Dolores Ibarruri Gómez fue una mujer nacida en Gallarta en 1895, que tuvo la vida común a la de cualquier muchacha de este pueblo y de la zona minera hasta que se casó en 1916. Nacida en el seno de una familia carlista muy religiosa, ella iba a la escuela, participaba de los oficios religiosos y hacía lo mismo que las niñas de su época, como los juegos y las costumbres de la infancia que ella describe con mimo en su libro El Único Camino. “En su caso hay algo singular que es su matrimonio con Julián Ruiz, que convierte a esa mujer de 20 años en militante del movimiento obrero, militante del partido socialista en 1917 y que por los acontecimientos en España y en el mundo, con una voluntad muy firme, participa junto con Julián y sus compañeros socialistas de Muskiz en la fundación del Partido Comunista de España en Bizkaia”, reseña el historiador y periodista Mario Amorós, autor de la biografía de Dolores Ibarruri Pasionaria, Pasionaria¡No pasarán! presentada este pasado sábado en la Ekoetxea de Abanto Zierbena bajo el auspicio del Museo de la Minería del País Vasco.

“Esa militante en la zona minera, a partir del año 1931 cuando se traslada a Madrid y con los hechos de la gran política de la II República y todo lo que pasó, esa dirigente comunista que era Dolores Ibarruri se transforma a mediados de los años 30 y sobre todo tras el inicio de la guerra en un símbolo del movimiento obrero y antifascista, surge entonces Pasionaria, señala Amorós.

“Los discursos de Dolores en la época de la Guerra Civil española se traducen al inglés, al francés o al ruso y se editan libros recopilatorios de sus discursos y folletos en muchas partes del mundo”, recuerda Amorós quien resalta que el “efecto” que causaba Dolores en la opinión pública no hubiera sido posible con ningún otro dirigente comunista español ni aún con el apoyo de la maquinaria de propaganda de la internacional comunista que extendió el mensaje de Pasionaria. “Era una mujer que siempre vestía de negro, con una voz impresionante, que representaba algo tan noble y tan impactante como a las mujeres del pueblo que se levantan frente a la injusticia. Son imágenes universales con una gran autenticidad que, como muchos observadores señalan, tuvo un impacto en todo el mundo”, plantea Amorós.

Alma partida

Una mujer, una líder que a lo largo de su vida personal y política fue muy prolífica en su producción literaria tanto epistolar -con intelectuales, poetas o políticos coetáneos de todo signo- como de acción política que ha servido de base para este profundo trabajo biográfico iniciado hace tres años cuando tomó contacto con la nieta de Pasionaria, Lola Ruiz-Ibarruri Sergueyeva, depositaria de su legado. “El archivo del PCE contiene mucha información sobre Dolores Ibarruri pero cualquier biografía se quedaría coja sin poder estudiar sus archivos personales”, reflexiona Amorós, autor entre otras de las biografías de Salvador Allende, Pablo Neruda o Pinochet, que pudo pergeñar durante más de un año entre las más de 150 cajas de documentos que atesora la nieta.

“Mi abuela vestía siempre de luto porque tenía el alma partida por las sucesivas pérdidas que fue encadenando a lo largo de su vida”, describe Sergueyeva quien en contraposición destaca que su abuela “era una mujer alegre y emprendedora. De un carácter positivo y “echao palante”, define Lola quien subraya su “ gran capacidad para resolver los problemas por las buenas. Un verano en Murcia en un chalet de unos amigos todos los días venían niños a cantar el Cara al Sol mañana, tarde y noche. La abuela les dijo que aquella era una casa de paz y que tenían muy buenas voces pero había que ampliar el repertorio. Acabó enseñándoles la Internacional y ya no volvieron”.