Comandante de Airbus con más de 18.000 horas de vuelo, Francisco Cruz participa en el comité local de seguridad de pista del aeropuerto de Bilbao, donde ha aterrizado como piloto “bastantes veces”. Con conocimiento de causa afirma que es un aeródromo “complejo, como todos los de la cornisa cantábrica”.

¿Es complicado aterrizar en Bilbao?

—En una matriz de riesgos, desde el punto de vista de seguridad de vuelo, los aeropuertos de Bilbao, San Sebastián, Santander, Asturias, Vigo y La Coruña son complicados por la meteorología y las longitudes de pista, que son cortas.

¿Resulta especialmente problemático cuando hay rachas de viento?

—El aeropuerto de Bilbao es peligroso cuando sopla viento del sur con intensidad superior a 46 km/h, que es cuando mayor turbulencia tiene.

¿Se aconseja en ese caso no volar?

—Cada compañía tiene sus limitaciones. Algunas recomiendan no iniciar el vuelo, pero depende del operador y del modelo de avión, porque hay aviones que tienen mayor límite de viento cruzado y otros menor.

¿El riesgo radica en que el viento sur en el aeropuerto sopla de lado?

—Es viento cruzado, como cuando vas conduciendo el coche y te sopla el viento de lado. Pues el mismo efecto tiene para un avión.

¿La orografía vizcaina complica las maniobras a la hora de abortar el aterrizaje y remontar el vuelo?

—No, hay aeropuertos similares, lo que pasa es que el hecho de que el viento incida en los montes que hay en Bilbao de determinada manera, sobre todo con viento cruzado, nos ocasiona turbulencia. La orografía juega un papel, pero debido al viento.

También deben tener cuidado con la cizalladura. ¿En qué consiste?

—La cizalladura es un cambio brusco de velocidad del viento. Imagínate que vas andando y tienes fuerte viento en cara y de repente tienes poco o nada. Eso el avión lo nota en su velocidad. Cuando ese margen de velocidad se ve alterado más de 28 km/h ya tenemos una cizalladura.

¿Y se nota como una turbulencia?

—Sí. De hecho, muchas veces el propio piloto se confunde. Dice: No sé si tenemos turbulencia o cizalladura.

¿Cómo le informan al pasaje para que no entre en pánico?

—Señores pasajeros, les habla el comandante, vamos a intentar la aproximación a Bilbao y prevemos que vamos a tener turbulencia. Les adviertes que se va a poder mover un poco, pero nada que afecte a la seguridad. De hecho, los aviones modernos tienen unas alertas de cizalladura que te avisan y es obligatorio abandonar la aproximación. Gracias a una propuesta de Sepla, los pilotos deben transmitir a la torre que la han frustrado porque se lo ha dicho el avión, cuyo sistema es muy preciso. De esta forma pueden transmitírselo a otros aviones, evitando subjetividades que podamos tener los pilotos.

¿A qué se refiere?

—No es lo mismo la sensación de un piloto de un Airbus 320, que es el avión que normalmente va a Bilbao, que la de una avioneta que está aterrizando y no tiene este sistema.

¿Ha tenido que abortar el aterrizaje en alguna ocasión?

—Abortar no. Alguna vez he tenido que retrasar el vuelo, pero abortar no porque hacía Madrid-Bilbao, es un vuelo de una hora y muchas veces esperamos un poco a que mejoren las condiciones para aterrizar.

¿ Cuánto tiempo ha llegado a estar en el aire esperando?

—En vuelos desde Madrid unos 15 o 20 minutos, sobre todo cuando tienes fenómenos temporales, como pueden ser las tormentas. Con fenómenos persistentes, como una niebla o una racha, eso ya depende un poquito del combustible que tengas, aunque normalmente volando a Bilbao, dependiendo de las condiciones meteorológicas, echas un poco más de combustible para esperar.

Algún avión ha esperado una hora.

—Estar una hora en el aire haciendo un Madrid-Bilbao no tiene sentido. Para eso estás esperando en Madrid. Por eso es importante tener unos buenos pronósticos meteorológicos. Ahora hay un proyecto de radar meteorológico de turbulencia, que se está evaluando. Esperemos que con el nuevo radar las previsiones meteorológicas mejoren y se ahorren, sobre todo, que haya que abortar una aproximación y el pasajero tenga que soportar turbulencias. Yo prefiero que en estas situaciones el pasajero esté esperando en tierra mejor que en el aire.

Un piloto tuvo que abortar recientemente el aterrizaje dos veces.

—Normalmente no se suelen hacer más de dos aproximaciones a un mismo aeropuerto. Si en la primera no entras y crees que no vas a volver a entrar, lo más seguro es proceder a otro alternativo o volver a Madrid o Barcelona. En estos casos es fundamental hablar al pasaje para tranquilizarle y decirle qué previsión nos podemos encontrar. En caso de turbulencia es importante tener asegurada la cabina de aterrizaje y que los pasajeros estén preparados.

¿Los pilotos abordan este tipo de situaciones con calma o en alerta? ¿Son el pan de cada día?

—Todos los aeropuertos de la cornisa cantábrica son complicados desde el punto de vista de seguridad de vuelo. Desde Sepla en los comités locales de seguridad de pista de los aeropuertos potenciamos la información meteorológica y que las ayudas a la navegación y las luces de pista estén en unas condiciones óptimas para aterrizar, ya que muchas veces están fuera de servicio. En el accidente del avión japonés del servicio de guardacostas uno de los factores fue que las luces de parada que tenía que tener la pista estaban fuera de servicio. Desde Sepla vigilamos que esas ayudas a la navegación estén operativas porque son salvaguardas a la operación, son barreras de seguridad.

Hay personas que lo pasan realmente mal cuando hay turbulencias.

—Es lógico. Yo he ido muchas veces de pasajero a Bilbao y, aparte de que los aviones meten cada vez mayor número de asientos y es un poco claustrofóbico, es fundamental explicar al pasajero estas situaciones. Con pedagogía el miedo se te quita.

Entonces, si en vez de aterrizar, el avión remonta el vuelo, el mensaje es de tranquilidad.

—Tranquilidad, no ha podido ser y seguir las instrucciones de la tripulación en cabina de pasaje.

Los desvíos de vuelos en el aeropuerto de Bilbao se han duplicado del año 2021 a 2023. ¿Tiene alguna explicación al respecto?

—Depende de la meteorología y del número de vuelos que tengas a determinada hora, pero la mayoría de los vuelos que se cancelan en Bilbao son por condiciones meteorológicas.

¿Tendrá algo que ver con el cambio climático, con que hay más viento o este es de mayor intensidad?

—Respecto al cambio climático, está demostrado con estudios y yo, que hago vuelos de largo radio a Nueva York y Boston, te puedo constatar que tengo más turbulencia que la que tenía hace diez o quince años. Para hablar de cambio climático en Bilbao es demasiado pronto, hay que hacer más estudios, pero lo que está claro es que es imprescindible tener mayores herramientas meteorológicas, sobre todo ahora si los fenómenos meteorológicos –como las tormentas, por ejemplo– van a ser más virulentos e intensos en determinadas zonas.

También se ven afectados algunos vuelos por mala visibilidad. ¿En el aeropuerto de Bilbao la niebla supone un problema?

—La niebla no tanto. Es, sobre todo, la turbulencia con viento sur.