Leioa - “Siempre he sido soñador y aventurero”. La mente de Daniel Jon Folla no para quieta un segundo, por lo que su vida rebosa actividad. Exdeportista con opciones de ir a unos Juegos Olímpicos, formado en Derecho y Psicología, Mister Palencia 2006 e, incluso, con alguna irrupción televisiva -participó en el programa de Cuatro Adán y Eva- su verdadera pasión, tal y como él mismo sostiene, es ser escritor. “Empecé a escribir de pequeño y de forma indirecta, pero al final es mi verdadera vocación”, destaca.

Este vecino de Leioa ha publicado dos novelas. “La primera fue La importancia de quedar último; es un relato inspiracional, una historia novelada para que el lector reflexione. El protagonista es un joven que quiere ser un atleta internacional. Y la otra es Secreto furtivo, que es más literaria; es de intriga y se centra en una periodista que es hija del magnate de los medios de comunicación y hace seguimiento de investigaciones policiales para un programa de televisión. Ella quiere que la respeten por su trabajo, no por la herencia de la sombra alargada de su progenitor, y pasa a ser testigo de primera mano de cómo las indagaciones policiales más sencillas pueden complicarse hasta lo más insospechado... Es una novela en la que casi nada es lo que parece”, cuenta Daniel. “Las cosas tienen que hacerse con una estructura, tenemos que saber a dónde queremos llegar, pero en mis libros me gusta hacerlo como si no lo supiera, como si fuera el lector y no conociera qué va a pasar. Puede que con esta novela lo haya conseguido porque la gente me dice que el final no es el esperado”, asegura.

Para lanzarse al mundo de las letras compartidas, Daniel recurrió a la autoedición. “Considero que hay dos maneras de hacer las cosas: una es comprar boletos de la lotería, que son las editoriales en este momento; y otra, dar el paso de la autoedición, que tampoco es fácil”, señala. Todo, por seguir con ese camino que inició, casi de casualidad, de niño. “Empecé a hacer mis propias ilustraciones de las historietas de Francisco Ibáñez; entonces tenía que hacerme yo los textos”, evoca. “Luego, tuve una vena más romántica en la adolescencia cuando escribía poesía. Y después, por los estudios y la vida laboral lo dejé. He sido muy intermitente a la hora de escribir, pero ahora he visto que es lo que me apasiona”, recapitula Daniel.

Uno de los paréntesis literarios se debió a su apuesta por la adrenalina deportiva. A un recorrido también de sentimiento. “He practicado muchos deportes y con 17-18 años toqué el octavo grado en escalada; también era alpinista, me gustaba ir en las peores condiciones posibles a la montaña y también me lo tomaba como entrenamiento para otros desafíos. También, como muchos, hacía natación, fútbol, bodyboard... Y fui árbitro, de los estrictos... Luego, me centré en poder ser guía de montaña, pero como siempre había destacado por la velocidad intenté perseguir ese sueño. Un país extranjero se interesó por mí y estaba meditando ir a unos Juegos Olímpicos. Podía haber ido con ellos, ya que cada país tiene su forma de representar la bandera y me surgió esta oportunidad. Pero me lesioné. Tuve algunas caídas malas en saltos en paracaídas que solía hacer y también me caí por un barranco de cabeza”, comenta este leioaztarra, que sí, claro, se define como “una persona muy activa”.

Lecciones Todas estas vivencias, todas estas aventuras de Daniel le han enseñado que “lo importante también es el viaje, no el destino”, reconoce. “Ir buscando desafíos te hace feliz, aunque la gente se frustra incluso antes de empezar o en el durante...”, opina. Por eso, predica que aunque uno no alcance sus objetivos, tiene que estar contento con el proceso. Y a él, metas que cruzar no le faltan. Ya sabe cuáles serán sus próximos pasos y discurrirán entre libros. Y también tiene un proyecto llamado Libertad, sueños y estrellas, con el que recorrerá Europa en moto y subirá vídeos a Youtube.