BILBAO - Vivir en una calle u otra de Bilbao tiene diferente categoría social y también consecuencias que se traducen en el mayor pago en algunos impuestos, una circunstancia que además no se ha actualizado desde hace años. De las casi mil calles y plazas que integran la villa las hay de primera, segunda, tercera y hasta séptima categoría. No llegan al 1% las arterias que encabezan las primeras categorías y son más de la mitad las que se encuentran a la cola. El Ayuntamiento ha aprobado recientemente renovar esta clasificación. Será en enero cuando se revisen las diferentes clasificaciones cuando se haya actualizado el valor catastral.

La transformación de la villa en los últimos tiempos hace necesaria una revisión de su callejero -sin que ello suponga una subida de impuestos- pero que sin embargo sirva para estructurar la ciudad y aclarar cómo está Bilbao. En las últimas décadas han surgido barrios nuevos, se han rehabilitado otros y hay zonas de oportunidad donde antes había industrias. Sin duda, este cambio repercute en la clasificación de las calles de la ciudad que, sin embargo, no ha sufrido modificación alguna desde 1987. Y el asunto no es baladí porque de la categorización de las calles dependen tributos como el IAE, Actividades y Apertura de locales, el recibo de la basura o las tasas por el aprovechamiento de espacio público entre algunos de los impuestos que cuelgan de las diferentes categorías aunque la ubicación de sus números sea totalmente diferente.

Parece que ahora ha llegado el momento, no solo porque después de 22 años ya era hora, sino que porque los ayuntamientos, y Bilbao entre ellos, se encuentran inmersos en un proceso de actualización de sus catastros, lo que está íntimamente ligado a este asunto. La propuesta partió del PP y fue secundada por el resto de los grupos. De hecho, no es la primera vez que este asunto llega al pleno de la mano de diferentes portavoces aunque hasta ahora no había prosperado por el momento reglamentario en el que se encontraba el valor del suelo.

Lo cierto es, tal y como dijo el portavoz del PP Luis Eguiluz, que “las calles de nuestra ciudad, que son parte del tejido vivo de la misma, han variado su situación. Hay zonas que eran comerciales y que ahora lo son menos. Dentro de una misma calle hay zonas más o menos comerciales, hay zonas de ocio que están de moda o que pasaron de moda e incluso hay zonas nuevas como puede ser el caso de Miribilla”.

Eguiluz resaltaba algunas situaciones anómalas que hacen necesaria esta revisión. Por ejemplo, “la calle María Díaz de Haro [que es de categoría 2] no es lo mismo en su inicio junto a la Gran Vía, que junto a Autonomía. La calle Iparraguirre [que es de la misma categoría] no tiene la misma situación y los comercios no tienen las mismas posibilidades cerca del Guggenheim que cerca de la calle Autonomía. Ni siquiera Rodríguez Arias, que mucha gente puede pensar que es una calle muy fashion, es igual al lado de Licenciado Poza junto a la plaza de Eguillor, que junto a Sabino Arana”.

Anomalías Lo cierto es que con el tiempo las calles han cambiado de fisonomía. En unos sitios se han ensanchado aceras y otras están recientemente urbanizadas. Además se dan otras circunstancias dignas de tener en cuenta incluso dentro de la misma calle. Así, por ejemplo, la calle San Francisco tiene dos calificaciones. Es categoría 3 en la zona más próxima a Cantalojas y categoría 4 frente a Huertas de la Villa.

O, por ejemplo, Felipe Serrate -que está al otro lado de Sabino Arana, junto a un campo de fútbol al lado de un equipamiento como La Misericordia- está catalogada dentro del inventario como zona 2.

La propuesta que planteó el Grupo Popular contó con el apoyo del resto de formaciones. En este sentido, la portavoz de Udalberri defendió “un modelo de fiscalidad progresivo, que principalmente se base en las rentas para la evaluación de los importes finales, por lo que consideramos que el peso de una variable como la de la categoría de calle, entendiendo el sentido que tiene dentro del cálculo de ciertas tasas, debe de ser modulado y reducido al mínimo, no presuponiendo así la renta de quien vive en una calle solo por el simple hecho de vivir en ella”. Para Carmen Muñoz “este cambio lo marcamos dentro de un avance hacia un modelo fiscal más progresivo”. También el portavoz de EH Bildu, Lander Etxebarria, recordó que se han mostrado en más de una ocasión favorables a que se actualice el callejero de la villa.

Según Marta Ajuria, concejala de Hacienda, “el equipo de gobierno siempre ha dicho que primero era necesaria una revisión de los valores catastrales y que después empezaría a trabajar en lo que era el análisis de las categorías de las calles de la villa”.

En este sentido aclaró que “la revisión catastral consta de una primera fase en la que se hará una elaboración y aprobación de las ponencias de valores de cada municipio y esta va a incorporar unos valores de suelo de cada zona, que va a ser la que servirá a futuro para esa actualización de las categorías de las calles”. Una segunda fase consta de la asignación y notificación individualizada de los valores a cada uno de los inmuebles, que está previsto que empiece a desarrollarse a partir del 1 de septiembre, recordó Ajuria.

“Teniendo en cuenta que hasta la otra fase de la revisión de valores catastrales nos resulta muy difícil anticipar su repercusión en las categorías o en los valores de las calles, será a partir del 1 de enero cuando comencemos a trabajar, a estudiar y a analizar las diferentes categorías de las calles de la villa”, zanjaba.