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La crisis ahoga al agro de Bizkaia: "Pagaba 250 euros por cada tonelada de pienso; ahora, el doble"

La Diputación pone en marcha una campaña para poner en valor el trabajo del sector primario del territorio

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Las vacas "pastan" por la Gran Vía de Bilbao y el brócoli "crece" en la aceraBFA

Carlos Ibarrondo es, además de presidente del sindicato agrario Enba, ganadero en Elorrio; en su explotación cría vacas y cerdos, y conoce en primera persona los efectos que el incremento de los costes de la energía y la invasión de Ucrania está teniendo en el sector. "Hace un año pagaba 250 euros por cada tonelada de pienso; ahora, casi el doble. Estamos acostumbrados a vivir en crisis pero esta está siendo muy larga y no le vemos final", lamenta.

La Diputación Foral de Bizkaia ha puesto en marcha una campaña para poner en valor el trabajo y los productos del sector primario en el territorio, a través de elementos de gran formato como vacas, brócolis y zanahorias que ya se pueden ver en la Gran Vía bilbaina. Se trata de una de las medidas incluidas dentro del plan de choque que, con casi 2 millones de euros, quiere frenar las consecuencias de la crisis generada por la pandemia y la guerra de Ucrania. "Queremos que la gente se pare, piense y repare en el trabajo y en los productores que hay detrás de los alimentos que consumimos", ha indicado este martes en su presentación la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi. "En la pandemia los baserritarras estuvieron al lado de la ciudadanía supliendo las carencias de una maltrecha red de distribución alimentaria; hoy nos toca a todos estar a su lado, valorar su esfuerzo y su trabajo, y sostenerles en estos tiempos difíciles. Es una obligación que tenemos con ellos".

El alza de los precios como consecuencia de la invasión de Ucrania y la sequía que arrastra el territorio desde primavera han sumido al sector en una crisis preocupante. Empezaron a movilizarse en verano del año pasado, con una gran concentración en Bilbao para alertar de su situación. "La rentabilidad de los baserritarras estaba ya en quiebra y todavía no había empezado la guerra", rememora Ibarrondo. Junto a la Diputación, se sentaron a trabajar en una mesa de la que ha salido ese plan de choque, que incluye también ayudas directas para paliar la pérdida de rentabilidad del sector debido al incremento de costes de las materias primas y actuaciones a medio y largo plazo para encarar retos estructurales, como el relevo generacional, la digitalización o las medidas fiscales.

El alza de los precios, como las materias primas con las que trabajan o la energía, están golpeando con fuerza las cuentas económicas agricultores y ganaderos. "La guerra de los cereales no hay por dónde agarrarla; las fábricas de pienso no saben cómo hacerlo. ", explica a modo de ejemplo. Echen cuentas si para producir cada kilo de carne de cerdo hacen falta 3,5 kilos de pienso... Buscar una vía alternativa para alimentar a los animales, como el forraje, también se ha puesto casi imposible debido a la pertinaz sequía. "Por la ola de calor también se está disparando su precio; yo me estoy comiendo la hierba seca que tenía almacenada para el invierno", reconoce Ibarrondo. "Repercutir los costes en el precio es muy difícil; corremos el riesgo de que la gente nos deje de comprar".

Riesgo de cierre

La situación, advierte Ibarrondo, es límite para muchas explotaciones. "Estamos produciendo casi a pérdidas; menos mal que tenemos las ayudas de las instituciones, tanto del Gobierno vasco como de la Diputación, algo que no ocurre en las comunidades limítrofes, por lo que, por ese lado, nos sentimos afortunados. Nos entienden y están poniendo los recursos que tienen a su disposición para que sigamos. Si no fuera por ellas, las explotaciones se cerrarían", alerta.

La tesitura en la que se encuentran es difícil: saben que no pueden repercutir ese incremento de las materias primas en su totalidad en el producto final, ya que perderían consumidores. "La tendencia en la venta es a comprar marcas blancas; corremos el riesgo de que no se compre. Necesitamos que el producto llegue al mercado", expone el ganadero vizcaino. El riesgo de la quiebre y el cierre planea sobre muchas de las explotaciones del territorio. "A corto plazo algunas corren el riesgo de cerrar pero si cerramos dejamos de cumplir con muchas de las funciones que silenciosamente cumplimos hoy en día: gestionar el territorio, producir alimentos de calidad, generar puestos de trabajo... No lo vamos a hacer, vamos a aguantar. Estamos acostumbrados a vivir en crisis pero esta es muy larga, no vemos dónde termina este puente. La incertidumbre es total".

Hay algunas explotaciones, "sobre todo ganaderías de leche que tienen mucha dependencia de la energía, además del pienso", que se han visto abocadas a reducir el número de cabezas. "Ha habido que reducir cabaña para reducir gastos", admite.