La trama criminal que actuaba desde el núcleo de Zorrotza ha quedado completamente desarticulada; al menos ese tentáculo que según las primeras investigaciones llevaría operando en suelo vizcaino desde el año 2017. Una mujer ejercía las labores de madame mientras que otras cinco y un hombre tenían encomendadas funciones diversas dentro de la red de trata de seres humanos que obligaba a vivir en condiciones infrahumanas e insalubres a la docena de mujeres a las que explotaba con fines sexuales.

Eran forzadas a consumir drogas y coaccionadas para que tuvieran relaciones sexuales sin descanso y únicamente podían salir de la vivienda a tomar el aire una hora al día. Además, eran vigiladas con cámaras de seguridad desde otra estancia. Todas ellas vivían confinadas y hacinadas en un piso.

Un momento del operativo contra la trata de seres humanos desplegado en varios puntos de la geografía vizcaina. Miguel Toña

En realidad malvivían “en una planta baja sótano y una buhardilla agaterada, a la cual únicamente podían acceder agachadas”. Lo hacían, además, entre restos de comida, compartiendo un único baño y con literas de 70 centímetros para dormir.

La investigación se inició a raíz de la declaración de un testigo -protegido en la actualidad- el cual denunció ante la Guardia Civil hechos constitutivos de un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual. 

La organización criminal realizaba la captación de las mujeres en países de Sudamérica, principalmente Paraguay y Colombia, aprovechando la situación de vulnerabilidad y pobreza que tenían en sus países de origen ofreciéndoles unas condiciones de vida y laborales "prometedoras".

En este sentido, el delegado del Gobierno español, Denis Itxaso, ha apelado a "la conciencia de los puteros que obvian las condiciones infrahumanas en las que se encuentran" las víctimas, porque "con su actitud contribuyen a deshumanizar a las mujeres".

"Hay que estar muy ciego para no tener conciencia de la persona con la que se está manteniendo una relación sexual de estas características", ha reprochado, para invitar y llamar "a la conciencia de las personas usuarias para que dejen de hacerlo y, en todo caso denuncien cuando vean que ese tipo de actividad puede estar rayando la explotación sexual".