La ELA, una enfermedad degenerativa e incurable, progresa con crueldad. La falta de fuerzas inicial se confunde con fatiga sin más importancia. Cuando ya se le ha puesto nombre el deterioro de los músculos no se detiene hasta que llega un punto en el que los pacientes no pueden moverse y hablar les cuesta cada vez más y “nos comunicamos mucho a través de los ojos”, señala el vecino de Zalla Pablo Olmos, que encajó el diagnóstico hace casi cinco años decidido a plantarle cara. Puestos a elegir un símbolo lo vio claro: guiñar el ojo reconocería la lucha emprendida por la asociación Dar Dar que desde el municipio encartado alcanzó la cumbre del monte Vinson, la cima más alta de la Antártida, y recalará ahora en diferentes puntos del Estado. El estreno, el pasado jueves, del documental de la expedición al continente helado de Pablo y su amigo el montañero Unai Llantada, es solo el primer paso de un proyecto que busca concienciar e incentivar la investigación.

Porque “se puede subir el Vinson a 4.892 metros de altura desde Zalla”, como reiteró Pablo a las más de 600 personas que acudieron a la primera proyección del audiovisual. Ni los propios protagonistas lo habían visto hasta que se encendió la pantalla de una de las salas del palacio Euskalduna. Hace justo un año que empezaron a perfilar la expedición “y estamos muy contentos porque no imaginábamos que llegaríamos hasta aquí”, confesaba Unai. Es el primer encartado en hollar el Everest y con la ascensión al Vinson finalizó su reto de ascender las siete cumbres más altas de las siete demarcaciones geográficas que contempla el alpinismo. Además del techo del mundo, completan la lista el Elbrus (5.642 metros), el Kilimanjaro (5.893 metros) el Aconcagua (6.962 metros) el McKinley (6.198 metros) y la Pirámide de Carstensz (4.884 metros).

Poco después de trabar amistad con Pablo Olmos en la expedición africana al Kilimanjaro recibieron el mazazo en forma de diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica. Desde entonces a Unai le rondaba la idea de ligar la montaña a la sensibilización sobre la enfermedad y que Pablo le acompañara a las puertas del polo sur. Para el proyecto escogieron el nombre de Dar Dar, que “significa temblar en euskera, ya que en la montaña se puede temblar de frío, de miedo o de emoción y también lo hacemos los enfermos de ELA”, detalló Pablo.

Desde que Unai despegó de Loiu el 23 de noviembre la tecnología acortó los 17.000 kilómetros de distancia entre ambos y Pablo informó puntualmente a los seguidores del perfil de Dar Dar Elantártida en las redes sociales en las crónicas que relataban los avances. A temperaturas cercanas a los cuarenta grados bajo cero, “el frío y el viento se convirtieron en los mayores enemigos y teníamos miedo de que nos impidieran alcanzar la cumbre dentro del plazo de tiempo que nos concedían los permisos”. El 5 de diciembre un Pablo emocionado hasta las lágrimas comunicaba que lo habían conseguido. “La ELA está en lo alto del Vinson. Aunque mi cuerpo no trabaje, mi mente sí lo hace y se puede lograr todo”, transmitía arrancando una ovación del auditorio.

“Termina un proyecto y en adelante comienza otro”, afirmó la diputada de Cultura, Lorea Bilbao. El documental se podrá ver en Zalla, localidad natal de ambos, el 15 de febrero antes de salir de Enkarterri a otros puntos del Estado “donde ya hemos cerrado proyecciones”, confirma Unai. El 22 de marzo partirá al Himalaya. Objetivo, un trekking solidario al campo base del Everest al que invita a sumarse a quien lo desee para que el coraje de Pablo y la petición de investigación contra la ELA sigan traspasando fronteras.