El huevo Hatchimals destaca como regalo estrella de estas navidades

Las luces navideñas iluminan las calles de la villa y es indiscutible que la Navidad ya está aquí. Ha vuelto a pasar un año de larga espera para que los más pequeños de la casa vean a Olentzero pasear por la ciudad. Pero, para poder terminar el año con buen pie, el hombre barbudo ha llenado las jugueterías de Bizkaia para que mañana, día de Navidad, todos se levanten con un regalo debajo del árbol.

Muchas familias vizcainas decidieron adelantar las compras de los juguetes a finales de octubre. Y, como todos los años, hay uno que se convierte en el regalo estrella por ser capaz de conquistar a los más peques de la familia. Esta vez han sido los huevos Hatchimals, un juguete interactivo que requiere mucho cariño y paciencia. Consiste en acariciar el huevo para que al cabo de aproximadamente media hora el cascarón se rompa y aparezca un dragón o un pingüino. Una vez que el animal sale del cascarón, durante las siguientes semanas se convertirá, con ayuda del propietario del juguete, en un Hatchimal adulto.

De hecho, la estrella de la Navidad está agotada hasta en Estados Unidos. “El que lo tenga entre sus manos se tiene que sentir muy afortunado porque ha sido un auténtico bombazo”, confiesa Patxi González, responsable de la sección de juguetería de El Corte Inglés. De la misma manera, la Patrulla Canina, el regalo por excelencia de las pasadas navidades, también sigue estando presente. “Sigue siendo uno de los productos más demandados”, apunta González.

Lo tradicional es algo que “no cansa”, porque los puzzles, los juegos educativos, las Play Station o los coches “todavía se siguen vendiendo mucho”. De hecho, El Corte Inglés, entre otros establecimientos de la villa, siempre nota un aumento “considerable” en las ventas por estas fechas a pesar de que muchas familias “todavía compren con cautela”. “Es una estación de negocio animada porque la situación económica es más positiva y los clientes demandan más productos”, explica González.

Sin existencias Pilar paseaba inquieta por la cuarta planta de El Corte Inglés. “Todavía no he encontrado ningún juguete que hay en la lista, siempre me dicen lo siento, está agotado”, confiesa nerviosa. De hecho, daría lo que fuera para que Paola, su hija de 5 años, tuviese mañana algo de lo que desea debajo del árbol. “Son ellos los que nos alegran estas fechas viéndoles tan ilusionados como están cada vez que llega esta época tan señalada”, indica. A pesar de que para algunos adultos sean fechas “un poco melancólicas”, los más pequeños siempre consiguen que los problemas se esfumen “con su felicidad, entusiasmo e inocencia”.

Junto a ella estaba su hermana Susana, con una sonrisa radiante que representaba la buena suerte que había tenido. “Según sacaron el catálogo llamé para reservar algunos de los juguetes que había en la lista de Olentzero”, confiesa. Y es que, las pasadas navidades tuvo que improvisar porque las dos cosas que había pedido Iker, su hijo de 3 años, estaban agotadas. Precisamente, la estrategia que ha puesto en práctica ahora Susana le ha salido “muy bien” y ha decidido que, a partir de este año, siempre hará igual. “Así te aseguras de que tu hijo tenga los regalos debajo del árbol el día de Navidad”, expresa.

Aida, en cambio, no ha tenido tanta suerte. Hace “muchísimos días” que se recorre las calles de la villa con la lista de regalos en el móvil. Ha pasado a su plan B porque, según explica, es normal que para mediados de diciembre “estén la mayoría de juguetes agotados en los grandes establecimientos”. De hecho, ha optado por sumergirse en los pequeños comercios de Bilbao para intentar hacerse con “algo similar” a lo que sus dos hijos han pedido. Tras haberse pateado la villa, decide entrar en Juguettos. Y voilá, ahí está uno de los juguetes que su hijo Ander había pedido a Olentzero y Mari Domingi: “La sensación que siento ahora es indescriptible, mi hijo se va a poner como loco”, explicaba Aida mientras guardaba el regalo de su hijo a buen recaudo. En cambio, ya tiene los regalos de Oier, su otro hijo, “todos listos” porque se encargó de conseguirlos hace un par de semanas.