Desde un siglo antes de la conocida como la Guerra Civil española hubo dos importantes conflictos bélicos en el estado de los que, prácticamente, solo se habla en los libros de historia: la primera y segunda guerra carlista desarrolladas entre los años 1833-40 y 1872-76, respectivamente. En ambas contiendas, también civiles y entre hermanos, los bandos enfrentados (liberales y carlistas) tuvieron que construir numerosas estructuras, tanto defensivas como ofensivas, como campos de batalla, fuertes, trincheras, campamentos, torres, baterías … un rico patrimonio arquitectónico que apenas ha sido investigado y mucho menos puesto en valor.

Las labores están sacando a la luz restos del fuerte. G.M.

Ante esta situación, en 2016 y desde el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) de la UPV/EHU, se puso en marcha un programa de investigación centrado en el patrimonio y la arqueología de las guerras carlistas con 3 claros objetivos: detener el deterioro y poner en valor estos elementos; contraponer las fuentes arqueológicas a las documentales; y transmitir este conocimiento a la sociedad.

Imagen de satélite de 1956 donde ser ve aún la estructura del fuerte. | FOTOS: G. M. Susana Martín

En ese programa se enmarca el proyecto de excavación de un fuerte carlista en el monte Ollargan, ubicado en terrenos de Basauri, que dirige Gorka Martín Etxebarria, integrante del GPAC y que está basando su tesis doctoral en la Arqueología de las Guerras Carlistas en Bizkaia y Araba. “Por ejemplo, en Bilbao hay un gran cantidad de fuertes relacionados con esa época y esos conflictos bélicos y casi ni se conocen. La gente pasea por ellos y no sabe lo que lo que son, lo que pasó.... y creo que con la arqueología como herramienta se puede llegar a recuperar y dar a conocer todo este patrimonio”, defiende.

Esa imagen coincide con los planos y cartografías de la época de la segunda Guerra Carlista. Susana Martín

Desde ese 2016 hasta ahora, diferentes equipos de investigación de los que ha formado parte Gorka Martín ha llevado a cabo trabajos de excavación arqueológica en Catalunya, en un campo de batalla de la zona de Balmaseda, Zalla y Valle de Mena o en el Monte Avril de Bilbao. Ahora, y gracias a una subvención concedida por la Diputación Foral de Bizkaia, le ha llegado el turno al Monte Ollargan donde existe “uno de los pocos ejemplos de arquitectura militar originariamente carlista, además de ser uno de los fuertes mejor conservados en toda Bizkaia”, afirma.

La elección de este escenario para una excavación arqueológica se sustenta en argumentos muy sólidos. “Tiene mucho potencial. Por un lado, es un fuerte de origen carlista y no quedan demasiados. Además, a través de diferentes imágenes de satélite vimos que, en general, se había conservado bastante bien. Y otro de los puntos interesantes es que es un fuerte terrero, es decir, está hecho con tierra apelmazada. A nivel de ingeniería militar y de arquitectura nos pareció muy interesante porque no suelen conservarse hasta la actualidad”. Gracias a cartografía histórica, mapas y planos realizados durante la segunda Guerra Carlista y de imágenes de satélite correspondientes a años como 1956 o 1977 “pudimos localizar el punto exacto donde se encontraba y visualizar perfectamente que permanecían aún allí los restos del fuerte”.

Para 200 soldados

Tras un primer trabajo de campo de comprobación y verificación que resultó positivo, y de obtener tanto los permisos como la ayuda económica para llevar a cabo el proyecto, la campaña de excavación arqueológica arrancó el pasado 12 de septiembre con un equipo de diez personas capitaneado por Gorka Martín. Las primeras jornadas fueron de limpieza. “Está en una zona de monte donde la vegetación crece sin medida y eso invisibiliza cualquier cosa que haya, por lo que los tres o cuatro primeros días de la intervención los pasamos retirando maleza con desbrozadoras mecánicas a motor porque, si no, no podíamos hacer absolutamente nada”.

