El Premio ICIP (Instituto Catalán Internacional para la Paz) por la construcción de paz otorgado el pasado 21 de septiembre ya descansa en la que será su ubicación definitiva. Una villa mundialmente conocida en su labor por la reconciliación y la convivencia como Gernika-Lumo –que en 2004 recibió en el premio Ciudad de la Paz que otorga la Unesco–, y más concretamente el Museo de la Paz de la localidad, será su nuevo hogar. El galardón, que reconoce al conjunto plural de iniciativas de la sociedad civil de Euskadi “por su contribución al avance de la paz, el fin de la violencia política y la creación de nuevos marcos de convivencia y reconciliación”, fue recibido ayer lunes en un pequeño acto en el que los representantes del Ayuntamiento, del Gobierno vasco, del museo, del ICIP y miembros de los propios colectivos que fueron premiados se reafirmaron en la necesidad de seguir trabajando en favor de los derechos humanos.

Gernika Gogoratuz, Foro Social Permanente (FSP), Elkarri/Lokarri, Gesto por la Paz, Baketik, Bakeola, Eskubidez, Foro de entidades de Educación en DD.HH. y por la Paz, Museo de la Paz de Gernika, Ahotsak, Emagune, el Foro Ciudadano Donostia, encuentros ciudadanos, MemoriaLab y los Encuentros restaurativos son entidades que se agrupan en el conjunto plural de asociaciones que fueron premiadas por el ICIP. Y el galardón, una escultura creada por el premio Nobel de la Paz, artista y activista Adolfo Pérez Esquivel, llamada Puerta de Sol, pasa a formar parte de la colección del Museo de la Paz, el único en sus características de Euskadi. Durante el acto tomaron la palabra el alcalde de Gernika-Lumo José María Gorroño; la directora de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad del Gobierno vasco, Monika Hernando; la directora del museo, Iratxe Momoitio; el presidente del ICIP, Xavier Masllorens, o la directora de Gernika Gogoratuz, Maria Oianguren. Todos ellos abogaron por seguir construyendo la defensa de los derechos humanos de todos y todas, porque su defensa “es una labor que hay que hacerla día a día”.

Durante sus alocuciones, Gorroño señaló que el premio recibido ayer lunes por la villa viene a reafirmar “el compromiso mostrado por el pueblo en la construcción de la paz”. Muchos han sido los hitos logrados durante la trayectoria de la localidad, que fue bombardeada el 26 de abril de 1937, en este sentido. Y desde esa fatídica fecha –sobre todo una vez terminado el periodo negro de la dictadura franquista– se han ido sucediendo las iniciativas –constitución de Gernika Gogoratuz como centro de investigación por la paz, creación del museo, etcétera...– y las experiencias –hermanamientos con numerosas localidades, como el caso de la ciudad alemana de Pforzheim– para hacer de Gernika-Lumo un punto desde el que censurar todo acto de guerra y por la reconciliación.

Por su parte, Hernando afirmó que tres son las razones que han llevado al tejido asociativo vasco a ser merecedor del premio. En primer lugar, “el trabajo callado y día a día realizado en favor de la convivencia y en defensa de los derechos humanos de todos”. “Si estamos donde estamos es porque se ha trabajado de manera incansable, sin prisa pero sin pausa”, subrayó. En segundo lugar, Hernando ensalzó que “las instituciones han recorrido ese camino de la mano de las entidades, que han sido las verdaderas protagonistas”. Y, por último, quiso destacar “lo simbólico de que el galardón sea entregado al Museo de la Paz”. Asimismo, Masllorens destacó que “hay ocasiones en las que miramos más lejos que cerca” a la hora de otorgar el premio ICIP, “pero en esta ocasión no podíamos dejar pasar la oportunidad de reconocer el movimiento por la paz” dado en Euskadi desde que ETA optara por bajar la persiana tras la Conferencia Internacional de Aiete en 2011. Por último, Momoitio –que recibió la escultura en sus manos de parte de Oianguren– adelantó que “estará visible para todos aquellos que nos visiten aquí en el museo”. Será otro más de los muchos tesoros que guarda la pinacoteca gernikarra.