LGO tan simple como sentarse en torno una mesa, degustar buena comida y disfrutar del momento junto a otras personas que no conoces de nada. Eso fue lo que hicieron ayer cientos de personas en el frontón del colegio Romo (Getxo). “La idea es conocer gente nueva, que hablen sobre sus vidas y crear puentes”, comentó Rocío Luces Goñi, colaboradora de Bizilagunak Getxo, una iniciativa que busca acercar las culturas de distintas personas mediante oportunidades de encuentro e interacción.

Así las cosas, familias con distintos orígenes y raíces pudieron conocerse ayer domingo, y todas ellas tenían una carta de presentación atractiva. Por ejemplo, Mildred Gajonera, filipina afincada en Romo, presumía del pancit, un plato de fideos de arroz salteados que tenía muy buena pinta. Junto a ella y su familia estaba Santi Lapatza-Gortazar, vecino de Algorta que trajo cosas típicas de Euskadi, como un trozo de queso Idiazabal, membrillo y nueces.

Ambas partes aprovecharon para compartir todo tipo de anécdotas, y a pesar de pasar por un momento estable de sus vidas, Harold Ablao, pareja de Gajonera, no ocultó que para adaptarse hay un elemento fundamental: “Para nosotros hablar castellano es muy complicado, eso es lo primero que tienes que hacer, porque sin aprender la lengua no puedes encontrar trabajo”.

En ese sentido, no es fácil dar el paso de dejar tu casa para venir a una nueva. Francisco Suazo (Nicaragua) y Beatriz Aguilar (Guatemala) llegaron a Euskadi hace 3 años, y aunque en los primeros meses por momentos sentían que querían regresar corriendo a casa, ahora ya no quieren volver, ya que están construyendo su vida aquí. “Somos personas que estamos aportando al desarrollo y que queremos progresar de la manera correcta. Y pienso que de esta manera, en actividades como las de hoy, nos estamos dando a conocer”, remarcó Francisco Suazo. Respecto a esto último, Iratxe Bilbao, vecina de Algorta que estaba en otra mesa ultimando los detalles de la ensaladilla rusa que había preparado, quiso dejar claro que ya va siendo hora de romper con los prejuicios. “Ni nos quitan las ayudas sociales, ni nos quitan los trabajos, ellos vienen en busca de mejorar sus futuros y sus vidas”, afirmó.

ENCUENTROS ÚNICOS

Encuentros como el de ayer domingo llevan produciéndose desde el 2013 en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba. En ediciones previas, las familias se juntaban en una casa o en un txoko, pero tras un año de parón debido a la pandemia, la dinámica se ha reinventado. “Hemos pasado a hacerlo en un frontón, ya que todavía es peligroso meterse en las casas de las personas debido a la pandemia”, explicó Rocío Luces, colaboradora de Bizilagunak.

El frontón del colegio Romo fue un lugar diferente para conocer a personas con historias únicas. Pero para que cosas así sean posibles, hay algo indispensable: iniciativa. “Estaría bien que la gente local tuviera interés en conocer a la gente que viene y le abriera las puertas a sus vidas. Esas personas, cuanto más se sientan de aquí, sus formas de vida van a ser mucho más fáciles”, recordó Luces. En la misma tesitura, Brita Almagia, vecina de Algorta que ya había participado en múltiples ediciones de esta actividad, reconoció que “somos nosotros los que tenemos que abrir la puerta a los de fuera, es algo vital”.

Al final, la vida son momentos, y ayer muchas personas tuvieron la oportunidad de crear vínculos que en otras situaciones serían imposibles de crear.

Los encuentros de años previos se celebraron en casas, pero en esta ocasión, se hizo en un espacio abierto para evitar contagios

“Como llevamos un montón de tiempo, ya nos hemos hecho a las costumbres de aquí”

SANTI, HAROLD, MILDRED Y LOURDES

Vecinos de Romo

20 son los años que llevan Harold y Mildred viviendo en Euskadi. Llegaron desde Filipinas, y nunca fallan a esta cita llevando siempre platos tradicionales. Santi, también en la foto, participó por primera vez junto a los suyos, y no se olvidó de llevar alimentos típicos de Euskadi.

“Ellos vienen aquí en busca de mejorar sus futuros y sus vidas”

iratxe y brita

Vecinas de Algorta

Iratxe y Brita estaban ultimando los decorativos de la ensaladilla rusa y las setas que habían preparado para la ocasión antes de posar para DEIA. Llevan varios años ya participando en Bizilagunak, una experiencia que nunca se pierden. “Es muy divertido, para conocer a gente y pasar un rato agradable”, admitieron las dos.