El roscón solidario se repartirá este año con cita previa y envasado en packs individuales. Pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, Cáritas Bizkaia no ha querido dejar de faltar a su cita anual con un acto que en esta ocasión pretende concienciar a la población de las consecuencias sociales que el covid-19 está teniendo entre los colectivos más vulnerables, en especial la brecha digital que muchos menores sufren al no poder contar en su entorno familiar de medio ni formación digital adecuada para poder continuar con sus estudios.

Según ha destacado esta mañana el director de Cáritas Bizkaia, Carlos Bargos, "no podíamos dejar de convocar este acto. Posiblemente sea la edición menos celebrativa pero queremos que sea el roscón más reivindicativo, más gritón. La realidad que desde Cáritas estamos acompañando nos exige no estar callados". Y es que, con el reparto de este dulce, desde la entidad pretenden visibilizar la situación de vulnerabilidad social de muchas familias, "especialmente de muchos menores. La situación sanitaria es muy complicada pero las consecuencias van más allá y afectan especialmente a las personas más débiles, con unos efectos que van a perdurar mucho en el tiempo", ha advertido.

Aunque el objetivo se mantiene, la pandemia ha obligado a cambiar radicalmente el formato del acto. Se mantendrá, eso sí, la fecha del 5 de enero, pero esta vez las personas que quieran hacerse con una de las 2.500 raciones de roscón -que se entregará en packs individuales y un vaso de chocolate para su consumo posterior- deberán solicitar cita previa para recogerlo ese día de 10.00 a 14.00 horas en el Museo Vasco.

Las reservas, con un precio simbólico de un euro por ración, se pueden hacer tanto a través de la web www.rosconsolidariobilbao.org como de forma presencial en la sede de Cáritas (Calle Ribera, 8) y en el propio Museo Vasco los días 2 y 3 de enero. El reparto se hará, "bajo estrictas medidas sanitarias y controlando en todo momento el aforo", por turnos de cien personas cada quince minutos, entrando por Santos Juanes y saliendo por Unamuno, para evitar que se produzcan aglomeraciones.

También habrá otra modalidad, estrictamente digital, para aquellas personas que no pueden acercarse ese día hasta Bilbao quieran apoyar a Cáritas realizando un donativo a través de la web, y se repartirán también más de 500 raciones entre los distintos proyectos de la entidad, como comedores sociales, centros de día y de noche, hogares de acogida...

BRECHA DIGITAL

Este año, Cáritas quiere centrarse en combatir la brecha digital que están sufriendo muchos menores; el 61% de los hogares atendidos por la entidad viven en lo que se denomina "apagón tecnológico, sin conexión ilimitada, sin dispositivos o competencias personales para manejarse online", ha destacado su director. "Es una evidencia que la pobreza y el riesgo de exclusión se heredan. El hecho de crecer en hogares en esta situación, con menos oportunidades para seguir los procesos formativos, aumentan las posibilidades de que esos menores y jóvenes sufran dificultades de inclusión social en el futuro".

Y es que las consecuencias de la pandemia se reflejan no solo en cuestiones clásicas, como el empleo, la vivienda y los ingresos, sino que han aflorado otros fenómenos sociales, como esa brecha digital y el impacto psicoemocional del aislamiento social y la incertidumbre.

Entre las familias atendidas por la entidad, la pérdida de empleo -"principalmente precario e informal"- llegó a afectar al 70% de la población en los meses más duros del confinamiento, la pobreza severa se extendió al 68% de las personas atendidas y un 45% siente que su estado emocional es peor incluso que en abril. "Y los niños y las niñas son víctimas silenciosas de esta realidad", ha lamentado el director de Cáritas Bizkaia. "Este año, hacemos una apuesta por visibilizar y reducir esta brecha, como un medio para frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza en las familias".