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Más de 700 familias sufren pobreza energética: "Mi casa está a 13 grados"

"Hemos pasado frío, pero no ponemos la calefacción por temor al gasto", confiesa Susana, que recibió el año pasado la ayuda de Cruz Roja para pagar la luz, al igual que otras 711 familias que sufren pobreza energética en Bizkaia

Más de 700 familias sufren pobreza energética: "Mi casa está a 13 grados"Pablo Viñas

I casa está a 12 o 13 grados. Hemos pasado frío la semana que hizo mucho frío, pero no ponemos la calefacción por temor al gasto". Susana combate las bajas temperaturas durmiendo con dos mantas y calcetines, no plancha, no usa el horno ni el extractor de aire, y solo cocina una vez al día. "Comemos y lo que sobra lo calentamos en el microondas a la noche para economizar la energía, pero de igual manera en diciembre me llegó una factura de casi cien euros y solo somos dos personas", explica, preocupada, esta mujer inmigrante, que lleva más de diez años viviendo en Bilbao.

A Susana nunca le ha faltado el trabajo, hasta que la dichosa pandemia puso su vida patas arriba. "Venció la caducidad de mi tarjeta de residencia y me quedé sin empleo. Tuve que recurrir a Cruz Roja, que me cubrió la luz y el agua y me incluyó en el reparto de alimentos. Me trataron de maravilla", cuenta agradecida.

A la espera de poder regularizar su situación, con un precontrato de trabajo ya en la mano, Susana no ve otra salida que pedir de nuevo ayuda. "Este año la solicitaré otra vez porque no me queda otra. No podemos vivir sin luz, sin agua y sin calefacción, pero habitualmente no la usamos, por más que haga frío, porque yo entiendo que estoy sin trabajo", comenta, prudente.

Aunque solo vive con su pareja y apenas utilizan los electrodomésticos imprescindibles y el agua caliente justa para ducharse, el último recibo de la luz la tiene intranquila. "Generalmente es de 35 o 40 euros, que es más sostenible, pero cien euros para dos personas y sin usar nada es una exageración. Voy a ir a la oficina a reclamar", afirma.

Pese a su delicada situación, Susana no pierde la fe en sí misma. "Conozco perfectamente mis capacidades y, una vez que tenga la tarjeta de residencia, sé que trabajo no me va a faltar, pero mientras una espera pasan muchas cosas", dice. En ese trance, asegura, el acompañamiento de Cruz Roja ha sido fundamental. "Agradezco mucho todas las ayudas que nos han dado porque durante la pandemia ha sido nuestro refugio", muestra su gratitud.

Jessica Manzano, Cruz Roja

"El desconocimiento sobre tarifas es general"

Al igual que Susana, otras 711 familias que sufren pobreza energética recibieron el año pasado ayuda de Cruz RojaBizkaia para pagar los suministros, gracias a la financiación del Gobierno vasco. "De estas familias, 346 son españolas y el resto, extranjeras. Un total de 340 están desempleadas, siete jubiladas y la mayoría tienen entre 30 y 50 años", detalla Jessica Manzano, subdirectora de intervención social de la entidad, quien aclara que para obtener la prestación hay que presentar "facturas de impago de 2022 y aún no han llegado". En caso de corte de suministro, apunta, "la ayuda es inmediata, pero no es lo habitual".

Además, imparten talleres para fomentar el ahorro en el hogar, en los que les enseñan a "leer las facturas" y les explican "cómo solicitar el bono social, qué suministradora les puede venir mejor o cuándo encender la calefacción". Según destaca Jessica, "el desconocimiento sobre las tarifas es general. No saben ni cuándo poner la lavadora".

