Bilbao - Joseba Segura Etxezarreta fue ordenado ayer obispo auxiliar de Bilbao en la catedral de Santiago en una ceremonia episcopal en la que estuvo arropado por más de 2.000 fieles y concelebrada por 250 prelados. Haciendo gala de una humildad que aprendió de su propia madre, Etxezarreta reclamó a la sociedad “coherencia, unidad de acción y apoyo espiritual”. “Ayudadme a ser un buen obispo”, les solicitó. Hoy oficiará su primera misa en Santurtzi, como obispo auxiliar.

El primer recuerdo del prelado en su pronunciamiento público estuvo dirigido a su ama Tere, quien le escribía en una pizarra cuando “su enfermedad no le dejaba hablar” diciéndole “Joseba, no te lo creas”, algo que después se lo han recalcado “todas esas grandes mujeres y hombres que he conocido, ejemplos de fe y fortaleza, que han vivido con sencillez y fidelidad, en medio de trabajos duros, con gran espíritu y sin creer que hacían algo excepcional”. Los más de 2.000 asistentes, que fueron testigos de la ceremonia, no perdieron detalle de lo que estaba ocurriendo. A las 11.00 en punto, los asistentes se pusieron en pie para dar la bienvenida a los 18 arzobispos y obispos que acompañaron a Monseñor Segura en su ordenación episcopal entre los que también se estaban unos 250 concelebrantes procedentes de toda la Diócesis, especialmente de aquellos lugares en los que ejerció su ministerio como Gallarta, Barakaldo, San Ignacio, Otxarkoaga-Txurdinaga y Ecuador.

El obispo de Bilbao, Mario Iceta, pronunció unas palabras para Monseñor Segura al inicio de la ceremonia: “Querido Joseba. Hoy se te confía el hermoso ministerio de cuidar esta viña de Dios que es la Iglesia. Bien sabes que el ministerio en la Iglesia, no es subir, promocionar, sino que es bajar, ponerse en los pies para servir”. Por su parte, el obispo auxiliar tuvo oportunidad hasta de bromear. “Ahora, en el intercambio de felicitaciones, me he enterado de que un obispo ecuatoriano le dijo a otro lo siguiente: Este Joseba podría ser obispo si aprendiera a vestir mejor”. En ese instante, todos los fieles que aguardaban en la catedral no pudieron reprimir sus carcajadas. “Los que, porque me conocéis, sabéis cómo he funcionado en esto del vestir, entenderéis que el episcopado era definitivamente muy poco probable”, prosiguió. Pero realmente sucedió.

En su pronunciamiento público, el recién obispo auxiliar de Bilbao también hizo alusión a la situación de la sociedad actual. “Vivimos en un mundo complejo, con grandes luces y profundos desafíos. El planeta comienza a dar signos de no poder soportar más depredación”, dijo. Y añadió: “Es un mundo en el que el ansia de libertad convive con tecnologías cada vez más sofisticadas de vigilancia y control, diseñadas para menoscabar la intimidad y la autonomía de las personas. Un mundo que necesita unidad de acción para afrontar muchos retos, pero en el que, paradójicamente, creencias y valores se fragmentan hasta el punto de que la misma idea del humanismo es cuestionada públicamente en algunos ambientes”. De la misma manera, incidió en la idea de que “si vivimos en Dios, debemos reflejar en nuestros rostros y acciones la misericordia de quien hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre los que construyen fraternidad y también los que están empeñados en levantar nuevos muros y barreras”. Sin embargo, prosiguió su pronunciamiento explicando que “en este mundo sigue habiendo también mucho que celebrar, que agradecer, en lo que confiar, mucho más de lo que percibimos con nuestra mentes que, a veces, están demasiado focalizadas en listados de amenazas y peligros”.

“Sencillamente coherencia” Joseba Segura realizó una declaración de principios respecto a lo que considera que los creyentes pueden aportar en el nuevo contexto social: “Sencillamente coherencia”, para añadir que “más que nuevas ideas, lo que este mundo nos pide es que vivamos en la verdad de lo que creemos”. Y es que, la devoción mariana de Mons. Joseba Segura también quedó visible en sus palabras, cuando señaló que entra en el nuevo ministerio de la mano de María quien “derriba los tronos de apariencia y enaltece a los humildes”.

El nuevo prelado finalizó solicitando apoyo espiritual. “Ayudadme a ser un buen obispo”, imploró.