Ayer domingo se apreciaba “más gente” en la feria de San José de Güeñes, que este año se reinventa con otra distribución de los puestos, valoró el alcalde, Juan Andrés Iragorri. Así, la zona de ganado se instaló en los alrededores del edificio consistorial, mientras que Arenatzarte acogió numerosos puestos de artesanía y alimentación. La lluvia supuso el único contratiempo por el barro que debieron vigilar quienes recorrieron los stands situados en el parque, “pero eso no se puede controlar”. Factor climatológico aparte, la prueba de “centralizar” el programa en esta área y desde ahí “expandirlo” al resto del núcleo urbano ha resultado satisfactoria. No obstante, “analizaremos cómo repercute el cambio en la plaza Galdotza Arana, para que no quede desconectada”.

Un carro tirado por bueyes recorrió durante toda la mañana la distancia entre ambos centros neurálgicos de la feria, perfectamente abarcable también a pie. Entre quienes recorrieron el recinto estuvieron, alcaldes, alcaldesas y aspirantes a alcaldías de la comarca, el presidente de la Mancomunidad, Martín Pérez Garmendia; la consejera de Gobernanza Pública y Autogobierno del Gobierno vasco, Olatz Garamendi; la directora general de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Bizkaia, Arantza Atutxa y Josu Bergara, cabeza de lista del PNV a las Juntas Generales por la circunscripción de Enkarterri.

Con las copas listas para brindar por el cuarenta aniversario que van a cumplir este 2023 los viñedos, desde la bodega local Markoleta, adscrita a la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, cifraron la producción prevista en “alrededor de 1.200 botellas”, aunque “la sequía nos afecta bastante”, reconoció Iñaki Bustillo. No sólo eso. La subida de precios se traduce en que “hace dos años lo que es exclusivamente botella costaba sesenta céntimos y ahora ha subido a 1,10 euros”, detallaron desde el lugar que les habían asignado en el parque Arenatzarte. A pocos metros, Ángel Fernández, de la quesería Amalur de Karrantza contó con la entusiasta colaboración de los pequeños de la casa en el mostrador. “Se vende bien y esperamos que a partir de las 13.00 horas mejore porque habrá más movimiento todavía”, pronosticó.

El relevo generacional también está garantizado en Laudio con Gartzene Gastaka, que ya ayuda a su madre a preparar “repostería tradicional vasca artesanal”. Aunque “sigo estudiando y trabajando” aspira a continuar con el negocio familiar. Cuando acude a ferias “nuestro quesero y yo somos los productores más jóvenes”, asegura orgullosa. Recogerá el testigo de “aitite y amama, que bajaban del caserío a vender, después ama y mi tía le dieron otro aire porque en este tiempo el formato del baserri ha cambiado mucho”, expuso. De ellas ha aprendido que no existe mejor ingrediente secreto que “buena materia prima” para mantener la confianza de la clientela.

Vestidos de papel expuestos

La redefinición de la feria, con la muestra de ganado local y la XXVVII monográfica de perro villano de Las Encartaciones pegadas al edificio del ayuntamiento y los puestos de Arenatzarte acercó la actividad al pabellón de cristal del parque, que acogió una exposición de creaciones premiadas en el concurso internacional de vestidos de papel, que se celebra en ese mismo marco en septiembre. Integrantes de la asociación Soineko se preocuparon de advertir a quienes entraron a verla de que dejaran los paraguas bien plegados en la entrada para evitar que el agua dañara estas delicadas obras.

Además, voluntariado del servicio municipal de Juventud, Gugaz, ofreció copas para degustación de txakoli Markoleta y Txabarri y vermut Txurrut, cuya recaudación se destinará al proyecto que desarrollan en Senegal con la ONG Hahatay Sonrisas de Gandiol. En esa misma plaza Galdotza Arana, dantzaris del grupo Andra Mari bailaron y sortearon tres cestas de manjares de la feria y otros donados por el comercio local. Lo obtenido les permitirá “renovar los materiales, que siempre hace falta” para dar vida al municipio y sus eventos.