Eran tan limitados los kilómetros cuadrados en los que los vizcainos podían moverse hasta el martes que la posibilidad de transitar con libertad por todo Euskadi ha sido como un soplo de aire fresco. Durante el primer fin de semana sin restricciones de movilidad entre los municipios, numerosos ciudadanos han aprovechado para acercarse a la costa o al monte para disfrutar de aquellos espacios vedados hasta ahora. El buen tiempo invitó a salir temprano de casa para pasar el día fuera.

Y los menos previsores tuvieron que enfrentarse a la misión imposible de encontrar una terraza para comer sin reserva. "Hemos traído el hamaiketako y el termo para andar sin prisa, y para no pelearnos para conseguir una mesa", revelan Erika e Igor, que han acudido en familia a La Arboleda. "Somos de salir mucho de casa, así que en los últimos meses no podemos decir que hayamos sufrido mucho", reconoce esta pareja de Arrigorriaga, que hacía tiempo que tenían planeada la excursión a la localidad minera.

"La verdad es que nos hemos saltado la ley bastante. Transparencia total", admite Igor antes de que Erika lo enmendara: "Tampoco mucho, para ir al baserri o a visitar a la amama". Mientras, partían uno de los quesos frescos adquiridos en la Quesería de La Arboleda. "Hay bastante gente, hemos encontrado conocidos de nuestro pueblo, incluso. Pero cuando no había covid también estaba lleno de gente, no creo que se haya masificado", expone Erika, que mañana mismo va a recibir la primera dosis de la vacuna al trabajar en Educación.

"En las últimas semanas solo venía gente de las localidades limítrofes: Galdames, Barakaldo, Sestao, Ortuella y Portugalete", explica Andrés Zaitegui, uno de los hermanos que ahora regenta la citada quesería. Aunque se trata de municipios que aglutinan mucha población, a su juicio el bajón ha sido notable. "Tenemos mucha clientela de Bilbao y de la margen derecha. Entre semana ya se ha percibido más gente y hoy -por ayer- aún más", argumenta. "No vamos a quejarnos", repone mientras despacha bajo la atenta mirada su madre, Elsa Sanz, que aunque está jubilada sigue al pie del cañón en el que ha sido su negocio toda la vida.

MUCHO MOVIMIENTO

Aunque son de Portugalete, las parejas compuestas por Nerea y Mario, y Alex y María, además de sus hijos, no han tenido oportunidad de salir de la villa hasta hoy. "Cuando dejaron ir a los colindantes podíamos venir aquí, es un respiro, porque en Portugalete vivimos unas 47.000 personas y tenemos tres kilómetros cuadrados. Teníamos ganas, pero nos limita mucho que solo puedan juntarse cuatro personas. ¡Estamos delinquiendo todos!", exclama Nerea, si bien señala la mesa de los cuatro adultos y otra con los cuatro niños en el merendero, cumpliendo las normas. "Somos dos familias y hemos venido en dos coches, pero te sientes como un infractor. Los niños van a ikastolas diferentes y llevaban sin verse un mes y medio", agrega

Nada más aparcar el vehículo con el maletero lleno de globos junto a otras tres amigas, Leire, que ayer cumplió 25 años, admite que no sabe lo que el día le va a deparar: "No sé cuál es el plan, es sorpresa, al menos para mí". Este fin de semana es el primero en el que han podido reunirse las cuatro, ya que Nuria, una de ellas, es de Abadiño, mientras las demás residen en Barakaldo. "Hasta ahora solo tenía monte y poco más, aunque Durango está al lado", expuso Nuria. "¡Y no tienes esta compañía!", puntualiza otra de ellas. Eso sí, no han querido dar detalles de sus intenciones en la localidad minera, salvo confirmar que comerían por la zona, para mantener en vilo a la cumpleañera.LARGAS COLAS EN EL MEGAPARK

No todos ha optado por respirar aire puro, en los entornos urbanos también ha habido aglomeraciones. Ejemplo de ello es Megapark, hasta donde se han acercado numerosos vascos. "Somos de Gasteiz, teníamos cosas por renovar en casa y lo teníamos pendiente desde hace tiempo", expone Cristina, mientras sujeta un carro fuera de Ikea con diversos objetos para el hogar. "Aprovechando que hace bueno vamos a ir a Punta Galea a dar un paseo. Teníamos muchas ganas de volver a ver el mar", reveló antes de reconocer que en Semana Santa no variarán sus planes. "Haremos escapadas pero dormiremos en casa", apunta.

A las 13.20 horas los restaurantes del outlet estaban a rebosar y largas colas se sucedían en todos los establecimientos, incluso en los de comida rápida. "Primero hemos ido a Ballonti para ir al Primark y a Lefties, son tiendas que no hay en Donostia; y ahora hemos venido aquí para comer", aseguran Maite y Ana mientras hacen cola en Muerde la pasta, un italiano que les encanta. "Había ganas de salir de Donostia, aunque tenemos que reconocer que lo único que nos falta es alguna tienda", indican. No prevén grandes desplazamientos en las próximas semanas. "Desde que empezó la pandemia hemos empezado a ir al monte", admiten tras reconocer que ahora que ya han hecho las compras necesarias no les importaría que las volvieran a confinar en Gipuzkoa.