Amurrio - Pocas personas pueden presumir en vida de que una sala de exposiciones lleve su nombre. Es la sorpresa que se llevó el sábado el amurrioarra Alfredo Cerrillo durante el acto de reinauguración del Museo de la Bicicleta que montó en 2007 en las antiguas dependencias de Destilerías Manuel Acha y que ha sido trasladado a la planta baja del módulo central del edificio El Refor. En el momento en el que miembros de Amurrioko Txirrindulari Elkartea desplegaron la placa colocada en la fachada descubrió que “aparecía mi nombre”, un inesperado regalo “del que no tenía ni idea” y que recibió con mucho agradecimiento y con su natural sinceridad. “Al principio me quedé casi sin palabras pero luego no dudé en afirmar que me lo merecía”.
Y no es para menos. Alfredo Cerrillo es un gran aficionado del ciclismo, un enamorado de la bicicleta y de todo lo que le rodea. Su pasión por este deporte le llevó a formar parte hace cuatro décadas del Amurrioko Txirrindulari Elkartea, club del que fue presidente durante 25 años “y en el que he hecho de todo” ya que también ocupó el cargo de tesorero “y realicé labores de almacenero, presenté carreras, iba en coches con la megafonía, gestionaba el papeleo ...”, enumera. Así hasta el año pasado “en que decidí poner punto y final a esa etapa para que otros cogieran la rueda aunque me siguen teniendo como un colaborador”.
Otra faceta ligada a la bici que Cerrillo aún explota es la de cicloturista. Sus piernas acumulan miles de kilómetros junto a los amigos del Club de la Alforja con quienes ha realizado rutas “por toda la península, las Islas Canarias, Cuba y muchos países europeos como Francia, Alemania, Austria o Italia”. La primera gran salida se remonta a 1987 “y la hicimos en un burro cargado con alforjas” y la última “este mismo año a través de la vía verde del Urola”.
Museo de la bici Uno de sus grandes sueños se hizo realidad hace una década con la creación del Museo de la Bicicleta junto al archivo histórico del Museo del Licor de la Destilería Atxa. “Se lo propusimos al gerente de la empresa por su vinculación con el legendario equipo ciclista Karpy. Habían cedido un local al club para reuniones y le planteamos reconvertirlo en una exposición permanente. Aceptaron y el proyecto se fraguó en ocho meses. Yo tenía material y documentación guardada y gracias a mis contactos con corredores y aficionados al ciclismo conseguimos muchas piezas. Había noches que me tiraba hasta las 3 o 4 de la madrugada montando cuadros”, recuerda.
Su inauguración fue todo un éxito hasta el punto de que acudió como invitado especial el lehendakari Ibarretxe, gran aficionado al ciclismo, además de corredores del Euskaltel y del antiguo equipo Karpy. “Salió todo muy bien y al principio tuvo mucho impacto pero luego se ha ido poco a poco enfriando. La exposición estaba ubicada en un espacio privado y había que gestionar previamente una cita para poder visitarlo”, explica. Es la principal razón por la que las piezas y colecciones del Museo del Ciclismo hayan sido trasladadas a El Refor, “un edificio público, más concurrido, rodeado de un amplio complejo deportivo y al que se puede acceder en el horario habitual de estas dependencias”.
El contenido de la muestra se divide en tres grandes secciones en las que el protagonismo recae en la historia del ciclismo en Amurrio y su entorno más cercano. Una de ellas es la dedicada a profesionales de la zona como los hermanos Isasi, Jose Mari Basualdo, Jon Unzaga, Izaskun Bengoa, Óscar López Uriarte, César Solaún, Axier Albizua, Ruben Palacios, Ziortza Jauregui o Maya Escolar. Otro apartado recuerda la larga e intensa trayectoria de la escuela y de los equipos de Amurrioko Txirrindulari Elkartea con una especial mención a su fundador Daniel Albizua y por ultimo hay un espacio reservado a la historia del equipo Karpy. Y todo ello, rodeado de bicis singulares, trofeos y maillots históricos.