"La pandemia del coronavirus ha sido la excusa perfecta para seguir recortando los servicios presenciales que ofrecían las entidades bancarias". Marisa Martín, vecina de Gatika no tiene ninguna duda de cuál es la estrategia aplicada por los bancos. En su opinión, esta nueva forma de trabajar no ha hecho más que "deshumanizar" los servicios que se prestaban. "Han priorizado sus negocios económicos al trato personal con la gente. En mi opinión se han olvidado de lo más importante que realmente es el trato con las personas, la cercanía que tanto se ha valorado y que realmente echamos de menos ahora. De eso ya no queda nada. Ahora, todo es con cita previa y apenas hay personal en los bancos", comenta Marisa, quien realiza las gestiones bancarias en la localidad vecina de Mungia.

Marisa vive en Gatika, uno de los 26 municipios de Bizkaia en los que en la actualidad no hay ni banco ni cajero automático. En la pequeña plaza del municipio hubo hace unos años una sucursal de La Caixa, pero se terminó quitando. "Tenía un horario de mañana y aunque a mí no me servía para mucho reconozco que para sacar dinero venía muy bien", recuerda. Ella, todas las gestiones las realiza en Mungia. "Aprovecho cuando voy de compras para sacar dinero", dice.

Gotzon Aulesti es vecino de Urduliz, pero tiene familia en Gatika. Aunque entiende que hay municipios en los que mantener una sucursal bancaria puede resultar caro, lo que este vecino considera inaceptable es el abandono de los bancos a las personas mayores. "Podrían haber seguido manteniendo un servicio mínimo para que las personas con cierta edad no se viesen totalmente desprotegidas a la hora de realizar sus gestiones", apunta. De hecho, según explica Gotzon, su ama de 79 años no se maneja con el ordenador y no le queda más remedio que echar mano de sus hijos para hacer una transferencia. "Como en Gatika no hay banco le acercamos a Urduliz donde sí que hay sucursal de BBVA. Ella prácticamente va solo una vez al mes a por el sueldo. Su complicación es que ahora el dinero lo tiene que sacar con tarjeta", apunta.

ResignacióN

Lo cierto es que los habitantes de municipios pequeños en los que no hay bancos ni cajeros han terminando resignándose a no tener una sucursal bancaria cerca de sus casas. Garbiñe, de la tienda Garbi -ubicada en Laukiz- reconoce estar acostumbrada. "Cuando voy a hacer las compras aprovecho para sacar dinero y hacer las gestiones. No me ha quedado más remedio que organizarme así", cuenta a DEIA desde detrás del mostrador de su pequeño negocio de toda la vida. "Por lo menos en Laukiz tenemos cajero, en muchos sitios no hay ni eso", reconoce la mujer.

Lo más grave, explica Jose Luis Bilbao, otro vecino de Gatika son las cuotas "abusivas" que aplican los bancos en las transferencias o a la hora de sacar el dinero en ventanilla. "Es increíble que nos quieran vender las tarjetas sí o sí y luego solo nos cobren por utilizarlas", apunta contrariado.

Lamentablemente este cambio de funcionamiento en la banca no solo ha traído consigo la falta de trato cercano con el ciudadano sino la destrucción de muchos puestos de trabajo. "Antes ibas al banco y había un montón de gente trabajando. Ahora entras y en muchos casos te encuentras con el director y becarios", concluye Bilbao.

"En Gatika no hay banco así que aprovecho cuando voy a Mungia para hacer las gestiones"

Vecina de Gatika