El Gremio de Pastelería de Bizkaia, artífice de esos dulces auténticos y de sabor inimitable que hacen las delicias del consumidor, atraviesa un momento amargo, acuciado por la subida del precio de la electricidad y de las materias primas, junto a los malos tiempos que vive el pequeño comercio, lo que “está llevando al sector a la UVI”, según manifiestan desde la propia Asociación. “Todo ello nos está afectando de una forma muy directa y negativa. Hablamos de un sector que con la pandemia tuvo que cerrar la mayoría de los establecimientos y pedir préstamos para mantenerse. Y cuando parece que salíamos de la pandemia, nos toca vivir una situación muy complicada. Llevamos varios años en una situación muy difícil para la supervivencia del sector”, recalca Elena Espeso, gerente del citado gremio, fundado en 1976.
Unido a lo anterior, estos profesionales perciben “el cambio de los hábitos de consumo, con lo que las ventas no son lo que eran”. Y ello está provocando el cierre de empresas históricas en la pastelería “ante un elevado coste de producción que deja poco o nada de margen y ante un gran desgaste personal que hace que muchos piensen más en el cierre o la jubilación que en seguir hacia adelante con una profesión con tanta tradición e historia”, lamenta Espeso.
En este contexto, apuestan por incentivar a través de diferentes campañas publicitarias, jornadas gastronómicas y con su presencia en diversos actos sociales, la venta de productos artesanos en sus pastelerías. “Que el consumidor aprecie una profesión donde nuestros maestros pasteleros elaboran con dedicación, ilusión y profesionalidad productos frescos y del día utilizando los mejores ingredientes para ofrecer un producto de calidad que nada tiene que ver con el resto de productos de pastelería que se venden en otros establecimientos”, reivindican.
Al mismo tiempo, su apuesta se dirige a la formación de jóvenes “para que cojan el relevo de las pastelerías y sigan con estos pequeños negocios que les aportarán un futuro laboral”. En cuanto al precio de la luz, han mantenido varias reuniones con instituciones pero “a día de hoy no se ha conseguido nada, por lo que seguiremos soportando precios abusivos en detrimento de las empresas que irán cerrando si la situación no cambia”, auguran. Y respecto a las materias primas, están inmersos en “una guerra de especulación de precio incontrolable que hace que las materias básicas para todo pastelero, como la mantequilla, harina, azúcar y el huevo, tengan precios exagerados que cambian de un mes a otro sin sentido”.
Para paliar tal situación, el consumo de productos artesanos resulta clave. Al modo de ver del Gremio de Pastelería de Bizkaia, “necesitamos que el consumidor apoye a la pastelería artesana a través de sus compras y genere así una continuidad-futuro en las pastelerías, transmitiendo a las futuras generaciones una profesión con muchas tradiciones ligadas a la sociedad, pueblo etc. La contratación de personal generará empleo y actividad comercial de barrio en los pueblos y ciudades de Bizkaia”.
Debido a lo expuesto anteriormente, les resulta imposible mantener los precios. “La situación nos obliga a realizar pequeñas subidas y repercutirlas al consumidor, aunque el gran montante de subida del gasto lo están asumiendo las empresas”, explican.
Dar valor
El Gremio de Pastelería de Bizkaia hace hincapié en la importancia de “dar valor a la pastelería artesana, a cómo se realiza, qué ingredientes lleva, cuál es su historia, y que futuro espera a quien la realiza si no cambiamos la manera de consumir y no le aportamos el valor que le corresponde”.
Sus productos se distinguen por su calidad, con recetas transmitidas de generación en generación, y por las materias primas, muchas de Km 0, que “aprovechan los recursos de nuestra tierra y el contacto de tú a tú con los productores locales”. Sin olvidar el trabajo de los profesionales que hay detrás, “con amplia experiencia laboral que transmiten al producto”.
La pastelería artesana nada tiene que ver con la industrial. “Somos especiales porque tras una pieza de bollería, un turrón, una tarta, un bizcocho... hay una persona o equipo de personas que se han esforzado, formado, dedicado profesionalmente y han dado lo mejor de ellos en producirlos de la mejor forma, para que llegue a ti con un gran sabor, olor, aspecto y empaquetado y degustes algo que realmente merece la pena tanto por calidad final como por su precio. Nos diferencia el equipo humano que hay detrás de un gremio que lucha por su supervivencia, creando un producto exclusivo y único”, enfatiza Espeso.
Con su experiencia y afán innovador, al tiempo que preservan las tradiciones, los 36 profesionales asociados al Gremio de Pastelería de Bizkaia dan lugar a productos singulares de este territorio, como el turrón Sokonusco. “Es el más vendido y apreciado, tiene varios formatos, para familias grandes, pequeñas e individuales. Consta de tres capas superpuestas de praliné (blanco, tostado y negro) y todo ello forrado con una cobertura de chocolate. El contraste de sabores es su principal acierto. Ello unido a la elaboración fina y artesana del profesional crea un turrón de primera calidad”, aseguran.
Por otra parte, su Bizkacao es fruto de un proyecto creado hace tres años, que combinó cacaos de cuatro orígenes para crear un chocolate único y exclusivo de Bizkaia, que “recuerda a nuestra tierra, a madera y humo, nos traslada a la Bizkaia tradicional y única. Es de alta calidad, disponible todo el año en nuestras pastelerías, para los más exigentes paladares”.
El Bizkacao es un ejemplo de que es un gremio activo, deseoso de “innovar sin perder sus productos más típicos, para ofrecer más y mejores elaboraciones que sorprendan al cliente, pero en la actualidad nuestros esfuerzos se están centrando en salir de esta tormenta de precios de la luz, materias primas, ventas, etc., para que cuando nos estabilicemos podamos retomar al 100% la creación de nuevos productos, sabores y técnicas de elaboración”.
Variedad de productos para Navidad
El Gremio de Pastelería de Bizkaia endulza las fiestas navideñas con sus elaboraciones artesanas. Así, avanzan que “el consumidor tiene que estar como loco de alegría, por la gran variedad de productos que ponemos a su disposición”, al tiempo que recuerdan que “tras esta gran variedad hay un gran trabajo humano, con muchísimas horas de dedicación y esfuerzo diario, ya que es una época de muchas compras, debido a las celebraciones, comidas y cenas que hay en un mismo mes”.
Elaboran turrones de chocolate, de coco, de yema, de trufa, su turrón estrella con tres sabores, el Sokonusco, y una extensa gama en cuanto a sabores y texturas en turrones. “Hay que ir a las pastelerías y verlos y seguro que no te puedes resistir a comprar alguno”, incitan. Además, se pueden encontrar deliciosos mazapanes de diferentes formas y sabores como su original anguila, suaves polvorones, exquisitos mantecados, yemas de Santa Teresa, pan de Cádiz, panettones… y para empezar el año de la mejor forma, su suave y rico roscón de Reyes, con su tradicional haba y con diversos rellenos al gusto del consumidor.
En el periodo navideño se incentiva la actividad de estos negocios, por ser la época del año de mayor consumo de dulces. “Al haber tantas comidas y cenas de empresa, familiares y de amigos, regalos... se genera un cúmulo de compras donde no puede faltar lo dulce, que a todos nos gusta”, apostillan desde el mencionado gremio.