La llegada de los mastines a los montes de Euskadi es cada vez más habitual. Las imágenes de este tipo de animales protegiendo a los rebaños en los montes –recientemente en la cima del Gorbea– han suscitado un debate sobre la amenaza real que pueden sufrir los montañeros en su camino hacia las cimas de las montañas. Uno de los pastores en el Gorbea Asier Urien achaca la creación de este debate a una “falta de cultura sobre los mastines”. La llegada de estos animales es totalmente compatible con la actividad de los montañeros. “Adoptando cierta precaución no debe existir ningún problema”, comenta Urien a DEIA.

Tras la prohibición sobre la posibilidad de poder abatir a los lobos que acechasen al rebaño de ovejas, Asier, para seguir ejerciendo su labor de pastoreo en el Parque Natural de Gorbea tuvo la necesidad de incorporar más de diez mastines que le ayudan a poder conservar el rebaño que le da de comer. “Es inviable que mis ovejas puedan pastar sin la protección de mis mastines, los lobos no dejarían una oveja viva”, argumentó. Aunque estos animales impacten a simple vista, los mastines tienen un instinto protector. Por este motivo, atacan cuando ven el rebaño en peligro. Por ello en este tipo de situaciones es importante conocer cómo se debe actuar. Es inevitable quedarse sorprendido al encontrar con un mastín de camino a la cima –o en la propia cima–. Estar en una situación parecida y, aunque de la sensación de que mantener la calma se plantee como una tarea imposible, es lo que se debe hacer para salir de la zona ileso. 

Mantener la calma

Parece algo lógico, pero el momento de nerviosismo provoca reacciones que pueden activar a estos animales y crear una situación caótica. Entre las principales recomendaciones –visibles en muchas zonas del monte Gorbea– que se deben cumplir por precaución, se encuentran: mantener la tranquilidad –aunque parezca difícil en según que situación–; rodear el rebaño manteniendo una distancia de al menos veinte metros; en caso de ir con perro, mantenerlo atado con la correa. “Hay que saber como actuar, pararse e indicar a los mastines que el rebaño no está en peligro”, explicó. El problema para los pastores y, a raíz de esta explicación se entiende que tenga a su disposición más de diez mastines, son los ataques de los lobos, quienes buscan a las ovejas. Los días soleados suelen ser más tranquilos para los pastores. En cambio, las jornadas con cierta niebla dificulta la actividad de los mastines en su objetivo de proteger al rebaño. “Los días de neblina son en los que los mastines están más atentos”, apostilló el joven pastor.

Desde que incorporó los mastines, a Asier le supone un nuevo gasto que debe asumir si quiere mantener su rebaño intacto. “La manutención de un mastín me cuesta tres euros al día”, explicó. Y aún con lo animales encargados de proteger los rebaños, indicó que ha tenido algún problema con los lobos. “Si llevase el rebaño de ovejas sin la protección adecuada, no llegaría ninguna viva”, puntualizó Asier Urien. El presidente de Ganguren Mendi Taldea, Pedro Aizarna, añadió a este diario que los mastines se tratan de animales muy nobles que se encargan de solventar las amenazas que identifican hacia su rebaño. En las próximas rutas montañeras y, en caso de encontrarse mastines cerca, se debe analizar la situación, mantener la calma y alejarse del rebaño para indicar al mastín que el individuo no es una amenaza.