Durangaldeaespectaculares espacios naturales

Pero que mejor que comenzar por Durango para descubrir la comarca. Ubicada en un entorno natural de gran belleza y lleno de posibilidades para los amantes de las actividades al aire libre, el centro de Durango esconde importantes elementos urbanos dignos de visitar, así como edificios emblemáticos como la Cruz de Kurutziaga, la Basílica de Santa María de Uribarri, y los palacios señoriales. Todavía hoy se pueden ver los restos que dejó el bombardeo que sufrió la localidad en 1937 y como muestra de ello sus calles albergan el Espacio para la Memoria, monumento erigido como recuerdo del terrible suceso.

Pero Durango es también epicentro de la cultura vasca, como lo pone de manifiesto año tras año la Feria del Libro y del Disco vasco, que se celebra en diciembre, la feria cultural más importante que se desarrolla en Euskadi.

Para los amantes de la naturaleza y de los entornos verdes el Parque Natural de Urkiola es su gran joya, con extraordinarios paisajes con sierras y grandes peñas calizas blancas, barrancos y valles profundos. Un lugar que es apreciado para la práctica del montañismo, escalada, rappel o senderismo.

En el alto de este Parque Natural, en una ladera, está el Santuario de los Santos Antonios (Abad y de Padua). Su historia está ligada a los orígenes del cristianismo. Frente al santuario hay una piedra que, según la creencia popular, es un meteorito y tiene virtudes especiales para encontrar pareja, y para ello la tradición reza dar vueltas a su alrededor. El conjunto se completa con varias hospederías, refugios y restaurantes.

Atxondo obliga a hacer otro alto en el camino, recomendando un paseo por el antiguo recorrido del tren Durango-Arrazola.

La Vía Verde de Arrazola, escondida entre las imponentes paredes de piedra del Anboto, es un camino totalmente llano de 10 km, ida y vuelta, un entorno verde y rural, donde se respira la pura esencia vizcaina.

Otra visita recomendable es la subida a Betsaide, lugar exacto donde se unen los tres territorios de Euskadi: Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Un monumento recuerda este hito geográfico.

Y por supuesto, el recorrido por Durangaldea invita a hacer parada obligatoria en Garai. Por su localización en lo alto y en las faldas del monte Oiz, se le conoce como el balcón de Durangaldea, desde donde se puede admirar la belleza de toda la comarca y disfrutar de los placeres que ofrece la gastronomía local.

Retomando el camino por Apatamonasterio alcanzamos otra localidad de gran valor patrimonial, Elorrio. Sus palacios y casas solariegas de contundente piedra y sillería labrada son dignos de ver, al igual que el Monasterio de Santa Ana, la basílica de la Purísima Concepción, la puerta de Don Tello, el palacio de Tola y los restos de la muralla medieval. A las afueras de Elorrio nos encontramos con la necrópolis de Argiñeta, uno de los monumentos funerarios más importantes de Euskadi construido en la Alta Edad Media.

Por su parte, Amorebieta-Etxano es junto a Durango, uno de los municipios que constituyen la cabecera de comarca de Durangaldea, una población que ha sabido desarrollar su potencial industrial y de servicios, guardando sus núcleos rurales y conservando sus costumbres. Es, además, un municipio donde se desarrolla una enorme actividad cultural como lo pone de manifiesto la cartelera del centro cultural Zelaieta.

Izurtza es, igual, el municipio más desconocido de la comarca, un pequeño pueblo desde donde se divisan las crestas calizas de Mugarra y Untzillatz, peñas de la sierra de Durangaldea. Posee uno de los frontones más largos de Bizkaia, muy visitado por los amantes de la pelota.