Este año los cordones benditos de San Blas no nos protegerán de los males de garganta. Como medida de prevención ante el coronavirus se han cancelado las celebraciones de San Blas, por lo que no se celebrarán ni la feria de Abadiño ni la bendición de cordones en San Nicolás

Dos citas a las que acudían miles de personas motivadas por una tradición en la que se compran, entre otras cosas, cordones, rosquillas, macarrones y los caramelos de malvavisco. "Si este año nos duele la garganta o tenemos tos le tendremos que echar la culpa a San Blas que no nos ha bendecido", cuanta María Luisa Uriarte, una vecina de Galdakao a la que este año las restricciones de movilidad le impiden acercarse a Abadiño.

Para todo vizcaino que se precie llegado el 3 de febrero es una tradición colocarse en el cuello en cordón. Este año la Diócesis de Bilbao ha informado de que no se bendecirán los cordones de San Blas en la parroquia de San Nicolás. Por cuestiones de seguridad han decidido suspender los actos en la villa. Sin embargo, la parroquia permanece abierta desde las 10.00 horas y a las 19.00 horas se oficiará una misa en recuerdo de las personas fallecidas por coronavirus.

Luis Alberto, párroco del Casco Viejo ha asegurado que "no tiene sentido ponerse el cordón de San Blas, si no está bendecido". Según aclara, "un signo religioso tiene sentido cuando se vive; un cordón es un signo de una devoción, no un fundamento de una espiritualidad".

DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN

Cerca de la parroquia bilbaina este año no se han instalado los puestos adornados con metros y metros de cordones de colores, ni tampoco el aroma a rosquillas de anís endulzan las inmediaciones de la iglesia.

El bilbaino Jon Aldeiturriaga se ha quedado en casa recordando una tradición que en su familia ha pasado de generación en generación: "Primero fue mi ama, luego mi suegra y después me he encargado yo. Me acercaba a la feria, compraba cordones, los bendecíamos en la iglesia y los repartía después entre la familia", explica.

Pero este año el coronavirus ha borrado del calendario una fiesta que, según cuenta Aldeiturriaga, está entre sus favoritas. "A mí me encanta ir a la feria, ver las cordoneras, las rosquillas...". En este día este vecino del Casco Viejo no puede olvidar que además de comprar cordones también es de "obligado cumplimiento" llenar los bolsillo con caramelos de malvavisco. "Los pobres comprábamos peditos de monja; los ricos macarrones y todo el mundo los caramelos de malvavisco de santiaguito", recuerda.

Lo cierto es que este año toca aparcar la tradición de colocarse el cordón en el cuello para protegerse del mal de garganta, pero podemos seguir disfrutando de las tortas, las rosquillas y los caramelos de malvavisco. Aunque en la entrada del templo bilbaino un cartel informa de que no se realizarán bendiciones, en las tiendas ubicadas en las inmediaciones de San Nicolás en Bilbao se han formado colas para comprar caramelos y rosquillas. "Voy a entrar en la iglesia con los caramelos. ¡San Blas ya me bendecirá desde lo alto!", ha contado Bego, quien a sus ochenta años asegura no estar dispuesta a abandonar esta tradición.

Tampoco Abadiño luce hoy igual. El ambiente festivo que rodea a este municipio el 3 de febrero ha quedado suspendido por la pandemia. Habrá que esperar para volver a disfrutar de la tradicional feria de San Blas con los puestos de verduras, hortalizas, queso, txakoli, pastel vasco y las típicas rosquillas de San Blas. "Es una pena, pero ahora nos toca cuidarnos. En la familia ha sido una tradición ir a Abadiño. Primero iba con mis padres, luego con mi marido y ahora solía quedar con amiga. Esperemos que esto pase y podeamos ir el año que viene", recuerda María Luisa Uriarte de Galdakao.

BILBAO SIN EL CORO DE ARRATIA

El coro de Arratia, el que más tradición atesora en la víspera de Santa Águeda con 69 años consecutivos dejándose ver y oír por las calles del Casco Viejo cada 4 de febrero, no estará en Bilbao. La agrupación musical arratiarra también ha visto cortada su trayectoria por los imponderables que provoca la pandemia del coronavirus.

Y es que este año todo han sido inconvenientes que impidieron a los miembros de la formación ensayar como es debido cada una de las estrofas de ese Agate Deuna que inunda las Siete Calles y sus aledaños en la víspera de la celebración de la santa que se negó a desposarse con el procónsul de Sicilia, por lo que este ordenó su traslado a un prostíbulo, pese a lo cual la joven mantuvo su virginidad. Esto enfureció aún más al preboste que ordenó que le cortaran los senos antes de torturarla hasta la muerte, por lo que se la considera protectora de las mujeres.