A partir de ahí, el equipo de investigación ha seguido avanzando y ya se están obteniendo los primeros resultados. “Está saliendo muchísimo material, pero de la Guerra Civil. A pesar de que no es lo que estamos buscando, resulta interesante porque la concentración de hallazgos es intensa, lo que nos dice que allí hubo muchos combates. Sin embargo, en lo que se refiere a la segunda Guerra Carlista, los hallazgos están siendo escasos. De momento, solo hemos encontrado alguna bala de la época y un par de fragmentos de artillería explotados”. Eso sí, “lo más interesante está siendo, sobre todo, que estamos empezando a despejar el parapeto y ver cómo se articulaba el fuerte, cómo era su arquitectura”. Al fin y al cabo, el principal objetivo de esta campaña es “valorar el potencial de la zona, si está bien conservado o no. Y, en ese sentido los objetivos se están cumpliendo y está siendo interesante”, apunta.

En cuanto a las características del fuerte allí construido por las fuerzas carlistas en torno a 1874 o 1875, los datos encontrados en archivos corresponden a “fuentes liberales que, hacia final de la guerra, hacen un informe de todas las fortificaciones”. Según esa documentación, “el fuerte de Ollargan era para 200 soldados, tenía forma pentagonal y unos parapetos de 4 o 5 metros de altura por otros tantos de espesor”. Su mayor singularidad, reitera Gorka, reside en el material elegido para su construcción. “Era de tierra apelmazada, una especie de castillo de arena. Para realizarlo, utilizaban la tierra extraída mientras excavaban el foso para ir recreciendo la parte trasera e ir formando una especie de muralla”. Además, se sabe que el alojamiento de los soldados “estaba fuera del fuerte, en una loma a cubierto de los cañonazos que caían desde Bilbao”.

El bando carlista eligió este punto del Monte Ollargan para ubicar uno de sus fuertes por su buena posición estratégica. “Desde uno de los salientes se controla la carretera que, por debajo de Malmasín, va hacia Donostia y también la que va hacia Vitoria, y además, desde ahí, estaban en comunicación con el resto de fuertes carlistas del entorno. Y lo que creemos es que la función era bloquear las comunicaciones terrestres de Bilbao hacia el sur y mantener como una presencia intimidatoria, que los liberales supieran que seguían ahí y que en cualquier momento podían bombardear”.

Todo indica que “no hubo combates ni asaltos como tal en el fuerte, aunque sí algún intercambio de artillería”, pero en enero de 1876, “las fuerzas liberales entran por el valle del Kadagua y, en ese momento y ante el temor de ser rodeados, los carlistas abandonan todas las posiciones en torno a Bilbao y se retiran hacia Gipuzkoa”, relata Martín.

FUERTE OLLARGAN

Origen carlista. Todo indica que fue construido por las fuerzas carlistas después de la caída de Bilbao, entre los años 1874 y 1875, y que cayó en manos liberales en enero de 1876.

Características. Según fuentes liberales de la época, tenía forma pentagonal y unos parapetos de 4 o 5 metros de altura por otros tantos de espesor. Fue levantado con tierra apelmazada y tenía capacidad ara albergar a unos 200 soldados.

Excavación arqueológica. Un equipo del Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC) de la UPV/EHU con Gorka Martín Etxebarria como director, inició el pasado 12 de septiembre una primera campaña de excavación arqueológica para sacar a la luz los restos del fortín que se extenderá hasta el 6 de octubre.

Objetivos del proyecto. Detener el deterioro y poner en valor estos elementos patrimoniales como es el fuerte del monte Ollargan; contraponer las fuentes arqueológicas a las documentales; y transmitir este conocimiento a la sociedad.

Redes sociales y visitas. Redes sociales y visitas. La difusión de los avances y los hallazgos es uno de los pilares del proyecto y se está realizando a través de diferentes canales. Uno de ellos es seguir día a día el proceso de excavación a través del Twitter @carlistwars. También es posible participar en la visita guiada del sábado 1 de octubre apuntándose en el email gorka.martin@ehu.eus



“En esta campaña lo que queremos es valorar el potencial de la zona para hacer más excavaciones”

Gorka Martín Etxebarria - Director del proyecto