QUE dar una respuesta rápida y eficaz es fundamental a la hora de atacar un fuego es algo sabido. Cuanto antes llegan los servicios de emergencias y antes se enfrentan a las llamas, mejor que mejor. Y, en el caso de los muchos cascos viejos de Bizkaia –bellos, sí, pero que se asemejan a ratoneras con innumerables condicionantes como la dificultad de acceso para los camiones y equipos, las limitaciones en el abastecimiento de agua, mayor riesgo de propagación entre viviendas y edificios por acumulación de edificaciones antiguas, etcétera–, la cuestión adquiere vital importancia. Ayer mismo, la zona antigua de Lekeitio –la calle Arranegi, cerca del puerto, más concretamente– fue escenario de un simulacro muy realista de los bomberos de Bizkaia, que completaron su tarea en apenas media hora de manera satisfactoria. “Estos entrenamientos son fundamentales para saber cómo actuar sobre el terreno, conocer nuestros tiempos de respuesta”, aseguró toda vez que pasó el peligro –simulado, eso sí– el oficial de bomberos de la Diputación Foral de Bizkaia, Juan Atxutegi.

Incluido el entrenamiento en la tanda de simulacros que todos los relevos de los bomberos y las bomberas –son un total de seis– de cuatro parques –Iurreta, Markina-Xemein, Arratzu y Zalla realizarán en otros tantos cascos viejos de municipios Durango, Lekeitio, Elantxobe y Balmaseda– entre los meses de noviembre y primeros de diciembre, lo cierto es que la emergencia simulada permitió poner en práctica “sobre el terreno” aspectos prioritarios en materia de seguridad. Y es que cuando se desata un fuego son muchas las cuestiones que entren en juego y escasos los tiempos para una correcta atención. En cuanto a la respuesta, hay ciertas cuestiones “que no es lo mismo poner en práctica en nuestros parques o hacerlo en el escenario de un hipotético fuego”, asegura Atxutegi. Asuntos como el acceso y la ubicación de los vehículos pesados, dónde se ubican los hidrantes, qué equipo se traslada, por donde se entre a una ubicación concreta... “Hacerlo aquí, en Lekeitio, nos permite conocer de primera mano sobre el terreno. Tenemos un nivel de preparación muy bueno, pero ejercicios como este nos permiten seguir mejorando”, agregó.

El simulacro de ayer en el centro histórico de Lekeitio arrancó puntual a las 12.00 horas. “Hemos realizado una maniobra de incendio de vivienda en un casco antiguo, unas áreas de los pueblos que siempre tienen inconvenientes añadidos”, según Atxutegi. Más concretamente, un inmueble ubicado en Arranegi –en su confluencia con Bergara– fue el punto exacto elegido. Del balcón –un primer piso–, además, cayó una víctima –un muñeco de 80 kilos de peso– que hubo que atender de urgencia. Con tal nivel de precisión se efectúan estos simulacros que, incluso, la víctima tenía los huesos de las piernas rotas. Y como aconteció en otros incendios en cascos viejos en Bizkaia –el de Bermeo de 2013 fue muy parecido–, también se entrenó que el fuego pasara de un tejado a otro. Y hubo que pasar de la calle Arranegi al puerto de Lekeitio para continuar con la maniobra, montando en esa segunda ubicación una escalera –de nada menos que 30 metros de altura– para poder seguir atacando al incendio. En el ejercicio tomaron parte un total de 10 efectivos –que son los habituales “en la primera respuesta que se da a un incendio estructural– y el tren de salida compuesto por dos vehículos autobomba –camiones con miles de litros de agua, una bomba para impulsar ese agua y mangueras...– y una autoescalera.