Nada hacia sospechar a J. A. que la decisión de bajar aquel sábado de enero a la zona de cintas y maquinaria de la planta de tratamiento de residuos TMB le iba a suponer un calvario las semanas posteriores. Doce días ingresado en el hospital de Galdakao con una grave neumonía, infinidad de análisis epidemiológicos y unas secuelas actuales que todavía le mantienen de baja. “Es casi mejor pasar el covid que la fiebre Q”, asegura al empezar la conversación.Es el primero de los dos empleados de la planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) confirmados por Osalan afectados por una enfermedad causada por la bacteria Coxiella burnetti presente en restos de corderos y ovejas que son arrojados a las bolsas de residuos de manera ilegal y que llegan a la TMB como basura de la fracción resto.

“Mi caso además es especial porque estuve muy poco tiempo expuesto”, relata. Este empleado, con varios años en TMB Arraiz, trabaja en la oficina de control, una de las denominadas zona limpia, ajena a la planta donde se realizan la selección de los residuos. “El sábado 30 de enero trabajábamos a media producción por una avería y comenté al encargado para bajar y limpiar unas cámaras y máquinas, una labor que no es habitual, pero que como es una herramienta que utilizamos desde control quería llevar a cabo”, recuerda. “Estuve solo 45 minutos y fue cuando la cogí”, especifica, según le indicaron los médicos especialistas porque “la gran carga de bacterias que yo presentaba se da cuando se limpia una máquina, utiliza un aparato o se roza con parte de un trozo de animal”. Y eso que cuando bajó, J. A. llevaba todo el equipo de protección obligado -tres trajes EPI, uno encima de otro-, además de mascarilla mucho más filtrante que la famosa FFP2. “Hay imágenes donde se ve que no me quité la mascarilla en ningún momento”, desvela.

El jueves 10 de febrero empezó a encontrarse mal y tras pedir cita en el ambulatorio lo primero que le practicaron fue un test de antígenos para descartar el covid. Luego una placa informó de “una neumonía bacteriana atópica de origen desconocido -recuerda-, así que me dieron una medicación y me mandaron a casa. Pero fue a peor y el sábado fui en ambulancia al hospital con 39,5 de fiebre y unos dolores terribles”.

Allí repitieron las mismas pruebas pero “al ver que había algo más, me aislaron. Les indiqué que trabajaba en la TMB y que habíamos tenido casos de fiebre Q, pero parece que no hicieron la prueba exacta para detectar la Coxiella y di negativo”, recuerda. Fue en una broncoscopia, al día siguiente, cuando detectaron la bacteria aislada. “Entonces era claro que tenía fiebre Q”, dice.

Tras doce días ingresado e infinidad de pruebas fue enviado a casa donde sigue de baja, “con el sistema nervioso corporal trastocado. Se me duermen las piernas y los brazos, siento puntos de calor, como si te quemaras con una plancha...” y tiene miedo. Según le han dicho los especialistas, la fiebre Q “deja unas secuelas importantes e impredecibles ya que los anticuerpos están entre seis y diez años en el cuerpo de un adulto”. Otros datos que aporta es que “la Coxiella puede estar un año en una cinta o en una botonera y las esporas pueden moverse más de doce kilómetros por el aire”. J. A. espera recuperarse pronto y acaba rotundo: “Ya he comunicado a la empresa que hasta que no se limpie la planta, no vuelvo a trabajar”.

Osalan sigue la investigación. El Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral prosiguió ayer sus investigaciones para determinar si la fiebre Q confirmada en dos empleados se originó en la planta TMB Arraiz, según indicaron a DEIA fuentes de Osalan.

Reunión con la dirección. Ayer se reunió el comité de Seguridad y Salud con la empresa sin que aportara más novedades de que el tercer afectado es de momento seroconvertido, es decir, presenta anticuerpos pero es necesaria una segunda analítica.

“Ya he comunicado a la empresa que hasta que no se limpie la planta, no vuelvo a trabajar”

Empleado de las empresa TMB Artigas