Han trasladado a pacientes, distribuido pantallas faciales, llevado a una joven a Italia e incluso repartido menús. "Muchas veces se habla mal de los taxistas y hay gente muy solidaria", destaca el presidente de la Federación Vasca del Taxi, Borja Musons, quien se hace eco de la crisis que vive el sector.

¿Qué dificultades ha sufrido el sector del taxi durante la pandemia?

—El sector del taxi es heterogéneo y nos ha afectado de formas diferentes. No es lo mismo un taxi de Bilbao que uno de Urduliz que el que trabaja en el aeropuerto. El taxi más afectado en este momento es el que opera en Loiu. Al caer tanto los vuelos, prácticamente no tienen trabajo. Ha habido días en los que no han tenido absolutamente nada.

¿Qué ocurre con los que operan en los centros de las ciudades?

—A los taxistas de ciudad les han afectado mucho el cierre de la hostelería y los toques de queda. Las ciudades tienen una población flotante muy importante los fines de semana de gente que va de cenas y sale con amigos y eso ha desaparecido. También nos ha afectado bastante el viaje de negocios.

¿La merma de los ingresos ha sido el denominador común?

—Para nosotros es un desastre económico. Estamos hablando de 1.800 familias que viven directamente del taxi en todo el País Vasco y luego hay otras familias que viven del taxi de forma indirecta. Hay compañeros que han manifestado incluso la intención de dejar el trabajo.

¿Algunos han dado ya el paso?

—Varios han decidido dejar la actividad y jubilarse un poco antes y otros compañeros han dejado la profesión para buscarse otros trabajos. Se está viviendo esto con bastante miedo por parte de algunos. La gran mayoría son conscientes de que es algo temporal, que se va a acabar, pero algunos ya están nerviosos porque somos autónomos y todas estas crisis nos afectan muchísimo. Si un compañero está facturando muy poquito y no tiene para cubrir los gastos, lo sufre completamente. Por eso algunos están buscando un trabajo por cuenta ajena que les dé una estabilidad.

¿En cuánto han visto reducidos los taxistas sus ingresos?

—Depende de dónde trabajan, si están en una emisora o no, pero hay taxistas que han bajado su recaudación hasta un 80%. El que eligió ser taxista porque por el día no puede trabajar y tiene que trabajar por la noche está prácticamente en cero porque por la noche no hay nadie.

En algunos municipios se han dado licencias de taxi para atender a las empresas, que ahora no tienen una actividad que implique una movilidad. Esos taxistas también se han quedado a cero y no recibimos ninguna ayuda del Gobierno vasco.

¿Hay quienes estiran la jornada para tratar de compensar?

—Hay taxistas que antes hacían unas jornadas mucho más reducidas y que ahora para paliar esa bajada de ingresos trabajan más horas, pero hay algunos que no tienen ese margen. Como somos autónomos, dices: Antes trabajaba ocho horas, ahora voy a trabajar 16, pero el que trabajaba 16 antes, porque tenía una serie de gastos, ya no puede trabajar más porque tiene que dormir.

¿Les ha afectado la pandemia desde el punto de vista sanitario?

—La tasa de contagio dentro del servicio del taxi ha sido prácticamente nula. No hemos tenido compañeros que se pueda saber que han cogido el virus realizando su profesión ni tampoco usuarios.

¿Qué coste les ha supuesto adecuarse a las medidas de seguridad?

—En la primera ola algunos compañeros empezaron a instalar mamparas. Con las mamparas ha pasado igual que con las mascarillas, que el precio ha ido bajando. La inversión solo en mamparas oscila entre los 50 y los 100 euros.

¿Qué otras medidas aplican?

—Cada vez que sube un viajero desinfectamos todas las zonas de contacto, intentamos cobrar con tarjeta de crédito y en la primera ola tuvimos que surtir a muchos de mascarillas. Hemos conseguido que el taxi sea una alternativa al transporte colectivo muy segura.

¿Ha habido trasvase de usuarios para evitar aglomeraciones?

—Sí hemos tenido personas que no eran usuarias del taxi y han descubierto que les ofrece una seguridad y una forma de moverse que el transporte colectivo no les daba.

¿Cuáles son sus expectativas con la vista puesta en el próximo año?

—Todo apunta a que vamos a tener un 2021 mucho más productivo. Con el tema de las vacunas parece que vamos a mejorar algo, pero para los que ya venían tocados, sobre todo de la crisis anterior, esto es como otra puntilla más y lo están pasando verdaderamente mal. Estamos en una situación bastante precaria y con esperanzas de que las vacunas y todas las noticias que nos llegan luego se hagan realidad.

"A los taxistas de ciudad les han afectado mucho el cierre de la hostelería y los toques de queda"

"Hay compañeros que han bajado hasta un 80% las recaudaciones y otros que están prácticamente en cero"

"Algunos han decidido dejar la actividad y jubilarse un poco antes y otros, buscar un trabajo por cuenta ajena"