e todos los tamaños y colores, las bolsas volvieron a desfilar ayer por los puntos estratégicos del comercio en la capital vizcaina. Y lo hacían desde primera hora de la mañana, lo que augura una campaña de rebajas "buena" o al menos "con ilusión", apostillaban las voces cantantes del sector en Bilbao: Jorge Aio, en representación de Bilbao Centro, y Rafa Gardeazabal, por parte de Bilbao Dendak. Ambos se mostraban esperanzados con el desarrollo de esta tradicional cita invernal con los descuentos.

La gente respondió en la primera jornada y tiene hasta el 28 de febrero para seguir haciéndolo. Eso sí, no quitan ojo a las decisiones que en los próximos días puedan ser adoptadas por la Comisión Técnica del Plan de Protección Civil (LABI) de Euskadi.

La amenaza de un adelanto en los horarios de cierre sobrevuela al sector, pero las palabras malditas que no quieren escuchar en los comercios -y tampoco en la hostelería- son "cierre perimetral". La medida estuvo en vigor el pasado noviembre y ocasionó un daño extraordinario e incalculable en las cajas registradoras de tiendas, bares y grandes superficies de la capital que, históricamente se nutre de una clientela heterogénea, procedente de las comarcas de Bizkaia.

El botxo es plaza de referencia para las carteras de miles y miles de personas que, antes o después acaban dándose una vuelta por la Gran Vía, el Casco Viejo o cualquier otro punto caliente de la actividad comercial de la villa. "El consumo interno de Bilbao no es suficiente para el comercio que tiene. Necesitamos a la gente de fuera. Y el cierre perimetral, francamente, nos mata. Ese es el gran miedo que tenemos", describía Gardeazabal.

Las experiencias previas así lo han demostrado por lo que el sentimiento de miedo está razonado. "Sería tremendo, sobre todo ahora en rebajas", apostillaba el gerente de Bilbao Dendak. Esa incertidumbre es uno de los motivos por los que el sector comercial no las tiene todas consigo en esta campaña de rebajas, que mantiene un ojo en el libro de cuentas y otro en las medidas que puedan ser adoptadas en el seno del LABI.

Más aún teniendo en cuenta que esta campaña de rebajas invernal es de suma importancia para el comercio urbano, sobre todo con el histórico acumulado el año recién finalizado€ "Es una forma de hacer efectivo para poder mantener la actividad y afrontar las compras de la próxima temporada", enmarcaba Aio. Cualquier impedimento o freno a esa forma de conseguir liquidez representaría un fastidio mayúsculo en los balances de cuentas de tiendas y comercios. "Esperemos que no nos obliguen a cerrar antes", remataba Aio.

Una idea compartida por Gardeazabal, quien subrayaba que a nivel de tesorería este mes "es vital. A poco que suba el consumo, es como agua de mayo..." Por eso mismo insistía en que la evolución de la campaña de rebajas correrá en paralelo al comportamiento de la pandemia. "Nos tiene en tensión" se sinceraba, antes de confesar que siempre es preferible una limitación horaria más restrictiva -se apuntaba la posibilidad de adelantar el cierre de locales a las 18.00 horas- porque la gente se amolda y el consumo sigue activado. "Pero si hay un cierre perimetral lo vamos a pasar muy mal", auguraba. También Aio recelaba de una posible actualización de las medidas vigentes para tratar de evitar la transmisión comunitaria del coronavirus. "El comercio y el consumidor nos hemos adaptado de una forma muy rápida a todos estos cambios. La gente sabe que en un momento igual le toca esperar un rato para entrar en un comercio", decía.

Una ciudad "viva"

Pero él también sigue pendiente, con el rabillo del ojo, de cualquier modificación que pueda decretar el LABI que afecte al normalizado desarrollo de la campaña de rebajas. De momento, el día de arranque "ha sido bueno" gracias a que ha sido entre semana, con gente todavía de vacaciones y que no ha llovido. "La ciudad se ve bastante viva", resumía Aio, responsable de Bilbao Centro. "Lo fuerte esperamos que sea el viernes [hoy] y el sábado [mañana]" indicaba por su parte Gardeazabal, gerente de Bilbao Dendak.

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Comienzan las rebajas de enero

Y para lo que venga están preparados. Gel y control de aforos fueron ayer -y lo seguirán siendo- el modo de sobrevivir a unas rebajas "con buena afluencia". El aspecto a primera hora del garaje de El Corte Inglés era el mejor reflejo de que la jornada iba a ser movida; por los clásicos canjes de Reyes, pero también por la seducción de los descuentos. Tanto, que los primeros compases tras la apertura de puertas, con aforo al 60%, requirió de una atención especial para "pedir a la gente que aguantara" hasta que las escaleras mecánicas pudieran absorber a la clientela con la distancia de seguridad social obligada.

Espacios amplios y seguros

"Esperamos un buen volumen de ventas y visto lo visto nos hace sentir optimistas", recalcaba Carmelo Lezana, responsable de Relaciones Externas de este comercio que ha vuelto a adaptar su instalaciones para transformarlas en espacios amigables. espacios amigables"Todos los pasillos y desembarcos de escaleras espacios comunes los tenemos libres de mobiliarios promocionales y de mercancía para que los clientes tengan más espacio para moverse buscando espacios comerciales más amplios y seguros".

Porque, como destacaba Lezana, el presente ejercicio hay que "afrontarlo con optimismo, siendo conscientes de todo cuanto rodea a la actividad comercial y buscando siempre espacios comerciales seguros", como por ejemplo un cuarto de desinfección para higienizar y reintegrar en el circuito las prendas de ropa devueltas o que salen de un probador. "En las actuales circunstancias no queda otra que adaptarnos", remataba.

"Un cierre perimetral como el de noviembre sería tremendo, sobre todo ahora en rebajas"

Bilbao Dendak

"Vamos a ver si cerramos el año con efectivo y con oportunidad de ventas"

Bilbao Centro

"Hemos adaptado nuestros centros para buscar espacios amplios y seguros"

Relaciones Externas de El Corte Inglés