Este viernes abrió las puertas una nueva edición de la Arrain Azoka de Bermeo, una feria del pescado de la villa marinera que este año invita a todos sus asistentes a “degustar el mar” durante este fin de semana. Reforzada su amplia oferta gastronómica –en los expositores de firmas conserveras o en las catas organizadas– pero con los alicientes de siempre –talleres, actividades infantiles, cultura, simulacros de venta de pescado o buen ambiente–, la villa marinera reafirmó su intensa ligazón con el sector marítimo.

Cocineros del ‘Alakrana’, elaborando sus creaciones culinarias.

En una jornada inaugural imbuida por la cercanía de las elecciones, el parque de la Lamera centró una Arrain Azoka que arrancó con buen tono. Se cumplió la máxima de que el primer día suele aprovecharse para realizar compras, mientras que Bermeo se abraza hoy a la fiesta. Durante el acto de inauguración, el alcalde bermeotarra Aritz Abaroa aseguró que la feria, además de servir para exponer los mejores productos conserveros, “se ha convertido en una foto viva de la ciudadanía, que combina el mar, el salitre, el pescado y la economía, las costumbres y el patrimonio relacionados con su contexto”. “Nuestra identidad está ligada al puerto y de cara al futuro también debemos cuidar e impulsar este sector. Bermeo no se puede entender sin la mar y la pesca y por ello es importante recordar a la ciudadanía que es importante poner en valor el trabajo y la apuesta de calidad que realizan nuestros pescadores y empresas conserveras”, según profundizó Abaroa. En la inauguración tomaron parte varios consejeros del Gobierno vasco –Erkoreka o Garamendi– y miembros de la Diputación Foral de Bizkaia.

El acto inaugural también sirvió para otorgar el Hegaluze Saria, el premio con el que Bermeo desea agradecer a algún colectivo o persona que haya ayudado a divulgar el buen nombre de la localidad costera. En esta ocasión, el galardón fue a parar a San Frantzisko Herri Eskola, un centro educativo que próximamente llegará a su 50 aniversario. La directora de la escuela, Amaia Abaroa, recogió la distinción acompañada de miembros de la asociación de padres y madres y estudiantes del centro. Una vez abierta la feria, los puestos expositores comenzaron a abarrotarse de público. Y comenzaron a salir los pintxos disponibles, algunos elaborados con recetas más clásicas –antxoas en salazón, por ejemplo– y otras creaciones algo más innovadoras como el tataki de atún que despachaban en el Alakrana.

A pleno rendimiento también funcionaba el punto solidario ubicado en los bajos de la cofradía vieja, en pleno puerto. Allí despachaban platos y platos –incluso este año se ha incorporado la modalidad del tupper para que el consumidor pueda llevarse a casa el pescado elaborado– de marmitako y atún a la plancha. “Hemos adquirido 500 kilos para que todos los visitantes puedan degustar atún de Bermeo”, certificaba Enrike Bilbao en el mando de operaciones de una cuadrilla de voluntarios. “Muchos estamos jubilados, tenemos nuestros años y es verdad que echamos en falta un recambio generacional”, ahondaban, señalando las claves del funcionamiento del puesto, “Los jubilados estamos en los fogones, mientras que algunos colectivos de Bermeo atienden la barra”. No en vano, y a parte de llenar los estómagos de los visitantes, este punto tiene un fin solidario. “Todo el dinero que se recoja se destinará a los tratamientos de salud de los niños de niños y niñas de 6 a 12 años no cubiertos por Osakidetza”, valoraron.