Padre e hijo caminan entre la multitud cargados de bolsas. El hijo dibuja una sonrisa pícara, sabe que en una de ellas se encuentra su regalo de Olentzero. “No se puede decir el contenido”, apunta su padre, con cara de misterio. El chaval ha pedido un mando para la Playstation y un juego. No le importa si estas Navidades se baten todos los récords de lluvia caída, porque piensa pasar las vacaciones delante de la pantalla. “Habrá que ver las notas”, le advierte su padre. Este año, Fran y Gael han sido previsores, pero aseguran que no es lo habitual. “Ha coincidido que nos cuadraba bien y ya tenemos las compras hechas, pero otros años nos pilla el toro”.
Arranca diciembre y el ambiente navideño lo impregna todo. Calles y escaparates adornados, tiendas abarrotadas y restaurantes al completo. “Hay mucha gente y eso está bien. Hace tres o cuatro años esto estaba muy apagado, no veías casi gente de compras, supongo que por la crisis, pero hoy da gusto ver el ambiente que hay”, asegura María Isabel, que pasea por la Gran Vía bilbaina junto a una amiga y sus hijas adolescentes. “Ahora se tira mucho de on line, por eso me gusta ver a tanta gente con bolsas en la mano”, ahonda. Las jóvenes se van a Roma en dos semanas de viaje de fin de curso “y necesitan ropa de abrigo para llevar”, explica Inés. Las cuatro están aprovechando el sábado de descanso para ultimar los preparativos, porque las madres quieren hacer las compras navideñas durante el puente del próximo fin de semana.
Renovar el armario Como si de una escena de Pretty woman se tratara, Asier destaca entre la multitud por la cantidad de bolsas que acarrea. En su caso, no es por la Navidad, sino por pura necesidad. Joana es su Richard Gere. “Odio las compras y me hacía falta de todo. He comprado tres pares de pantalones, zapatos, un jersey y una chamarra”, dice entre risas. Con esta renovación de armario, espera tener suficiente ropa para una larga temporada. Y las compras navideñas, ¿para cuándo? “Puf, no sé. Suelo ser de los que lo deja para el último momento, ojalá tuviera a alguien que se ocupara de ello”, ruega.
Las tiendas notan el tirón prenavideño. “Hay mucha gente, igual hay algo más que otros fines de semana. Cuando se notó de verdad fue en el Black Friday, ahí aprovechó mucha gente para hacer los regalos de Navidad”, explica la dependienta de una de las tiendas de referencia de la Gran Vía bilbaina. “La gente aprovecha el fin de semana para hacer las compras y eso se nota, aquí tenemos bastante movimiento los sábados”, sostiene. Junto a la tienda, varios manteros esperan clientes. “La verdad es que no vendemos mucho y siempre tenemos que estar pendientes de la policía, si aparecen tenemos que salir corriendo”, lamenta uno de ellos.
Ellos tampoco percibieron el tirón del Black Friday, cuando los vascos gastaron 303 euros por persona de media, un 24% más que el año anterior. Mari es de las que aprovechó los descuentos para comprar el regalo para su novio. “Solo voy a hacer un regalo estas Navidades, mi novio me ha hecho una lista de las tres cosas que quiere y de ahí he elegido una, y al revés, así lo hemos acordado, porque enseguida llegan las rebajas y es ahí cuando hay que comprar”, señala la joven. Junto a ella están Asun y Puri. Las tres habían quedado para cambiar unos pantalones y pasar la mañana de compras. “Al final hemos terminado todas con bolsa”, apuntan risueñas.
Colas de fans Saliendo de Gran Vía y tomando Alameda Urquijo, llama la atención un grupo de jóvenes menores de edad sentadas en fila sobre varias mantas. “Estamos haciendo cola porque esta tarde viene Jonan Wiergo a firmar su libro”, explican, muy emocionadas. ¿Y quién es Jonan Wiergo? “Un youtuber, también se le conoce como Jonan Perrea”, se adelante a explicar Maider, que lleva desde las diez de la mañana sentada en la acera frente al Fnac. La firma del libro, titulado 100 veces por segundo, empieza a las cuatro de la tarde. En el libro, el joven youtuber habla de su orientación sexual, el acoso en el instituto, los lazos familiares y el mundo de las redes sociales.
Frente a las jóvenes, una tienda de adornos navideños está haciendo su agosto. Bolas de Navidad, figuras típicas, papel de regalo... La tienda está llena y la cola abarca todo el local. “Nos hemos metido aquí para entretener un poco a las niñas, les encantan estas cosas, pero al final igual terminamos picando. Pronto hay que montar el árbol”, explica una madre, acompañada de sus dos hijas.