Este domingo, si la pandemia no hubiese irrumpido en la sociedad el pasado mes de marzo, Barakaldo estaría apurando las últimas horas de sus Karmenak, unos festejos que el Consistorio fabril decidió suspender el pasado mes de mayo y dirigir a políticas sociales la dotación económica que estaba destinada a las fiestas. De esta manera, se interrumpía una trayectoria de cuatro décadas en las que el municipio barakaldarra ha impulsado un modelo festivo participativo y que, si todo va bien, volverá el próximo mes de julio.

Desde el Consistorio barakaldarra se pidió a la ciudadanía fabril que se evitasen aglomeraciones de personas y que, por supuesto, se abstuviesen de realizar celebraciones por los Karmenak ya que, de hacer fiestas paralelas se dejaría en papel mojado la dura pero necesaria decisión de suspender los Karmenak. A lo largo de estos ocho días en los que, en condiciones normales, Barakaldo estaría celebrando sus fiestas la respuesta de la ciudadanía ha sido toda una muestra de responsabilidad. El momento más delicado coincidió, precisamente, con el instante en el que se debía haber dado el pistoletazo de salida a los Karmenak. El pasado sábado hubo una convocatoria de concentración denominada Barakaldo Jaietan entre las 19.00 y las 21.00 horas. El Ayuntamiento dirigido por Amaia del Campo recordó a la ciudadanía que ni el Consistorio ni la Comisión de Fiestas habían organizado ningún evento y que dicha concentración podría suponer un problema de salud pública. “No es momento de experimentos con gaseosa, las fiestas se han cancelado por una cuestión de Salud pública y rebrotes como los de Ordizia nos recuerdan que tenemos que extremar la prudencia”, señaló Gorka Zubiaurre, edil de Alcaldía del Consistorio barakaldarra en la jornada previa a la posible celebración de ese encuentro.

Finalmente, la situación estuvo bajo control y se dio paso a una semana en la que, como no podía ser de otra manera, los actos festivos han brillado por su ausencia. En ese desierto de eventos que conmemorasen los Karmenak, el pasado jueves se vivió un pequeño oasis coincidiendo con el día del Carmen, jornada grande de los festejos. A lo largo de esa jornada tan especial, Barakaldo desarrolló pequeños eventos simbólicos que estuvieron organizados por la Comisión de Fiestas. Sin duda alguna, el acto más emotivo y con más significado fue el que tuvo lugar en el salón de plenos de la casa consistorial y en el que la Comisión de Fiestas y el Ayuntamiento hicieron un merecido homenaje a cinco colectivos por su importantísima e incansable labor a lo largo de los momentos más duros y difíciles de la pandemia. Así, Protección Civil de Barakaldo, la asociación Goiztiri, el servicio de limpieza viaria de la localidad fabril y los hospitales de San Eloy y Cruces recibieron el afecto y el agradecimiento de una ciudadanía que tiene bien presente el esfuerzo de cada uno de ellos para tratar de que la situación fuese lo más llevadera posible dentro de la gravedad.

Asimismo, por la tarde llegó otro momento muy especial y esperado, sobre todo, para los más txikis del municipio. Y es que, desde las 17.00 horas y hasta pasadas las 21.00 horas, Jolín y Deabru se pasearon por la localidad fabril. Las mascotas festivas volvieron a provocar sonrisas entre los más pequeños y llevaron, durante una tarde, el ambiente festivo a un municipio que ya ha iniciado la cuenta atrás para lo que, ojalá, sean los Karmenak de 2021. Unas fiestas participativas, con un modelo consolidado y avalado por cuatro décadas de trayectoria y que, en esta ocasión, han tenido que hacer un alto en el camino para primar la salud de la ciudadanía.