Sopela controlará desde noviembre la velocidad en el municipio con cuatro nuevos radares fijos y uno móvil que se irán activando aleatoriamente, por lo que no se sabrá cuando están operativos. El objetivo municipal es que se respeten los límites de velocidad establecidos en el núcleo urbano para garantizar la seguridad de los peatones.

En este sentido, el Ayuntamiento de Sopela se encuentra inmerso en los preparativos para la instalación de los radares fijos, una vez que ya ha contratado la obra para la cimentación de estos dispositivos, que se ubicarán en cuatro puntos del municipio y que estarán listos para finales de mes.

Por un lado, uno de ellos se situará en la calle Akilino Arriola, en las inmediaciones del colegio Zipiriñe. El objetivo de la ubicación de un dispositivo en este punto no es otro que tratar de “calmar el tráfico en el entorno del centro escolar”, donde se combina una zona semipeatonal para el acceso de niños, niñas y familias a la escuela con el vial que conecta el centro del municipio con Larrabasterra por Iberre y que también enlaza con Loiola Ander Deuna, según explica el alcalde de Sopela, Josu Landaluze.

Por otro lado, otro radar se ubicará en la calle Sabino Arana, aproximadamente a la altura del número 30, orientado en dirección hacia el ayuntamiento, aunque abarcará ambos carriles. “En este caso se busca controlar la velocidad de los vehículos que acceden al municipio desde Urduliz”, indica el regidor.

Del mismo modo, en la calle Olabide, que conecta Larrabasterra con el hospital de Urduliz, se instalarán dos dispositivos para controlar la velocidad. Uno de ellos estará situado junto al cruce entre Olabide y la calle Lizarre, orientado en dirección a Urduliz, mientras que el otro se dispondrá a la altura del pabellón de la brigada de obras, en dirección hacia Sopela.

A este respecto, en la calle Olabide el límite de velocidad se mantendrá inicialmente en 30 kilómetros por hora hasta que se completen una serie de actuaciones en la calle, cuando pasará a ser a 20 kilómetros por hora, tras una intervención en la que se asfaltará el vial para dejarlo a cota con el fin de prioridad al peatón, eliminando badenes y resaltos con el fin de favorecer también el paso de ambulancias al hospital.

Igualmente, la ubicación de dos radares en esta calle persigue “calmar de forma considerable el tráfico” de vehículos en una zona residencial con numerosas urbanizaciones y que es uno de los principales puntos de acceso al hospital de Urduliz.

Radar pedagógico

Al mismo tiempo, también se instalarán dos radares pedagógicos en la zona de Ingestabaso. Estos dispositivos cuentan con un panel informativo que indica a los conductores la velocidad a la que circulan y alerta si esta se supera, pero no sancionan. A todo esto, además de con radares fijos, el control de la velocidad de los vehículos en el municipio se reforzará también con un radar móvil ubicado en uno de los vehículos de la Policía municipal, por lo que los conductores que infrinjan las normas viales podrán ser cazados en otros puntos de la localidad. “Ese radar puede estar en cualquier punto del pueblo en donde veamos que puede ser un sitio conflictivo”, señala Landaluze.

Por último, la puesta en marcha de los radares en el municipio es un proyecto que, aunque lleva tiempo sobre la mesa, se ha demorado más de un año debido a problemas con la licitación, que ha sido recurrida hasta en tres ocasiones por las empresas participantes en el concurso público. Por su parte, el Ejecutivo local ha realizado una inversión cercana a los 75.000 euros en los dispositivos de control.