Mamariga es un lugar especial y lleno de personalidad propia y parte de esas historias se han fraguado, contado u oído en la Librería Begoña de Santurtzi, establecimiento que celebra sus 75 años de vida. Son ya tres cuartos de siglo llenando al barrio de vida, color, trato amable, libros y material escolar y ese mérito lo han logrado entre cuatro generaciones. El negocio lo puso en marcha en 1948 Antonio Iriarte bajo el nombre de Librería Iriarte, pero, por desgracia, Antonio falleció pronto y tomó su testigo su tía, Begoña Pascual. “Mi primo Antonio no llegó a estrenar esta lonja en la que estamos desde 1964, pero nos dijo que íbamos a tener suerte porque justo en frente iban a construir un colegio”, recuerda Begoña Guezala, hija de Begoña Pascual y absoluto santo y seña de este negocio que ha estado dirigiendo durante más de 40 años y que hace tres años cedió el testigo a su hijo Unai F. Guezala.

El secreto para que el negocio haya sobrevivido, por el momento, 75 años, no es otro que trabajar mucho y ofrecer un trato exquisito al cliente. “Aquí mi ama ha trabajado muchas horas, ahora también las meto yo, pero se hace con mucha ilusión y ganas. Todo eso lo hacemos porque es nuestro proyecto, nuestro local, nuestra clientela y porque nos encanta lo que hacemos”, señala Unai quien, sin dudarlo, dejó el trabajo que tenía para tomar las riendas de la librería cuando su ama iba a jubilarse. Esa pasión y cariño por el oficio se nota en cada detalle que se ve en el establecimiento. “Siempre he intentado que el cliente se sienta como en casa, que tenga confianza porque somos gente muy cercana, de aquí, del barrio de toda la vida”, indica Begoña. Ella es, sin lugar a dudas, no solo una de las personas más conocidas de Mamariga, sino también una de las más queridas. Ese cariño se lo demuestra el barrio en el día a día, pero también en ocasiones especiales como, por ejemplo, en un homenaje sorpresa que le tributó Mamariga cuando aún regentaba la librería. “Fue precioso. Yo no sabía nada, pensé que iba a otra cosa. Cuando llegué y vi a los niños coreando mi nombre... Aquello fue la leche”, recuerda Begoña con la vitalidad que le caracteriza. Ese cariño y puesta en valor del trabajo que se hace en Librería Begoña también se ha traducido en que han ganado durante cinco años seguidos el premio popular del Concurso de Escaparatismo de Santurtzi.

ESKERRIK ASKO! Nos subimos al barrio, el premio al escaparate más votado! Seguimos siendo Quijote y los gigantes no nos...

Posted by Begoña Liburudenda, Librería Begoña on Thursday, December 29, 2022

A lo largo de estos 75 años, en Librería Begoña han sucedido mil y una anécdotas. Por ejemplo, desde este local se enviaron a Sudamérica paquetes con maquetas y vinilos de Eskorbuto para la promoción del emblemático grupo al otro lado del charco. “Para Iosu yo era como de la familia y yo me encargaba de enviarles las maquetas”, recuerda Begoña quien hace una década también recogió firmas para que se dedicase una calle al grupo. “Vino gente desde Valencia hasta aquí solo para firmar”, apunta Begoña. Pero entre las anécdotas, una de las más recientes quizá sea una de las más bellas. “Al principio de la pandemia, un día había una cola inmensa y una chica se desmayó. La gente con el miedo a contagiarse no la atendió y salí yo a atenderla. Ya dentro, se volvió a desmayar, pero minutos después mejoró y se pudo ir. Al de unos meses apareció la chica en la librería y me dijo que aquellos fueron los primeros síntomas de su embarazo, que iba a ser madre de un niño y que ese niño se iba a llamar Unai por mí”, explica Unai F. Guezala.

A lo largo de estos 75 años en Librería Begoña han hecho de la simpatía, la solidaridad y la atención personalizada sus señas de identidad. “Yo sé perfectamente qué material piden en cada colegio”, apunta Unai. Todas esas señas de identidad se resumen en la frase Oparia Zu Zara, un eslogan que creó Unai F. Guezala, cuarta generación de la Librería Begoña, un local que lleva 75 años dando vida y color a Mamariga.