16 menores son atendidos en el centro especializado en violencia filioparental
Ubicado en Areatza, tiene capacidad para veinte personas y la mayoría están internados por agredir a sus progenitores
Areatza - El primer centro de Euskadi específico para tratar los casos de violencia filioparental abrió sus puertas el pasado marzo en Areatza, en el valle de Arratia. Lo que comenzó con tres menores internados, después de ocho meses de recorrido, este centro, ubicado en el antiguo convento de Santa Isabel, acoge ya a 16 personas, todas menores y en la mayoría de los casos por haber sido condenados por algún episodio de violencia hacia sus padres. El centro también puede atender internos a menores condenados por violencia de género.
Se trata de uno de los siete centros de la Red de Centros Educativos de Justicia Juvenil del Departamento de Justicia del Gobierno vasco. En el caso del de Areatza, está catalogado como de Nivel II, por lo que “acoge medidas de internamiento en régimen semiabierto y abierto, tanto firmes como cautelares, y convivencias en grupo educativo firmes y cautelares, acordadas por los Juzgados de Menores”, explicaron en la visita al centro la consejera de Trabajo y Justicia, María Jesús Carmen San José, y el director de la Asociación Educativa Berriztu, que gestiona el centro, Luis Miguel Uruñuela.
En el centro llevan a cabo distintas actividades, que podrían dividirse en dos variedades: por un lado, las tareas del día a día, en las que se incluye desde hacerse la cama a realizar talleres de mantenimiento, y las distintas terapias que el personal del centro trabaja con los menores, que en este momento son todo chicos. Estas terapias son tanto individuales, como grupales, y “también se trabaja con las familias”, indicaron desde el centro, antes de aclarar que varios de los menores internos “salen cada día a estudiar o formarse y pasan la mayor parte del tiempo fuera”.
Se trata pues de que cuenten con mecanismos muy diversos que hagan posible su reinserción a nivel familiar y personal. También por esta razón hacen distintos talleres, como el de cocina. “Cada día cocinan lo que van a comer y tienen que limpiar todo, además de contar con el carné de manipulador de alimentos”. También han creado parte del mobiliario del centro, como la mesa y los bancos del comedor. Asimismo realizan actividades de ocio, como gimnasia o fútbol.
El centro cuenta en estos momentos con unas instalaciones de 1.200 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. La plantilla de empleados está compuesta por 35 profesionales, desde la directora a coordinadores o terapeutas especializadas en intervención familiar. Tal y como destacó Uruñuela, la finalidad última del recurso de Areatza “no es que a los jóvenes les vaya bien en el centro, sino fuera”.