Sopela - El cadáver de la ballena varada el domingo en la playa de Arriatera-Atxabiribil de Sopela fue trasladado ayer por la tarde al vertedero de Artigas después de un complejo operativo que se prolongó ocho horas. La Diputación Foral de Bizkaia, entidad responsable de la limpieza de las playas, se hizo cargo del “excepcional” operativo, ya que nunca se había producido una recogida de un animal de semejantes características, según destacaron fuentes forales.

Para su traslado, fue necesaria la intervención de maquinaria pesada. Y es que el cetáceo, un rorcual común macho de 16,7 metros de longitud, pesaba 30 toneladas, según constataron los expertos de Ambar, la asociación para la conservación de la fauna marina, que corrigieron la valoración realizada el domingo cuando calcularon veinte toneladas debido a su extrema delgadez.

La decisión de trasladar al cetáceo a Artigas se tomó después de valorar varias opciones. Por un lado, la empresa contratada por Diputación para la recogida de animales muertos no disponía de capacidad logística para hacerse cargo de un ejemplar de semejantes dimensiones. Tampoco la sociedad de industrias de harina y aceite de pescado pudo hacerse cargo del gigantesco rorcual e incluso se contempló la opción de llevarlo a alta mar y hundirlo. Una vez descartadas todas estas opciones, el ente foral solicitó al Gobierno vasco un “permiso especial” para depositarlo en la vaguada del vertedero, donde se cubrirá “con residuos bioestabilizados, es decir, ya tratados, para evitar la propagación de olores y la afluencia de aves carroñeras”, explicaron fuentes forales.

La ballena apareció herida el domingo por la mañana tratando de luchar contra el oleaje y el temporal que le arrastró hasta la zona de rocas de El Peñón, donde fue vista por varias personas que avisaron a los servicios de emergencia. Tras certificar su fallecimiento en la orilla, los responsables del operativo acordaron proceder a la retirada del cadáver ayer a primera hora.

DIFÍCIL OPERATIVO A las ocho de la mañana comenzaron las labores en las que participaron dos tractores del servicio de limpieza de playas. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano dado que los vehículos resbalaban sobre la arena al tratar de arrastrar al pesado animal amarrado con un acuerdo por su aleta. Por este motivo, a las 11.00 horas se transportó hasta el lugar una excavadora que consiguió liberar al cetáceo que estaba encallado en la arena. Tras acordonar la zona ante la presencia de curiosos y el posible riesgo de una “explosión por los gases albergados en su interior” -según indicaron desde Ambar-, el operario de la excavadora fue moviendo al animal con la pala en múltiples maniobras. Hasta el lugar se desplazaron también miembros de la empresa Telxius, responsables de la instalación del cable submarino entre Sopela y Estados Unidos para comprobar que los trabajos no afectaran al sistema de telecomunicaciones. Después, a primera hora de la tarde, llegaron las grúas de gran tonelaje que, ante la dificultad de acceder a la playa por riesgo a hundirse, aguardaron en la pasarela de acceso a la playa. Entonces, se optó por llevar rodando al animal entre la excavadora y dos tractores. Mediante estas maniobras se consiguió dejarlo al borde del paseo donde ya pudo ser izado por dos grúas, gracias a un sistema de correas, alrededor de las cuatro de la tarde. La espectacular maniobra, que elevó al animal a la altura del paseo, fue seguida por decenas de curiosos, al igual que había sucedido el día anterior.

Previamente, miembros de la sociedad Ambar tomaron muestras de grasa, piel y músculo para trasladarlas al Centro de Investigación en Biología Marina que la Universidad del País Vasco tiene en Plentzia.

Finalmente, tras colocar al animal en el camión para su transporte con gran esfuerzo debido a su longitud, el vehículo arrancó a las 17.20 horas en dirección hacia el vertedero de Artigas seguido por una multitud en procesión.