendio de Valencia, se ha producido entre la población una "psicosis" sobre la peligrosidad que supone un incendio en una vivienda y la forma de actuar si eso ocurriera. Y es que, tras ese incendio, "hemos tenido alguno en Bizkaia que nos hace entrever que a veces el instinto de supervivencia puede más que la racionalidad", frente a lo que apeló a la "razón" con las pautas más importantes sobre qué hacer en una situación así.

Por ello, van a retomar una campaña de reparto de carteles con consejos "claros y sencillos" para quien se vea atrapado por un incendio. Si ya en los últimos meses se habían repartido 28.600 entre los edificios de cuatro o más pisos, y de ocho o más viviendas del territorio, ahora se harán llegar también a todos los que superen las tres plantas, independientemente del número de viviendas.

"Vivo tranquilo en un piso 11"

Izaga ha negado además que los pisos más altos sean más peligrosos en el caso de que se desate un incendio en un edificio. De hecho, ha explicado que la mayoría de los fallecidos en estos siniestros vivían en las primeras plantas. "No ha habido ningún muerto en el Estado por encima de la planta novena, y hablamos de entre 23.000 y 25.000 incendios al año", ha detallado. "Vivir en un piso alto no es inseguro; yo vivo en un 11 y vivo tranquilo", ha admitido.

Además, tampoco la una autoescala de gran envergadura es indispensable para atacar las llamas. "Llegamos a todos los sitios; nos costará más o menos, pero lo hacemos. Si no es por el exterior, se interviene por el interior, que es una práctica habitual. Y se priorizan los rescates, antes que la extinción", ha explicado.

Por ello, ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad, en dos sentidos. Uno, porque hoy en día ni hay más incendios que antes ni estos son más graves. "Al contrario, y solo hace falta hablar con un bombero veterano para que te lo diga", ha advertido. Porque los edificios actuales son más seguros, "se construye mejor", y porque las normas antiincendios son cada vez más exigentes.

Fachadas ventiladas

Y dos, porque, aunque el riesgo cero "nunca existe", los bomberos de la Diputación tienen los recursos "suficientes" para hacer frente a estas emergencias. Aunque no disponen de un censo con edificios de gran altura o con fachada ventilada, Izaga ha afirmado que el servicio conoce ya, desde el momento en que se recibe un aviso, "qué tipo de edificio nos vamos a encontrar y cómo planificar la intervención: si hay bolardos, por dónde podemos acceder mejor... La colaboración con los Ayuntamientos es constante. La información siempre podría ser más exhaustiva pero es suficiente para que afrontemos con garantías la extinción".

Respecto a las dudas que se han generado en torno a las fachadas ventiladas, Izaga ha reconocido que no se dispone de un censo de edificios con este tipo de envolvente, "pero son pocos". De hecho, desde 2006 el Código Técnico de la Edificación limita la reacción al fuego de los elementos de las fachadas. "Lo que se construyó antaño, con fachadas de raseo o ladrillo caravista, no tiene propagación por fachada, y lo que se haya hecho después de 2006 deben estar bien porque se han hecho conforme a normativa", ha señalado.