El mercurio no da tregua en Bizkaia. En el tercer día marcado por las altas temperaturas, muchas localidades del territorio están, literalmente, ardiendo con temperaturas que rozan los 40 grados. En Barakaldo, por ejemplo, están viviendo las Fiestas del Carmen más cálidas en mucho tiempo. Por ello, en la Herriko Plaza los voluntarios de Protección Civil han estado refrescando a los más pequeños a golpe de manguera sobre la una del mediodía.

Otros, no han tenido tanta suerte. Mari Carmen Concha es una de las trabajadoras de uno los asadores Pollo Riko. Concretamente, del local que se encuentra en la Calle Fueros, a pocos metros de la algarabía acuática. A esa misma hora estaba trabajando a destajo. Sendas gotas de sudor recorrían su rostro, enrojecido y congestionado por el calor. "Trabajo exponiéndome a altas temperaturas todo el año, pero ahora es mucho más difícil por la temperatura exterior", ha afirmado. Y es en el asador Mari Carmen se estaba, valga la redundancia, asando. La temperatura del local podría superar con facilidad los cuarenta grados de temperatura y, de hecho, al salir la sensación, pese al calor, era de alivio.

Isabel Gómez es otra de las personas que no puede escapar del inclemente sol. "El kiosko es un horno estos días", ha afirmado la mujer. En su puesto de la Plaza Fueros (Barakaldo) vende revistas y periódicos todo el año. "En invierno es más fácil. Te abrigas y la estufa te caliente un poco las piernas, pero ahora es imposible", ha añadido. Isabel trata de mantenerse lo más fresca posible estos días y se hidrata "constantemente", pero aún así, hay ocasiones en las que puede llegar a marearse. "En estos momentos salgo del kiosko y tomo un poco el fresco, aprovecho el poco aire que pasa".

Como en Barakaldo, en la Villa el calor también se ha dejado notar. Poco antes de que el sol alcanzara su cénit en el cielo, al mediodía, el mercurio marcaba casi treinta grados. En la Calle Pozas unos obreros trabajan en unas tareas de acondicionamiento de la acera. El sudor que emana de sus cuerpos se mezcla con el polvo que, inevitablemente, se levanta con las máquinas. Gaizka Tomey es uno de ellos. "Se hace muy pesado trabajar en estas condiciones. Nos da el sol constantemente y no dejamos de sudar... Es un agobio", ha afirmado. Su trabajo, además, requiere de un importante esfuerzo físico y, con las altas temperaturas, dice cansarse "más rápido". Estos días Gaizka, como Isabel, trata de beber mucha agua y, en la medida de lo posible refugiarse de la tiranía del astro rey al amparo de la sombra.