OR no levantarse de la cama y hacer un viaje a ninguna parte, decenas de taxistas emprenden ruta cada día hacia el Aeropuerto de Bilbao, aun a sabiendas de que la jornada será tan poco fructífera como la anterior. La drástica reducción de vuelos causada por la pandemia ha hecho mella. A veces ni siquiera tienen opción de encender el taxímetro. "Muchos días nos vamos sin hacer ninguna carrera. Eso es lo que estamos sufriendo", denuncia Boni Arrieta, representante de los profesionales que faenan a las puertas de la terminal. "De los 114 taxistas que trabajamos en el aeropuerto, en estos momentos estaremos viniendo entre 80 y 90. El resto se quedan en casa porque estarán mejor económicamente o por lo que sea", comenta con cierto desánimo.

Una vez aterrizado el coronavirus en Euskadi, "la directora del Aeropuerto de Bilbao ya nos comunicó a los taxistas que íbamos a pasar una temporada muy mala", recuerda Arrieta. Y, por desgracia, no se equivocó. No en vano, "el tráfico aéreo ha descendido un 80% y toda la economía que se mueve alrededor de la puerta de Salidas de la terminal se ha visto afectada", confirma. Entre ellos, los taxistas, que pasan en hileras el día sin mayores quehaceres que esperar y mirar por la ventanilla. "Empezamos a las ocho de la mañana y para las diez de la noche nos vamos. Estamos 14 horas. Hay días en los que solamente hay cuatro vuelos en toda la jornada y solo hacemos un servicio", detalla.

No hace falta ser contable para darse cuenta de que el esfuerzo invertido no revierte en la recaudación. "Económicamente no compensa, pero es que desde el estado de alarma de marzo llevamos prácticamente un año. Si no venimos, ¿qué hacemos? No todo el mundo puede estar paseando. Al final es por salud psicológica también, porque nosotros estamos acostumbrados a estar fuera todo el día y ahora meterte en casa de repente sin más ni más es muy duro", reconoce.

De hecho, durante el confinamiento algunos de sus compañeros siguieron acudiendo a sus puestos de trabajo. "Venían no porque fueran a hacer dinero, porque no se hacía nada, sino por el estrés psicológico que podían tener de estar en casa. Aunque seamos autónomos, es muy duro, igual que para un parado que reciba el subsidio y que seguramente quiera salir", compara.

Pese a que las cuentas no cuadran, estos profesionales también se mantienen al volante de sus vehículos "para dar servicio". "Si sale por la radioemisora algún servicio por muy corto que sea, aunque digas: Qué poco voy a facturar Mucha gente necesita que la cojas del pueblo, en Sondika, y la lleves al ambulatorio, que la cojas de otros municipios del Txorierri y la lleves a otro sitio, con la compra de un supermercado pequeño de pueblo a casa... porque nosotros estamos en un entorno en el que hay mucho caserío", explica. Lo que ocurre, prosigue, es que "somos muchos trabajando en estos momentos en que apenas hay clientes y que todos esos tipos de servicios para los de los municipios igual entre todos sale uno cada tres días, pero nada más".

Sin "ayudas específicas" al TAXI

Con los ingresos por carreras bajo mínimos, los taxistas, explica Arrieta, "estamos sobreviviendo gracias a la ayuda que concede el Gobierno central a los autónomos cuando bajan la recaudación un 75%. Te la dan y después revisan si te has pasado, pero aquí no se pasa nadie porque no llegamos, no solamente en el aeropuerto, sino en toda la Comunidad Autónoma Vasca", afirma.

Salvo excepciones, como el caso de Basauri, donde los taxistas han recibido una prestación del consistorio, ninguna institución ha concedido, asegura Arrieta, "ayudas específicas" al sector. "No hemos tenido ayudas por parte de los ayuntamientos porque estas eran para autónomos que tenían su actividad física y residían en ese municipio. Si somos taxistas, por ejemplo, con licencia de Sondika, pero no vivimos allí, no tenemos derecho a percibir nada", denuncia. Es más, añade, "no hemos tenido ninguna llamada ni contacto con el ayuntamiento para ver cómo estamos o si necesitamos geles hidroalcohólicos o mascarillas". No obstante, aclara, "estamos trabajando con el sentido común de limpiar los coches después de cada servicio, ventilarlos y usar protecciones".

Las circunstancias no podían ser más adversas. Aun así, ninguno de los profesionales que ejercen en el aeropuerto ha tirado la toalla. "Venimos, más que a trabajar, a pasar el tiempo, pero estamos aguantando", señala y mira el horizonte con comedido optimismo. "En el momento en el que el tema de la pandemia se vaya subsanando y comience la vacunación, las empresas también van a empezar a enviar a más gente a trabajar fuera, las aerolíneas van a fomentar que las personas vuelvan a volar... Es todo una rueda y, más tarde o más temprano, volverá a girar porque si no, estamos todos muertos: nosotros, y si nosotros no tenemos recursos económicos, el de la tienda del pueblo, las gasolineras... Estamos todos perdidos", reitera.

"Una aberración sanitaria"

También el presidente de la Federación Vasca del Taxi, Borja Musons, echa en falta ayudas, en concreto, por parte del Gobierno vasco, "como las que están recibiendo los taxistas de Cantabria". "No es que vayan a arreglar la situación penosa que tienen algunos, pero sí ayudan un poquito a paliarla", argumenta y censura que "no escuchen" su petición porque "hay compañeros que lo están pasando francamente mal".

Consciente de que existen sectores "que están todavía mucho peor", como el turístico, "que está prácticamente a cero", y el de la hostelería, considera "lógico" que el Ayuntamiento de Bilbao conceda a este último "una ayuda, pero los taxistas también la necesitan", remarca.

Al Gobierno vasco le han solicitado asimismo una normativa que determine las medidas de seguridad a implantar en este servicio de transporte. "En la primera oleada nos dieron indicaciones sobre cómo tenían que viajar los usuarios y solo podían utilizar los asientos traseros. En esta segunda ola no han dicho nada al respecto. Por lo tanto, hoy en día, con la ley en la mano, a pesar de que un taxista haya invertido un dinero en poner una mampara, si tú te quieres montar en el asiento contiguo al suyo, tienes derecho, aunque sea una aberración sanitaria", advierte.

Para acabar con esta falta de regulación, reclaman un protocolo que determine las condiciones de limpieza o los aforos, porque "ahora se pueden utilizar todas las plazas". Pese a su demanda, no han recibido "ninguna instrucción del Departamento de Salud", que les remite "al Boletín Oficial del País Vasco, donde no hay nada publicado respecto al taxi". "No han tenido ninguna deferencia hacia nosotros. De ahí nuestro malestar", concluye.

"Si no venimos, ¿qué hacemos? Es por salud psicológica también, meterte en casa sin más ni más es muy duro"

"Con la vacunación viajará más gente de empresas, las aerolíneas fomentarán los vuelos... Es una rueda"

Representante de taxistas del aeropuerto