UTA por Azkoitia, Olaberria y Ormaiztegi, pero sin salir de casa. En estas tres localidades estudian confinados en sus hogares cuatro jóvenes de entre 14 y 18 años: Naia Arrieta, Malen Mujika y los hermanos Enzo y Ezekiel Tosi, conectados a sus clases de Enseñanza Secundaria, Bachillerato y de la Universidad. Son solo una pequeña representación de los miles de estudiantes vascos que tienen que levantarse temprano para sentarse ante el ordenador y atender las instrucciones del profesor, pese al dichoso coronavirus. Viven el encierro con incertidumbre, especialmente Naia y Malen, dos estudiantes de segundo de Bachillerato que este año afrontan la selectividad.

Empezamos la ruta en Olaberria, donde pasan su cuarentena los cinco integrantes de la familia Mujika-Ormazabal. Malen, de 17 años, es la hija mayor y estudia 2º de Bachillerato en San Benito Ikastola de Lazkao. La selectividad trae de cabeza a todo su curso y la suspensión de las clases agrava esa sensación de vértigo. "Yo estoy bastante tranquila, porque no necesito nota alta...; he ido a sacar buena nota (9,4 en primero), porque eso te abre puertas, pero hay gente que necesita notas altas y tiene los nervios a flor de piel y están estudiando un montón".

Los cambios de rutina son notables. "El primer día nos enviaron un horario especial, porque si vamos a perder clases presenciales es mejor focalizar todo en la prueba de selectividad. En vez de entrar a las 8.00, ahora tenemos un horario de 9.00 a 13.30 horas; lo han reducido, y en esas horas los profesores están disponibles para nosotros, nos envían unos trabajos diarios y les podemos plantear consultas. El jueves, por ejemplo, en clase de dibujo nos tenían que explicar cómo se hacían dibujos técnicos e hicimos una videollamada por Skype, para ver las explicaciones del profesor. Es como hablar, pero a través del ordenador", asegura.

Hace unos días, Malen no imaginaba que podría estar en la misma situación que Lara, su amiga italiana, que convivió durante una semana con ella y su familia el pasado noviembre en Olaberria, durante un intercambio que estudiantes de San Benito hicieron con jóvenes de la localidad italiana de Saluzzo, en el norte del país. De hecho, Malen estuvo allí en enero, viviendo con la familia de Lara. "La semana pasada hablé con ella y llevaban ya tres semanas encerrados y estarán así al menos hasta el 3 de abril. Nos dijo que cumpliéramos bien, que es la única manera de contener el virus. Que en Italia al principio no hicieron mucho caso y han visto lo que ha pasado", dice la joven de Olaberria, muy concienciada con las medidas de aislamiento.

Malen está contenta con el funcionamiento de las nuevas clases on line. Eso sí, el móvil, que no se puede llevar a clase, le acompaña ahora en su cuarto, durante las horas lectivas, "igual tienes cuatro mensajes cada hora y a veces respondes...", confiesa. En conclusión, que las tareas pensadas para 50 minutos de clase se alargan. "Al menos tienes toda la tarde libre para hacerlas luego", bromea. Su otra preocupación es el viaje de fin de estudios. "Lo cogimos para el 13 de junio, justo después de la selectividad, pero ahora la han atrasado y no sé qué va a pasar", lamenta.

En Azkoitia, Naia Arrieta, de 17 años, también está preocupada por la selectividad. Una buena nota le dará más libertad para poder elegir entre las dos opciones que baraja: Derecho o Trabajo Social. Su día a día en su cuarto-aula está resultando extraño. "Al principio, cuando dijeron que no habría escuela, la primera sensación fue de estar contentos, pero luego...". Con el nuevo sistema no presencial, "las asignaturas de letras, bien, pero matemática y economía, cuesta más. Para nuevos temas, necesitas explicaciones. Con ellas, a veces resulta difícil, así que sin explicaciones se echan en falta, pero si tienes alguna duda, al menos te responden enseguida", afirma. "Para las ocho de la mañana tenemos que tener el ordenador encendido, y a través de la aplicación (de gestión académica) Classroom, nos envían los trabajos en cada asignatura, la que toque". De lunes a viernes, hasta las 15.00 horas. Naia reconoce que entre las amigas hay "mucho nerviosismo", además de la selectividad, "porque también nos acaban de cancelar el viaje de fin de curso y nos ha venido todo de golpe. Nadie lo esperábamos. Todo esto es nuevo para todos, asegura.

