El próximo 22 de octubre Juantxu Cayero Goiri (Juan Manuel en su DNI) celebrará su 75 onomástica con el orgullo de haber sido reconocido por el pueblo de Ortuella como uno de sus mejores embajadores de la cultura vasca a esta orilla del Nervión en el marco de las Euskal Jaiak de la localidad minera celebradas este pasado fin de semana. Y no es baladí la cuestión geográfica ya que este paladín de la música tradicional vasca nació en 1947 en el municipio de Getxo, donde estaba su madre, aunque desde infante reclamó suimpronta obrera creciendo en el barrio de Zaballa del Valle de Trapaga antes de recalar definitivamente en el municipio de Ortuella donde ha alcanzado una profunda estima de sus vecinos tanto por su dedicación altruista a la difusión del txistu como por una forma de ser que ha dejado huella entre sus vecinos.

El mudo, o el vasco –relacionado con un establecimiento familiar de alimentación– son algunos de los cariñosos apelativos con los que los ortuellarrras conocen a este singular txistulari que trabajó en la General Eléctrica donde empezó como aprendiz y terminó pintando los transformadores que allí se fabricaban. “El ruido constante que allí se padecía, unido a la falta de las medidas de seguridad que hoy en día serían de aplicación para su trabajo, le llevaron a padecer una sordera que a la postre desembocó en una jubilación forzosa con la que el no estuvo de acuerdo”, relata un familiar que destaca que ello no le amilanó sino que le abrió la puerta para trabajar de manera más prolífica a la enseñanza del txistu y su participación en todo tipo de eventos festivos y culturales donde fuera requerido.

Soltero por convicción, Juantxu es conocido por su locuacidad y su incansable capacidad oratoria lo que llevó a sus numerosos amigos y conocidos a convenir en hacerle una chapa con la leyenda Mutu naiz, que no dudaba en lucir con orgullo. Promotor de la Escuela de Txistu de Ortuella, ubicada en Mendialde, el barrio donde reside, quienes le conocen destacan que su pasión por la música le llevó a dar clases de manera gratuita a quienes se acercaban al centro municipal. “Es incombustible”, califican los que le conocen. De hecho él dice que no está jubilado, que trabaja en Mebasa: “Me vas a por esto, me vas a por lo otro”. Genio y figura.