En noviembre próximo buena parte de la plantilla de Aena que ahora ejerce su función en unos estrechos módulos de obra provisionales serán los primeros en ocupar sus nuevos puestos de trabajo en el bloque técnico que está a punto de aterrizar en el aeropuerto de Bilbao.

Una mudanza que será paulatina en los meses siguientes hasta albergar a un total de 200 empleados tanto del propio gestor aeroportuario como de aerolíneas, otras empresas aeronáuticas y los diversos cuerpos de seguridad que ahora se apelotonan en la atestada terminal de Loiu.

DEIA ha realizado este jueves una visita a este especial edificio, el primer pichón que tiene La Paloma en sus casi 22 años de actividad, y que era muy necesario construir para liberar espacios en el edificio diseñado por Santiago Calatrava y así aliviar la tensión existente.

El director del aeropuerto de Bilbao, Iván Grande, junto a responsables de Aena y de la empresa OHLA y Construcciones Adolfo Sobrino, descubrieron los detalles de un edificio muy bien pensado que suma 7.700 metros cuadrados de superficie. En realidad, el inmueble lo componen dos volúmenes diferentes escalonados y que se adaptan a la pendiente de la ladera donde se asientan. Un hall en medio, con un gran muro de cristal como fachada, es el elemento que conecta ambos espacios: el más elevado donde trabajarán los empleados que no necesitan entrar a la zona restringida de las pistas, y el inferior destinado a los trabajadores que sí operan cerca de los aviones.

Iván Grande en la esquina de su futuro despacho que mira a la terminal. Juan Lazkano

Diseño muy bien pensado

Iván Grande desveló cómo se ha diseñado con tonos oscuros en sus fachadas para evitar que compita con la terminal que “es un símbolo y una joya arquitectónicamente”. Indicó que “no podíamos poner al lado un edificio que le quitara protagonismo y rivalizara con la terminal” pero también destacó que el bloque técnico “tiene su propia entidad, juega más con los volúmenes y menos con las formas arriesgadas. Ambos tienen su personalidad”.

Dos módulos en una ladera para minimizar desmontes. Juan Lazkano

La construcción cuenta con tres accesos. El superior, en la planta cuarta, la más elevada, servirá a los empleados de Aena que ocuparán todos los despachos y salas de reuniones de ese nivel. En la visita, el director comprobó por primera vez las dimensiones del espacio en el que va a trabajar, “mucho más amplio de lo que esperaba”, reconoció.

Buena parte de la planta tercera está destinada a la Guardia Civil, que cuenta con oficinas, vestuarios, armería y puerta blindada ad hoc, y el nuevo Centro de Procesamiento de Datos.

En el nivel por debajo está la segunda entrada al bloque y el hall distribuidor descrito, además de más espacios para oficinas, algunos de los cuales “podrán ser alquilados a empresas del sector”, adelanto Grande a DEIA. Seguro que alguna de ellas podrá ocupar la gran terraza de 470 metros cuadrados creada con vistas a la terminal y a las pistas para celebrar algún evento. “Tiene muchas posibilidades y algo tendremos que hacer con este espacio”, reflexiona.

Cantina con comedor para 80 personas. Juan Lazkano

Este espacio abierto se encuentra por encima del volumen que usarán los empleados de la zona restringida. Alberga los dos niveles inferiores. En la planta 1, las empresas de handling tendrán sus oficinas, igual que los sindicatos, y se completa con el gran comedor para los empleados. En la planta 0, a ras de las pistas, está el tercer acceso y la zona de autoridades con dos amplias salas de espera y desde donde podrán abandonar o llegar al aeropuerto en sus propios vehículos.

Todo el edificio se ha diseñado bajo premisas de la mayor eficiencia energética y de climatización posible. Por ejemplo, las fachadas sur y norte cuentan con unas grandes lamas verticales de aluminio motorizadas para control térmico de las estancias y la iluminación será regulada de forma automática en función de la luz natural que reciba o de la presencia de personas. Incluso, y como medida de protección contra el covid, toda la grifería y los fluxores instalados son electrónicos y operan sin contacto. “Sin duda vamos a mejorar y mucho las condiciones de trabajo”, concluía el director del aeropuerto.

Los vestuarios ocupan buena parte del edificio

295 sanitarios y 800 taquillas

lll Servicios. Algo que destaca del nuevo bloque es la cantidad de superficie destinada a los vestuarios de trabajadores. Tanta que, por ejemplo, el total de aparatos sanitarios sumarán 295 unidades. Son muchos los colectivos que trabajan en el aeropuerto que requieren cada día cambiarse de indumentaria y asearse; y lo hacen a tres turnos. Así, se van a habilitar 800 taquillas en los vestuarios que ocuparán los tres cuerpos de seguridad que operan en el aeropuerto –Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza– además de los guardas privados de Aena. A ellos se unen personal de compañías aéreas, operarios de las empresas de handling y la plantilla operativa de Aena que trabaja a pie de pista.

Al detalle

Aparcamientos Dos espacios con 238 plazas

El parking principal se ubica en el acceso superior y suma 200 plazas para uso de la plantilla. El segundo, con 38 parcelas, se ubica en la planta 0 para vehículos que circulan por las pistas.

Salir de los barracones Primer traslado de Aena

Los primeros empleados que estrenarán el edificio serán los propios de Aena que durante casi dos años han estado trabajando en unos barracones provisionales.

Totalmente insonorizado No se oye ni un avión

Además de una envolvente eficientemente energética, los vidrios son insonoros para evitar oír el ruido de los aviones cercanos en sus maniobras.

Coste del edificio

12,4

El coste final del bloque alcanzará los 12,4 millones y su finalización se va a adelantar tres meses sobre los 31 previstos. Además, Aena gastará otros 785.000 euros en el mobiliario de las dependencias y un millón más en crear el Centro de Procesamiento de Datos.