ON cerca de las 11.00 de la mañana y mientras el grueso del equipo de Protección Civil de Muskiz repasa el planning de las tareas del día en su base de la planta baja del edificio consistorial, suena el teléfono 688 690 576 puesto en marcha por el Ayuntamiento minero para solventar los diferentes problemas relacionados con la compra diaria, los productos de higiene o la recogida de medicamentos generados por el decreto de alarma del covid-19. Amaya -una de las siete componentes del turno- escucha atenta a su interlocutora y rápidamente inicia la confección de la ficha con la demanda ciudadana. “Básicamente son los datos de identificación del usuario, la necesidad que quiere cubrir para que apuntemos en una lista -aunque muchos de ellos ya la tienen hecha cuando vamos a su domicilio- y el importe que nos van a entregar para abonar el encargo. Esa ficha la llevamos al usuario para que la firme y luego se anota en el listado de tareas”, resume Amaya una muskiztarra que como su compañera Mireia tiene una larga experiencia en el trabajo voluntario tras haber colaborado muchos años con la DYA.

“No se puede explicar muy bien qué motivo nos impulsa a hacer esto que hacemos, pero sí te puedo decir que la satisfacción personal que se obtiene de poder ayudar a los demás sin esperar nada a cambio es plena. No se puede describir, pero se siente”, asegura Mireia. que junto a Raúl, se apresta a montarse en uno de los dos vehículos con los que cuenta el servicio de Protección Civil que, además de la pandemia vírica, atiende, desde junio de 2014, todo tipo de actos socioculturales y deportivos en el municipio.

“En lo que llevamos en marcha con este servicio de reparto a domicilio hemos efectuado cerca de 130 entregas de todo tipo a un variado tipo de usuarios. Mayoritariamente, se trata de personas mayores a las que rogamos encarecidamente que no salgan de casa. Ya lo hacemos nosotros por ellos”, señala el responsable del servicio de Protección Civil, Borja Alea, que recuerda que pasaron en una semana de 37 a 85 servicios.

“La primera semana parecía que había algunas reticencias porque, al fin y al cabo, vamos a sus domicilios. Sobre todo algunos hijos de personas mayores nos preguntaban si eran gente de confianza y así la que iba, pero luego con el boca oreja todo está yendo muy bien”, señala Alba la más joven del grupo de voluntarios quien reseña que no solo mayores están utilizando el servicio.

“También hemos dado apoyo a una madre con niños pequeños que no se quería arriesgar a salir”. Algo similar a lo que hace Donato, un joven vecino de apenas 50 años, jubilado por enfermedad, que atiende en su casa a su madre octogenaria. “Todos ellos representan en situaciones muy diversas. Guardan en común que son personas de riesgo para las que el confinamiento resulta imprescindible y que te reciben con alegría, con una sonrisa”, señala Mari Jose. Como su compañera Alba en la entrega en el zona de Memerea reconoce que más de una vez les han intentado dar propina. “Algo que siempre rechazamos, aunque eso suponga que los usuarios se enfaden un poco”, apuntan.

Un alegría que Protección Civil también alarga a otros vecinos de Muskiz ya que colabora con el reparto bimensual de los productos del banco de Alimentos y, a través del área de Bienestar social, posibilita servicios de acompañamiento.

La mañana avanza y a las llamadas que no cesan se añade la llegada a la base de una veintena de máscaras de plástico elaboradas por el C.F. Somorrostro. “Es la segunda entrega que nos dan. La primera, que consistía en 17 máscaras, la repartimos en supermercados y alguna farmacia y estas irán a sitios similares de atención pública”, comenta Borja Alea. Además, por la tarde, Sergio se acercará por diferentes calles del municipio, con el fin de colaborar con el servicio de limpieza. Mientras, la música de los vehículos de Protección Civil hará algo más ameno el paso de las horas a los más pequeños poniendo música o encendiendo la sirena.