Santurtzi cuenta con una gran riqueza gastronómica y hostelera y parte de ello se lo debe al bar Lagun Etxea, un establecimiento que está en plena celebración de su cincuenta aniversario. No en vano, recientemente, organizaron una fiesta en la que estuvieron presentes, además de clientes y clientas de toda la vida, representantes municipales y del mundo de la cultura de la localidad marinera. Tras poner el negocio en marcha sus abuelos y regentarlo sus padres durante dos décadas, ahora es Javi Trueba quien junto a su esposa, Rocío Ruiz, se encarga de alzar la persiana cada día de este local que ha hecho de sus huevos rellenos una de sus señas de identidad. “Para mí el Lagun Etxea es mi vida porque llevo desde hace 28 años, cuando falleció mi padre, al frente del negocio y me he criado aquí. Cuando no estaba en el colegio, venía aquí al bar con mis aitas. Esto es una segunda casa para mí”, recuerda Javi. Hay testimonios gráficos de lo que narra el hoy responsable de este emblemático establecimiento de la localidad marinera, puesto que dentro del collage que han preparado para conmemorar este medio siglo de vida, se puede ver una imagen suya en triciclo por el local.

Tras aquellos comienzos echando una mano a sus aitas recogiendo y realizando muchas de esas tareas que son invisibles para el cliente, pero muy necesarias para que un establecimiento funcione, Javi tuvo que coger el relevo de una forma precipitada debido al fallecimiento repentino de su padre durante unas vacaciones. “Lo de tomar las riendas del Lagun Etxea me lo encontré porque mi padre falleció durante unas vacaciones y había que hacer algo porque mi ama se quedaba sola, con dos hijos y yo entré a trabajar en el bar, en principio de manera provisional”, destaca Javi. Lo que iba a ser algo eventual se ha convertido en una trayectoria de 28 años detrás de la barra y la clave de lograr estar tanto tiempo levantando la persiana día tras día es “la ilusión y disfrutar”.

“Me gusta el contacto con la gente y, además, aquí estoy con mucha gente conocida que son casi de la familia, por eso en ningún momento me ha supuesto un gran esfuerzo ponerme al frente del Lagun Etxea”, reconoce Javi. El amor lo puede todo y también logró que Rocío, su esposa, una publicista jarrillera, diese el salto a la cocina del bar. “Yo no había trabajado en hostelería antes y me subí a este tren en marcha con el apoyo de mi suegra. Ella fue la que me enseñó a hacer las cosas, la que me enseñó a trabajar en la cocina del Lagun Etxea. Lo más duro de la hostelería son los horarios, pero en ese aspecto tenemos la suerte de trabajar juntos, si la pareja trabajase en otro gremio sería mucho más complicado y lo mejor es la gente, que suele ser muy agradecida y son la motivación para seguir trabajando”, indica Rocío.

Este establecimiento se encuentra está en una zona céntrica, pero tiene la mística y el ambiente de los bares de barrio, de los de toda la vida. “Se puede decir que somos un bar de barrio en el centro de Santurtzi”, señala Rocío. El Lagun Etxea, con su buen trabajo diario ha ido creando una clientela fija, de toda la vida y fiel, clave para que el bar haya alcanzado el medio siglo de vida. “Son los responsables de que estemos ahora celebrando el aniversario del Lagun Etxea. Solo les podemos dar las gracias por todo y decirles que sigan así porque nosotros seguiremos estando aquí”, apunta Javi. Pero además de esa clientela fija, también hay consumidores esporádicos y, algunos de ellos, que vuelven de año en año. “Existe gente de Santurtzi que vive fuera y que viene, por ejemplo, en verano y se toma algo y prueba los huevos rellenos. Cuando te dicen que qué rico el huevo y que viene cada año para, entre otras cosas, venir aquí y comer huevos rellenos... Es una gozada”, señala agradecida Rocío.

FIESTA ANIVERSARIO

Cincuenta años no se cumplen todos los días y, por ello, recientemente celebraron una gran fiesta en la que Javi y Rocío se reunieron los clientes más fieles y representantes de Santurtzi. “Fue una tarde muy bonita. Sí, trabajamos muchísimo, pero fue un día muy feliz para nosotros porque lo pasamos con nuestra fiel clientela y representantes de nuestro pueblo. Había gente que lloraba de felicidad al recordar lo que ha vivido en el Lagun Etxea a lo largo de estos cincuenta años. Podemos decir que somos una pequeña gran familia”, desarrollan Javi y Rocío. Ese ha sido uno de los muchos momentos bonitos que han vivido en este establecimiento, que disfruta sus jornadas de mayor intensidad durante el fin de semana y, sobre todo, durante las fiestas de El Carmen. “Los días de fiestas de El Carmen son jornadas de muchísimo trabajo. Son doce días de intensa labor, de no parar. Cuando acaban las fiestas, el día de descanso que cogemos te lo tiras en la cama porque acabas destrozado”, indica Rocío. Desde la barra de un bar se ven de primera mano los cambios que van experimentando la sociedad y el municipio. El último de ellos es el auge del turismo en la localidad marinera. “Antes, cuando acababan las fiestas de El Carmen, notabas un bajón de trabajo bastante grande. Ahora es diferente porque, por ejemplo, el pasado año notamos la llegada de un gran número de turistas que entran al bar, te piden los huevos rellenos porque han leído en algún lado que es nuestra especialidad o alguien se lo ha dicho”, explica Javi, quien también cumple medio siglo de vida, como el establecimiento.

Muchas cosas han cambiado en Santurtzi y en la sociedad en el último medio siglo, pero hay otras cuestiones que siguen siendo iguales y que siguen manteniendo el tirón de antaño. Muestra de ello son los pintxos de este bar, “los de toda la vida” y que siguen gozando de tirón y se transmiten de generación en generación. El Lagun Etxea, uno de los referentes de la hostelería santurtziarra, acaba de cumplir medio siglo, cincuenta años molando un huevo, tal y como reza uno de sus lemas y esta trayectoria aspira a dilatarse muchos años más gracias al trabajo que desempeñan con la pasión, ilusión y dedicación del primer día Javi y Rocío.