También reparten kits de micro-eficiencia -con bombillas led, regletas o burletes para aislar ventanas y puertas- y asesoran a las familias a domicilio "aunque suelen ser reacias". "Si es necesario, se pueden llegar a hacer rehabilitaciones o reparaciones de electrodomésticos", apunta la subdirectora de intervención social, quien recuerda el caso de una persona mayor, cuya vivienda estaba a 14 grados. "El suelo era de baldosa, las ventanas de guillotina, la puerta tenía holgura y solo había una estufa de butano. Se le instaló una caldera y la calefacción de gas, se le pusieron ventanas de PVC y se le apoyó para solicitar el bono social. Cuando volvimos la casa estaba ya a 18 o 19 grados", recuerda.

Miren Egiguren, Powerpoor

"Ayudo a la gente a entender las facturas"

Trabajadora de un banco prejubilada, Miren Egiguren realizó el año pasado un curso on line para formarse como voluntaria en el proyecto europeo Powerpoor, cuyo objetivo es apoyar a la ciudadanía que sufre pobreza energética. "Ayudo a la gente a entender las facturas y a conseguir una eficiencia. He contactado ya con veinte personas de mi entorno", explica esta vecina de Ondarroa. "Hay gente que no enciende la calefacción porque no sabe cómo le va a afectar", señala.

A la espera de poder extender su ayuda a personas sin recursos, Miren asesora a familiares y amigas, como Nieves, a quien le ha realizado varias sugerencias. "Vamos a revisar la potencia para ver si la puedo bajar y me propuso poner lámparas led y un temporizador para que se caliente el agua durante la noche, que es más barato. No soy derrochona y no es que me venga una factura alta, pero me ha hecho estar un poco más alerta y, desde ese punto de vista, es positivo", valora.

Ahorro energético. Las instalaciones de calefacción (46%) y agua caliente (21%) suponen el 67% del consumo energético. Reducir este consumo, optimizando los suministros, así como el de los electrodomésticos o luminarias, reducirá considerablemente la factura.

La base del ahorro es un buen aislamiento. Por ello se recomienda cerrar las persianas y las cortinas para evitar las pérdidas de calor.

Por cada grado que aumentamos la temperatura de la calefacción se incrementa el consumo de energía un 7%. Mantener la casa entre 19 y 21º es suficiente de día y entre 15 y 17º de noche.

Se puede ahorrar entre un 8% y un 13% colocando válvulas termostáticas en radiadores o con termostatos programables. Colocar los radiadores debajo de las ventanas, haciendo coincidir la longitud del radiador con la de la ventana. No tapar ni obstruir los radiadores para aprovechar el calor.

Los sistemas de acumulación son los más recomendables para el suministro de agua caliente, mientras que los eléctricos son los menos recomendados. Racionalizar el consumo de agua significa también reducir el consumo de energía (cerrar durante el afeitado o cepillado de dientes; tomar una ducha en lugar de un baño reduce el consumo hasta en cuatro veces; evitar fugas y goteos supone ahorrar 100 litros de agua al mes; utilizar cabezales de ducha de bajo consumo...).

Un buen mantenimiento y sistema de regulación nos ahorra más del 20% del consumo en servicios comunes. Controle, compare y ajuste su gasto energético periódicamente.

Instale sistemas solares que cubran las necesidades energéticas de la vivienda.

Utilice equipos con etiquetado energético de clase A que consuman solo la energía que necesita la vivienda y mantenga los aparatos en buen estado.

Utilice lavavajillas y lavadoras termoeficientes: ahorran energía, dinero y tiempo. Junto a electrodomésticos, como la plancha, son los que tienen mayor potencia unitaria. El microondas y las ollas a presión ahorran energía.

Apague teles y equipos con información en ventanas digitales y elija equipos con sistema de ahorro de energía.

En los puntos de luz encendidos más de una hora al día instale lámparas de bajo consumo o tubos fluorescentes. Aproveche la luz natural y regule el uso con detectores o temporizadores.

"En caso de corte de suministro, la ayuda es inmediata, pero no suele ser lo habitual"

Intervención social de Cruz Roja Bizkaia