Enzo y Ezekiel Tosi son dos hermanos de Ormaiztegi. Enzo ya está en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) cursando primero de Ingeniería Química y lleva desde la semana pasada hincando codos en su habitación, al igual que su hermano pequeño, Ezekiel, estudiante de 3º de la ESO.

Enzo estudia en Gasteiz y recuerda cómo vivió el anuncio de suspensión de clases en la capital alavesa el pasado día 9. "Ese lunes ya recibí el correo de que se iban a cancelar quince días las clases... El principio fue un poco alarmante, no teníamos noticias de nada. Teníamos que ir a la uni, pero todo era raro y ante el miedo, lo primero que hicimos, tanto yo como amigos, fue volvernos a casa lo antes posible", reconoce.

Sus estudios a distancia le están dejando un buen sabor de boca. "Los profesores han tardado relativamente poco en adaptarse a esta situación y es de agradecer porque la primera semana fue un poco caos. Ahora se ha normalizado todo y seguimos el horario lectivo normal. Si teníamos una asignatura de nueve a diez, tenemos videoconferencia con el profesor a esa hora y se agradece, porque no es complicado", añade. "Nos resulta bastante más fácil. Aunque sea por una pantalla, son clases normales y puedes atender igual que en clase. El profesor está en su casa y quien quiere activa la voz para preguntar algo. Y luego hay un chat aparte... si no quieres hablar, lo escribes y ya está. Resulta muy eficaz, porque te levantas y ya estás en clase, sin tener que desplazarte. Al final, cada uno en su habitación, sí puedes mantener esa intimidad que hace falta", explica este joven universitario. Su hermano pequeño, Ezekiel, tiene otra perspectiva. Asegura que se estudia "mejor en clase". Cumplirá quince años en septiembre y, de entrada, echa de menos la calle, el balón y los amigos. En su domicilio-escuela lo que más le "cuesta es que está toda la familia en casa y, en vez de estar con ellos, tienes que estar haciendo trabajos", destaca. "Los días que tenemos clase, los profesores suelen mandar un gmail por Classroom y ahí nos ponen todo lo que tenemos que hacer en el día o en la semana. Todo por escrito, pero lo puedes hacer en cualquier momento del día", señala; y aunque siempre tiene el móvil cerca, "está más aburrido que otra cosa y con muchos trabajos", confiesa este adolescente. Eutsi!

2.700 clases 'on line' en la UPV

La UPV/EHU imparte cada día más de 2.700 clases por videoconferencia y ha puesto en marcha 'EHUedonondik', un programa que impulsa la docencia no presencial mientras haya confinamiento a causa de la pandemia del covid-19. Según la vicerrectora de Innovación, Compromiso Social y Acción Cultural, Idoia Fernández, "hemos creado las condiciones para posibilitar entornos de aprendizaje alternativos y colaborativos que permiten seguir adelante con el desarrollo de las asignaturas". Esta semana, la primera con docencia no presencial, eGela ha superado las 90.000 sesiones.

Ikastolas sin ERTE

Ikastolen Elkartea asegura que su "prioridad" es "la salud" y "garantizar las condiciones laborales de todo el personal que presta sus servicios" en estos centros educativos "al menos hasta final de curso" ante la emergencia sanitaria por el covid-19. La federación recomienda que se mantengan los contratos de todos los trabajadores y ha pedido a las ikastolas que no abran expedientes de regulación de empleo temporal (ERTE), a no ser que se utilice para garantizar las condiciones laborales.

Miles de estudiantes de Euskadi de todas las etapas llevan días conectados desde casa con sus profesores por el email y las videollamadas