SON muchas las horas de ensayo que llevan a sus espaldas ya que entrenan 3 horas al día. Muchos aeropuertos visitados y muchos más los kilómetros caminados. Pero, al fin y al cabo, viven la vida con la que siempre habían soñado. Existe una pregunta que para muchos de los ciudadanos es fácil de responder. ¿Qué quieres ser de mayor? Roberto Hernández y Beatriz Pérez lo tuvieron muy claro desde bien pequeños: ser bailarines.
Querían transmitir dando pasos de baile. Demostrar que la danza es otra manera de comunicarse y de conquistar. Y vaya si lo han demostrado. Estos bilbainos, pareja de baile desde 2005, se proclamaron ganadores el pasado fin de semana en el Campeonato Mundial de Baile Latino, Bilbao Dance Sport, que se celebró en La Casilla.
Casi desde que comenzaron a tener conciencia sabían a lo que se querían dedicar. Incluso, fácilmente, una de sus primeras palabras podría haber sido bailar. Roberto empezó con seis años bailando dan-tzas vascas y Beatriz optó por sumergirse a los cinco años en el mundo de la danza clásica y después estudió en el conservatorio la carrera de ballet clásico. Ambos derrochan pasión por su trabajo en cada movimiento corporal que realizan. La complicidad de esta pareja de baile es visible desde las distancias. “Nos entendemos muy bien entre los dos y eso para bailar en pareja es muy importante”, aseguran. Y es que, son muchas horas juntos de trabajo, de ensayo, de viajes y de competiciones. Y, al final, el trabajo bien hecho, con esfuerzo y dando pasos de constancia, lleva a conseguir una medalla mundial de oro. Tras una semana llevando a sus espaldas el título de campeones mundiales, a día de hoy siguen emocionados. “Fue una pasada pero sabíamos que ese momento nos tenía que llegar”, dicen ambos. Es algo que siempre han querido conseguir pero siempre se quedaban rozando el oro. Durante dos años han sido subcampeones mundiales y durante tres campeones del Estado. “Lo del domingo siempre lo hemos querido conseguir y la verdad que es muy difícil llegar a ello”, aseguran, ya que participaron parejas de 40 países con 30 jueces.
Pero para esta pareja bilbaina todo comenzó hace aproximadamente 15 años. Beatriz tenía una escuela en Sarriko y Roberto comenzó a impartir clases de salón y caribeños en ella. Tras un año, se cogieron de la mano para comenzar a ser socios y crearon la que hoy es su escuela, bajo el nombre de Danza Libre, ubicada en Sarriko. Fueron conscientes de la complicidad que tenían en la pista, en cada movimiento y en cada mirada. Llevan desde 2005 como pareja de danza y muchas de las personas que les vieron bailar por primera vez ya se lo dijeron: “Tenéis que bailar juntos”. Y desde ese día, hasta hoy.
Coleccionan un sinfín de medallas y trofeos de diferentes competiciones internacionales en las que han participado. “Hemos llegado a participar en un año en más de 14 competiciones internacionales y habría que sumarles todas las nacionales a las que hemos asistido”, dicen siendo conscientes de que son incontables todas las competiciones en las que se han salido a la pista de baile. Y a pesar de los esfuerzos y todos los sacrificios, no se arrepienten de ningún paso que han estado dando desde entonces para dibujar su camino.
Porque es una pareja que ha llevado la Ikurriña por todo el mundo. Helsinki, Italia o Miami. Bien es cierto que echan en falta dos cosas esenciales. Una de ellas es la falta de una Federación vasca de baile deportivo así como también que las personas se tomen “un poco más en serio” su disciplina. “En el Estado solamente hay dos comunidades autónomas que no tienen Federación”, dicen. Por eso en todas las competiciones bailan bajo el nombre del Estado. Aún así, hacen hincapié en agradecer al Ayuntamiento de Bilbao la ayuda que les presta para poder celebrar un evento de gran afluencia como el que se celebró el pasado fin de semana. Ellos mismos fueron conscientes de la cantidad de turistas que llegaron la semana pasada a Bilbao, y según pudieron confirmar, cinco hoteles de Bilbao colgaron el cartel de completo con huéspedes de 40 países diferentes. “Este evento es de ciudad y sabemos que el Ayuntamiento de Bilbao nos va ayudando cada vez un poquito más”, explican.
Apasionados de su profesión Conscientes de todo lo que tienen que sacrificar por su trabajo tanto en su escuela como también cuando se van a competiciones admiten muy seguros que personalmente “les compensa” todo el esfuerzo que realizan. “Es cierto que echamos en falta que se le de un poco más de voz al baile deportivo”, explican. Y es que, detrás de una puesta en escena de un baile “hay muchísimo trabajo”. Por eso agradecen a su entrenador catalán, Siscu Pérez, a quien le entregaron la copa que obtuvieron el pasado fin de semana.
Pero a sus 46 años y llevando toda la vida dedicándose a la danza volverían a dar cada paso que han dado sin duda. “Nos sale rentable en lo personal, pero en lo económico no”, aseguran. Por eso no se arrepienten de estar trazando el camino con el que siempre habían soñado.