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Gaizka Bergara: “En el club me piden productos de Orozko”

Gaizka Bergara: “En el club me piden productos de Orozko”Juan Lazkano

Orozko - Debutó en Primera División con el Athletic un 25 de febrero de 2007 ante el Fútbol Club Barcelona. Una importante lesión puso freno a su incipiente trayectoria deportiva aunque ha conseguido mantenerse activo y, en los últimos años, ha pasado por las plantillas del Sestao River, el Portugalete, el Club Deportivo Laudio y, en la actualidad, milita en el Arenas Club de Getxo. El fútbol es la gran pasión del joven Gaizka Bergara pero tras cada entrenamiento, tras cada partido, tras cada desplazamiento? su destino siempre es el municipio de Orozko, y más concretamente el barrio de Murueta, donde están sus orígenes, su vida y su hogar.

Sin duda, tiene un gran sentimiento de arraigo hacia Orozko. ¿Qué encuentra en su municipio?

-Sobre todo, tranquilidad y un entorno natural envidiable, en terrenos del Parque Natural de Gorbeia y con vistas al impresionante macizo de Itxina. Mirar a tu alrededor y no estar rodeado de edificios es un lujo. Solo ves caseríos, verde y montaña mientras respiras aire puro y escuchas los sonidos de la naturaleza. Aquí están mis raíces pero Orozko es, ante todo para mí, calidad de vida.

Con esa descripción, hay quien pudiera pensar que el día a día puede llegar a resultar monótono y, quizá, hasta tedioso.

-Para nada. Orozko es un pueblo con mucha vida gracias, sobre todo, a la diversidad de grupos y asociaciones que tenemos y que organizan un sinfín de eventos durante todo el año. También hay numerosas ferias ganaderas o mercados. Además, la gente asiste a esos actos, ya sean deportivos, culturales o festivos, y es muy participativa. Al no ser una localidad muy grande, tenemos mucho apego, vinculo y unión entre nosotros.

El buen ambiente y el entretenimiento parecen estar garantizados, pero también son importantes los equipamientos, servicios, comunicaciones?

-Desde mi punto de vista, lo básico está cubierto. Hace unos años bajó la población pero, gracias a una buena política de vivienda, el número de habitantes ha crecido hasta los 2.800 porque la gente se puede y se quiere quedar a vivir aquí. En Orozko tenemos escuela, un ambulatorio que está previsto ampliar, un cine, instalaciones deportivas y culturales de calidad y un entramado comercial y hostelero que te permite encontrar aquí lo que necesitas para el día a día. Siempre hay cosas que mejorar, pero Orozko no tiene nada que envidiar a poblaciones más grandes. Y, además, cuenta con empresas fiables que funcionan y eso también es muy bueno para el pueblo.

Por su actividad deportiva, usted conoce a mucha gente de diferentes puntos de Euskal Herria e incluso del Estado. Cuando ejerce de anfitrión, ¿qué plan organiza para mostrar Orozko a sus invitados?

-Les animo a madrugar un poco para ir al monte. Aquí hay muchas rutas y senderos, aptos para todo tipo de público, y pistas para andar en bici. Después, lo ideal para reponerse es tomar un pintxo o un buen txakoli de Orozko y comer en alguno de los restaurantes de nivel que tenemos. Y si es un fin de semana, por las tardes siempre hay algún partido de fútbol, de pala o de pelota mano al que asistir.

¿Se llevan buenas sensaciones?

-Por supuesto. Y algo que siempre gusta mucho es todo lo relacionado con la gastronomía local. El txakoli, el queso, el pan y los pasteles caseros, los embutidos, las hortalizas? Mis compañeros en el Arenas me suelen hacer, sobre todo, pedidos de productos de la huerta. No están acostumbrados a esta calidad y a este sabor.

Y si alguien decide venir por su cuenta, ¿qué le recomienda?

-Alojarse en una casa rural o agroturismo y pasar, al menos, un fin de semana aquí. Ofrecen un muy buen servicio y la verdad es que siempre están llenos. Es un ambiente que atrae a muchas familias. Además, los orozkoarras somos gente acogedora y receptiva. Hablamos con todo el mundo, estamos encantados de recibir visitantes.

El casco urbano de Orozko es Zubiaur pero el municipio tiene además 14 barrios. ¿Qué destaca de Murueta, donde usted reside?

-Para ser tan pequeño tenemos un hotel rural, una amplia plantación de viñedos que llama mucho la atención, una panadería y hasta cementerio propio. La plaza es singular y lo más llamativo es la Iglesia de San Pedro levantada en el siglo XVII y en la que no hace mucho tiempo, y de manera casual, se encontraron unas pinceladas en la nave que son una joya. Pero todos los barrios de Orozko tienen su encanto particular y tesoros que merecen ser visitados. Y sus propias fiestas a las que acuden vecinos de otros barrios y de Zubiaur a los campeonatos de rana o de mus, a las comidas populares y las romerías. Los tiempos cambian pero hay muchas costumbres que no perdemos. Y es bonito como aún se siguen dejando las puertas de las casas abiertas porque todos nos conocemos y nos llevamos bien.

Se ve que la inseguridad no es una de sus preocupaciones. Mientras me ha enseñado Murueta, se ha dejado tranquilamente la cartera y las llaves en la mesa de la terraza.

-Así es. Y no ha pasado nada. Cuando hemos vuelto, ahí seguían.