Mañana miércoles y pasado, jueves, continuarán las testificales en el juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia contra J.M.G., el hombre acusado de matar a su tío con un hacha en la huerta que tenían en el núcleo de Boroa, en Amorebieta-Etxano. Y casi con toda probabilidad, las palabras dinero y el nombre de la mujer encargada de las tareas del hogar en casa del sobrino volverán a escucharse en la sala. Así ha sido hoy y así fue ayer, cuando un primo del inculpado puso ambas cuestiones sobre la mesa.

Hoy, además, se han conocido otro par de detalles sobre lo ocurrido. Al parecer, según ha declarado uno de los testigos, días antes de que se produjera el suceso -en mayo de 2020- J.M.G. se dedicó a sembrar dudas sobre el estado de su tío, de 66 años, y a decir en sus círculos cercanos que “estaba muy torpe” y que no sería de extrañar que pudiera sufrir algún accidente “grave” mientras estaba en la huerta; por ejemplo, mientras manejaba maquinaria agrícola como la rotavator. Incluso le dijo a una tercera persona, un amigo con el que compartía la huerta junto a su tío, que ya no podía utilizar aquel terreno, tal y como ha revelado esa persona.

Otra de las voces que se han podido escuchar hoy han sido las de varios vecinos y las de la empleada del hogar y su marido, relación que J.M.G. no conoció de primeras ya que ambos se hicieron pasar por primos en su presencia. Los vecinos coincidieron en que el hombre de 66 años presentaba un buen estado de salud.

Del mismo modo, durante sus declaraciones han confirmado que conocían los problemas económicos por los que al parecer atravesaba el acusado. Incluso han apuntado a un vínculo entre esas tensiones de tesorería domésticas y el inicio de un idilio con la mujer que limpiaba su casa, donde vivía con su madre, y que dicha mujer, de nacionalidad rumana, le había pedido dinero para enviárselo a sus padres, que estaban enfermos.

Según ha manifestado una vecina que tenía una relación muy cercana con el acusado, a J.M.G. "se le veía colado" por esa mujer, que estaba casada. Esta mujer también ha testificado hoy y ha relatado que conoció al acusado cuando ejercía la prostitución, y que posteriormente trabajó como empleada de hogar en su casa. Ha asegurado que "en ningún momento" le solicitó un dinero adicional, ni préstamos, ni le "presionó" para que pidiera dinero a su tío, soltero y con muy buena relación con este sobrino.

También ha testificado el marido de esta mujer, que ha reconocido que al principio comentó al acusado que ambos eran primos, aunque posteriormente -"mucho antes de la muerte del tío"- le dijeron que estaban casados. Ha afirmado que "desconocía" que J.M.G. tuviera problemas económicos y que no les dio más dinero que el sueldo de su esposa. Ha declarado también que compró la casa de la madre del acusado por 45.000 euros y que pagó en efectivo.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular, en representación de otro sobrino de la víctima, consideran estos hechos un delito de asesinato, por el que piden 20 y 22 años de prisión, respectivamente. La defensa había solicitado la absolución al mantener la tesis del accidente, aunque previsiblemente cambiará la calificación tras la confesión de su defendido durante el juicio. Para mañana están previstas las testificales de varios agentes de la Ertzaintza que participaron en la investigación del caso.