Han pasado 12 años desde que Alberto Ruiz de Azúa cerró su etapa como primer edil de Arrigorriaga. Tres legislaturas después, vuelve a encabezar la candidatura de EAJ-PNV con el objetivo de recuperar la Alcaldía y ser la fuerza más votada.

¿Qué le ha llevado a volver a la primera línea de la política municipal?

Si 12 años como alcalde es hacer una carrera superior en administración pública local, estos otros 12 como director de diferentes áreas en el Ayuntamiento de Bilbao han sido como hacer un doctorado. He ganado mucho en experiencia y creo que por ello, la afiliación de mi partido en Arrigorriaga ha depositado en mí la confianza para liderar nuestra candidatura municipal e intentar recuperar la Alcaldía de nuestro querido pueblo. Así me lo transmitieron y he aceptado el reto, al sentirme arropado por nuestra gente.

¿Cómo se siente ante este reto?

Muy ilusionado, pero desde la humildad y con los pies en el suelo. Tenemos que trabajar mucho para recuperar la confianza de nuestros vecinos. Pero tienen que saber que no les vamos a defraudar. Me siento con mucha fuerza y he aprendido mucho estos últimos años en el Ayuntamiento de Bilbao junto a personas como Juan Mari Aburto o Itziar Urtasun, grandes gestores locales.

Cuando habla de recuperar la ilusión y confianza de la ciudadanía, ¿a qué se refiere? ¿Ve al pueblo de Arrigorriaga desencantado con sus representantes políticos?

Creo que la ciudadanía de nuestro pueblo pensaba que un cambio de gobierno municipal podría traer mejoras en algunos aspectos de la vida municipal, pero creo que no ha sido así. Arrigorriaga no ha mejorado. Incluso se han ido generando dinámicas negativas en algunas cuestiones. La gente se ha decepcionado por algunas decisiones y sobre todo por las indecisiones del equipo de gobierno municipal que se ha metido en algunos fregados sin que nadie les llamase. Creo que ha sido un gobierno débil, sin criterio y apelando siempre a la participación ciudadana como una excusa para no tomar decisiones. Las personas tienen que volver a recuperar la ilusión por tener unos representantes políticos prudentes y previsibles, pero con criterio y valentía a la hora de tomar decisiones.

Han sido tres años muy complicados. Pandemia, crisis económica…, pero, al margen de esas circunstancias, ¿cómo valora la gestión del actual equipo de gobierno de EH Bildu y Arrigorriaga Gara?

Sin duda han sido años complicados. Pero este mundo es así. Siempre ha sido así. El mérito está en gestionar la cosa pública en tiempos difíciles. En época de bonanza cualquiera lo haría bien. Somos frágiles de memoria pero a todos nos ha tocado gestionar situaciones complicadas. A Patxi Otxoa las inundaciones del 83; a mí, nada más entrar como alcalde, hace veintitrés años, me tocó gestionar la crisis de la popularmente llamada enfermedad de las vacas locas, donde las harinas cárnicas se comenzaron a quemar en Rezola con sus consiguientes problemas. En 2002 se ilegalizó Batasuna y tuvimos que sufrir una situación muy complicada políticamente; en 2003 desapareció nuestro vecino Emilio Eguiluz, a cuya familia recuerdo con cariño; en 2008 nos tocó vivir la crisis global ocasionada por la caída de Lehman Brothers; en 2009 el asesinato en Abusu del vecino Eduardo Puelles… y hay que estar ahí. Y seguir trabajando y dando el callo. El equipo de gobierno no puede alegar la crisis económica para justificar su ineficacia. No valen excusas. Han sido incapaces de aprobar los presupuestos municipales y este año tampoco van a ser capaces de aprobar los de 2023. Y eso no tiene nada que ver con la crisis económica, sino con la incapacidad de llegar a acuerdos.

¿Hay algo que le ha dolido o decepcionado especialmente?

La gestión que se hecho en Mendikosolo ha sido muy negativa. Y eso que era obvio que había que revisar y mejorar algunos aspectos de la gestión del parque. Cada cierto tiempo, hay que revisar todo. Pero de ahí a entrar a la tremenda, cerrar el gran pulmón verde de la comarca, el servicio de hostelería, dejar a mucha gente sin trabajo… Creo que no han gestionado bien ese tema. Hay familias inocentes que han pagado cara la decisión del equipo de gobierno. También me duele que no hayan atendido a los barrios como prometieron. En varios aspectos la gestión municipal ha sido sectaria. No se está prestando atención a toda la ciudadanía por igual. Pero lo peor de todo es la falta de proyectos, la falta de criterio y la no toma de decisiones. Un gobierno no puede delegar la responsabilidad de todas sus decisiones en la ciudadanía porque, entonces, ¿para qué les elegimos? Así, delegando todas las decisiones, podría funcionar un Ayuntamiento solo con los técnicos municipales. Sin concejales ni alcaldes. Un gobierno tiene que tener proyectos y criterio. Criterio basado en reflexiones serias y serenas. Pero criterio propio. Luchar por conseguir los objetivos y proyectos en los que cree asumiendo responsabilidades.

¿Cómo valora el papel en la oposición de sus compañeros del PNV ?

Han trabajado duro y en condiciones adversas y estoy orgulloso de todos. En Ayuntamientos como el de Bilbao, todos los concejales y concejalas tienen un sueldo y pueden trabajar muchas horas diarias estén en el gobierno o en la oposición. En Arrigorriaga, los concejales, que ninguno tiene sueldo, han de ir a trabajar todos los días a su empresa durante 8 horas, atender a su familia, y el tiempo que les quede, que suele ser poco y a deshoras, dedicarlo al Ayuntamiento. Eso es muy duro. Mis compañeras de partido durante estos tres años y medio han hecho buena labor de oposición y no se les pueda exigir más. Y les doy las gracias por su trabajo. l