Se encuentra a buen recaudo en la planta -3 del edificio de los juzgados de la calle Buenos Aires. Para acceder hay que franquear tres puertas de seguridad con tarjeta especial. Su gestión depende de poco más de tres funcionarios judiciales. Es el almacén de pruebas que la Administración de Justicia gestiona en Bilbao, un espacio en principio caótico, lleno de artículos variopintos que es esencial para la resolución de los casos judiciales abiertos en la capital vizcaina. En el mismo se guardan las denominadas, en argot judicial, pruebas de convicción.

Ascensión Roncero es la secretaria coordinadora de la administración de Justicia en Bizkaia y explica que el depósito es como “un totum revolutum que engloba una relación muy amplia y heterogénea de objetos”.

Los juzgados de instrucción son la principal puerta por la que entran los artículos acumulados. Cientos de metros de estanterías, armarios archivadores de documentos y una estancia repleta de cajones son los elementos que sirven para guardar las pruebas judiciales en función de su tamaño, carácter e importancia.

Hay de todo. Neumáticos gastados o bicicletas, pasando por paraguas, ropa de diferente índole –alguna de marca falsificada– o bolsas hasta carritos de la compra, maletas y trozos de madera. Cada estantería metálica está bautizada con una letra en orden alfabético y en todas ellas prevalecen las cajas de cartón donde se recogen pruebas generadas por actuaciones de la Ertzaintza, Policía Municipal o Guardia Civil. Las cintas y los sellos de cada cuerpo policial lo avalan indicando fecha y número de expediente de la causa.

La secretaria coordinadora hace hincapié en que en “el depósito siempre hay un tramitador, un auxilio, un gestor que son los que custodian los objetos”. Este personal es el único que accede y su labor está muy pautada por una circular de 2021. En la misma se especifica cómo se tienen que guardar las piezas y cómo solicitarlas “para garantizar en todo momento que no haya perdidas o extravío. Todo está muy regulado, la trazabilidad y la cadena de custodia están lo más garantizadas posible”, asegura rotunda Roncero.

Con iluminación tenue de fluorescente, asepsia en el ambiente y silencio casi absoluto, los funcionarios cuidan la estancia con la seriedad que requiere su importancia. Incluso se desinsectiza una vez al mes “para evitar problemas, porque hay mucha ropa, por ejemplo, que no sabemos como está”, desvela Roncero.

Cuando concluye la vida legal de las pruebas pueden acabar subastadas si tiene valor económico, donadas a ONGs o destruidas

El depósito de pruebas cuenta con una caja fuerte para guardar aquellas de alto valor pecuniario como, por ejemplo, las joyas y la moneda extranjera. Pero curiosamente no todo se guarda en esta caja de caudales. La responsable indica cómo desde hace ocho años una instrucción judicial permite “depositar dinero, divisas y joyas en cajas de seguridad de bancos privados; y en la actualidad es el Santander por el concurso en vigor”. Ello es debido a que “muchos partidos judiciales carecen de cajas fuertes por lo que los juzgados pueden alquilarlas en los bancos para depositar sobre todo joyas o dinero”. La secretaria coordinadora explica que con las entidades financieras “se funciona muy bien por eso yo recomiendo a los letrados que usen los bancos, porque son mas seguros”.

En el repaso por los pasillos se echa de menos esas pruebas de películas de Hollywood como armas de fuego o las bolsas termoselladas con sustancias incautadas en la ultima intervención policial. Aquí todo es mucho más lógico y práctico. María Rosario Palenque, letrada de Justicia de Penal 1 y 2 de Bilbao detalla que “no se pueden dejar piezas perecederas como alimentos, tampoco explosivos, elementos químicos o tóxicos y, por supuesto, armas o droga”. Ascensión Roncero apostilla que “no solo no pueden estar en el depósito: ni armas ni drogas entran jamás en los juzgados”.

Las primeras, tras ser registradas y etiquetadas, son enviadas a la Guardia Civil para su custodia. Las segundas son llevadas por la Policía que las haya requisado al departamento de Sanidad para determinar si la supuesta cocaína o heroína lo son realmente y qué grado de adulteración presentan. Luego se destruye el cargamento tras guardar una muestra que siga sirviendo como evidencia para el caso.

María Rosario Palenque explica con una sonrisa que “no podemos guardar la marihuana que se incauta en cultivos porque no habría almacenes suficientes en toda Bizkaia” refiriéndose a las operaciones policiales tan habituales en los últimos años donde se han desmantelado plantaciones industriales. Aunque como dice su compañera “sí nos llegan al almacén las lamparas que generan calor y los ventiladores que dan aire en las naves, con el inconveniente que ello supone en cuanto a espacio”.

En el depósito de pruebas está prohibido depositar armas, explosivos, drogas o materias perecederas, entre otros elementos

No hay un tiempo medio de estancia de las pruebas en el depósito. Depende de cada caso y, de hecho, hay pruebas que siguen almacenadas “aunque haya un sobreseimiento de la causa ya que en cualquier momento puede reabrirse el caso” detalla la letrada de Penal. Es más, apostilla que “antes de tener una prescripción para el archivo definitivo del caso hay que comprobar que el expediente está limpio en todo su ámbito”.

Cuando ya no son útiles judicialmente hablando las pruebas de convicción pueden tener finales diversos. Si son objetos hurtados se devuelven a sus legítimos dueños. Si no los quieren o ya no hay referencias de retorno, “los objetos de lícito comercio se guardan durante un tiempo para sacarlos en conjunto a subasta y el dinero obtenido va al Tesoro Público”, desvela Roncero.

Lo que tiene poco valor, el Juzgado, con el Ministerio Fiscal y las partes personadas pueden acordar que sea entregado a entidades sin animo de lucro u ONGs. Y también se da el caso de que haya que destruir los objetos “como por ejemplo cuando son piezas de marcas falsificadas o implicadas en delitos contra la propiedad intelectual. La marca original no quiere que salgan a la calle y se eliminan”, concluye.